miércoles, 3 de febrero de 2016

Editorial


Misericordia

Se exageraría al afirmar necesidad de fe y esperanza hoy más que nunca constatándose esta aseveración al releer el Eclesiastés Capítulo I: "Lo que fue, eso mismo será;  lo que se hizo, eso mismo se hará:  ¡no hay nada nuevo bajo el sol!" y ante acontecimientos de tiempos actuales, similar a otros también difíciles, la fortaleza se obtiene en esos valores teologales sin importar época ni qué religión se profese.
Contra toda opinión y con todas las controversias, debates, la fe católica forma parte de la cultura mexicana y la visita del Papa Francisco, Jorge Mario Bergoglio, originario de Buenos Aires Argentina, consagrado a la Compañía de Jesús, sucesor de Benedicto XVI y jefe del estado Vaticano, indudablemente fortalecerá la fe y esperanza de millones de compatriotas, y gente que se dará cita en la visita a nuestro país.

Entre sus diversas decisiones y acciones debe subrayarse la convocatoria a celebrar el año de la misericordia: El Pontífice de la iglesia católica, latinoamericano, anunció el Año Santo así: “queridos hermanos y hermanas, he pensado a menudo en cómo la Iglesia puede poner más en evidencia su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión espiritual. Por esto he decidido convocar un Jubileo extraordinario que coloque en el centro la misericordia de Dios. Será un Año Santo de la Misericordia, Lo queremos vivir a la luz de la palabra del Señor: 'Seamos misericordiosos como el Padre'”. Evidentemente la misericordia va más allá de lo teológico, es un reclamo social ante  la realidad. Deseable sea escuchada la propuesta en aras del bien común, y bienvenido el mensaje por venir.

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