jueves, 12 de mayo de 2016

Nuestra charla


Víctor Manuel Vásquez Gándara
Aurora
Hoy tengo la última charla frente a Ti, las diferencias: diversas, tema, el mismo: literatura. Hoy monólogo contrario a los diálogos entablados en mis visitas a tu casa, taller literario, biblioteca, aula de aprendizaje. Invariablemente charlábamos sobre autores leídos tú y yo, más tú. Llegaste a leer más de un libro semanal ofreciendo un testimonio de la posibilidad de incrementar índices de lectura en la población sólo con el propósito de hacerlo. Durante cinco años, mes a mes, abriste las puertas de tu hogar recibiéndome y entregar la edición Tlanestli en la que colaboraste asumiendo alto compromiso con tus lectores y cumpliéndoles: cuentos, reseñas de libros haycus… Así nació nuestra amistad sumándote al equipo de colaboradores. Apoyaste el proyecto, además de contribuir literariamente económicamente pagabas tu suscripción y obsequiabas alguna sólo por solidaridad. Mis visitas se hicieron más frecuentes, conociste a Irma, Víctor y Emmanuel, miembros de mi familia, acogiéndolos igual que a mí,  entablando amistad entre ustedes integrándonos a tu selecto grupo de amistades. Tu generosidad y sensibilidad propició convivir contigo con cualquier pretexto: tu cumpleaños, finalmente el semestre de tu aniversario; navidad, día de reyes, todosantos… inclinado a la creación literaria más de una ocasión realicé la reseña del convivio contagiado por tu alegría de mirar unido al grupo de amigas y gente cercana: el médico, director de Benemérita Escuela Normal Veracruzana y el profesor de literatura o computación.
En cada plática me reseñaste infinidad de ocasiones los contenidos de algún libro sugerido por Hyperion. Tu biblioteca aumentaba el volumen resguardada por ti muy celosamente.
El fin del año anterior fue estresante. Asumí parte de la responsabilidad para publicar Sólo recuerdos. Adán tu asesor de literatura y creación literaria, Martha, Blanca Isabel y Luisa unieron esfuerzos en diseño de portada e interiores, corrección de estilo e impresión y juntos compartieron el crédito que únicamente a ti correspondía como autora de la novela. Tu estado de salud preocupaba a todos creyendo no la verías publicada: por fortuna otro de tus sueños lo viste realizado y la novela se presentó exitosamente. Algo de lo compartido lo conservo en mis reseñas literarias, la mayoría forman parte de mis recuerdos que algún día también partirán acompañándome como ahora te acompañan los tuyos, tus memorias.
En este monólogo quiero decirte que las letras hoy con tu partida pierden por partida doble, como decimos los contadores: pierden una “lectora experimentada” como define a personas como tú el escritor Raúl Hernández Viveros, pero también pierde a una escritora, escritora de oficio. Leías día y noche; tus insomnios largos fueron sofocados por autores clásicos, premios nobel y otros desconocidos para las grandes mayorías no lectoras: Carlos Fuentes, Giovani Papini, Rosa Montero: ¿sí tu biblioteca hablara? Montones de libros sobre tu escritorio: pendientes de leer, pendientes de comprar; pendiente de clonar o conseguir en librerías de viejo: propios, prestados. Tu creación literaria obedecía al autocompromiso voluntario con Tlanestli y una revista editada en Veracruz. También a diferentes cursos vía electrónica a los que estabas inscrita.
Quizá si hubieses tenido la oportunidad de elegir fecha de partida habrías expresado “Nada más que pase la feria del libro por si hay algo que me interese”
Concluyo este monólogo contigo asegurando lo escuchas atenta como siempre expresando: Consciente de tu realidad, lúcida compartiste el aforismo que retrata parte de tu pensar:
“Cuando la muerte llega como final de la vejez,
se acepta, hay conformidad, es irremediable”.
Aurora Ruiz Vásquez.
Sólo recuerdos (2015)


Atenas veracruzana 25 de abril de 2016

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