jueves, 31 de agosto de 2017

IMPLORACIÓN A CRISTO



María Francisca Ruvira de Ojeda
“Clemencia Isaura”

CRISTO, dame paciencia,
como ésa que tuviste
cuando en la Cruz moriste
en cruento padecer.

Dámela, noble mártir,
para mirar con calma
cómo se arranca mi alma
de mi agobiado ser.

Yo quisiera imitarte
en tus excelsitudes,
en tus grandes virtudes
y puro corazón.

Pero soy una mísera
criatura que padece
y que piedad merece
por su humana aflicción.

Padezco por esa hora
en que mis ojos fijos
ya no verán los hijos
que tanto amara yo.

Padezco porque entonces
no sentiré sus besos
por el temblor opresos
de su íntimo pesar. . .

Porque mis ojos tristes,
vidriosos y apagados
¡sus semblantes amados
a ver no volverán!

No puedo desprenderme
de las humanas cosas
son tan hondas y hermosas
¡se arraigan de mi ser!

Que por eso te pido
la entereza el consuelo
y aquel heroico anhelo
que supiste tener.

Si Tú quieres que muera
no me lleves al cielo:
Quiero ser el suelo
perfume. . . luz. . . calor

Quiero ser para ellos
esa aura de esperanza,
que a todo el orbe alcanza
y que se llama Amor.


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