lunes, 9 de febrero de 2015

La psicología del potencial humano


Gilberto Nieto Aguilar
 “Cuando no somos capaces ya de cambiar una situación, nos enfrentamos al reto de cambiar nosotros mismos”. Victor E. Frankl
El potencial humano es un campo emergente de la psicología, aun cuando pioneros como Wilhelm M. Wundt en Alemania o William James en Estados Unidos se interesaron por este aspecto relevante y su desarrollo. Durante muchas décadas quienes abordaron este tema fueron filósofos y personas interesadas en encontrar caminos para la superación personal que compartían una misma idea: que cada individuo tiene el poder de cambiarse a sí mismo.
Aunque la idea de autoayuda no es nueva, durante el siglo XX se convirtió en un fenómeno de masas. Cuando Dale Carnegie publicó en 1936 "Cómo ganar amigos e influir en las personas", pocos imaginaron que este libro sentaba las bases de un género literario que tendría mucha demanda durante el resto del siglo XX y hasta nuestros días. Este tipo de texto, llamado de crecimiento personal o autoayuda, tiene como principal objetivo exponer una serie de principios que pretenden mejorar la vida personal, familiar o laboral del lector. 
El amplio consumo de esta literatura sugiere que muchas personas la encuentran útil, tal vez como una reflexión, como un consejo práctico a su problema o como una identificación con el autor u otras personas que transitan por los mismos caminos de dudas. Actualmente es enorme la oferta de títulos y autores prestigiados que desde varios enfoques abordan estos temas. La lista puede ser enorme después de los clásicos como Dale Carnegie, Napoleón Hill, Norman Vincent Peale y Og Mandino.
En la actualidad destacan nombres como Louise L. Hay, Paulo Coehlo, Stephen R. Covey, Jorge Bucay, Deepak Chopra, Lou Marinoff, John Gray, Lair Ribeiro, Scott W. Ventrella, Anthony Robbins, Osho, Walter Riso, Miguel Ruiz, Enrique Rojas, Wayne W. Dyer, Víctor E. Frankl y Daniel Goleman, entre bastantes más que han cultivado un género que estimula el crecimiento personal desde varias profesiones como la filósofía, la medicina, la psicología, la psiquiatría, la comunicación y otras disciplinas humanistas.
Los autores que tienen una preparación académica sólida transmiten parte de ese saber; pero no podemos soslayar que algunos quizá juegan con las palabras, las ideas y las cargas emocionales de los lectores para ofrecerles soluciones casi mágicas. La sección de autoayuda está llena de títulos diversos y de autores distintos, de manera que si algún libro no les gusta  pueden buscar en otras obras del mismo tipo.
No podemos negar el valor de autores como Víctor E. Frankl y Daniel Goleman, cuyas experiencias y preparación son sólidas a toda prueba. Sin embargo, leer un texto y transferirlo a la vida personal es difícil para un gran número de lectores. Les agrada la lectura, pero sólo recogen fragmentos “bonitos” para comentar, en el mejor de los casos, sin operar en sus vidas las posibilidades de cambio que les ofrece el autor.
Hay lectores que gustan de las terapias alternativas, como el análisis transaccional, de moda en los años setenta y que Thomas A. Harris resumió en el libro “Yo estoy bien, tú estás bien”, proponiendo una serie de ejercicios sencillos que obligaban a la reflexión interior personal y en grupo.
Para aquellos cuyo “espíritu científico” les hace optar por la psicología tradicional, cada vez hay más estudiosos de la psicología que están interesados en investigar aspectos positivos del bienestar y la salud, para contrarrestar perturbaciones emocionales y comportamientos nocivos que impiden la realización plena del individuo. Ejemplo de ello son los análisis que presentan Ickovics y Park en 1998, Ryff y Singer en 1998, Seligman y Csikszentmihalyi en 2000.
En una recopilación de este tipo de enfoques, las editoras Lisa G. Aspinwal y Úrsula M. Ataudinger reúnen varios ensayos en el libro “Psicología del potencial humano” que presenta la editorial Gedisa, Barcelona, 2007, donde el lector podrá encontrar referencias y lecturas de cuestiones fundamentales sobre este tema y de normas para un psicología positiva hacia la vida y el comportamiento. Más allá de si son útiles o no, todos los autores mencionados y muchos más están al alcance de quien quiera.
En el citado libro se mencionan autores de primera línea que han aportado importantes contribuciones al área en comento. La literatura que presentan tal vez no resulte tan amena, no vaya directo al problema que nos aqueja, no ponga ejemplos tan ilustrativos, ni empleen metáforas elegantes que prometan maravillas, pero es sin duda la opinión sobre el tema desde especialistas de alto nivel.
La psicología ha estado orientada a la reparación, lo que ha limitado la visión de la naturaleza y las capacidades humanas. Un enfoque positivo, admiten las editoras, podría iluminar importantes hallazgos o brechas en el campo de trabajo de la psicología. Cuestionan qué es lo que habría de considerar la psicología positiva para promocionar el estudio científico del potencial humano en términos de desarrollo teórico, investigación, estrategias de medición o fuerzas concretas que cabría conocer.
Tales estudios y hallazgos han cambiado conceptos preestablecidos y conducen a nuevas maneras de pensar sobre la inteligencia, la creatividad, la emoción, el juicio, la autorregulación, la personalidad, el comportamiento social, las relaciones íntimas, el aumento de las expectativas de vida, la salud y otras áreas vitales. Este libro contribuye a la acumulación e integración de evidencias psicológicas disponibles, en el paso hacia nuevas investigaciones y debates sobre el tema. 
Especificar quién o qué define lo que es positivo, abordar el potencial humano como una característica o como un proceso, y relacionar los fenómenos positivos y negativos, son parte de los múltiples cuestionamientos que se deben enfrentar en el camino para aclarar los principales hilos del potencial humano. El libro reúne voces de apoyo y opiniones desafiantes, con la finalidad de estimular el debate y complementar el discurso. 
No es fácil comprender cómo se “incrusta” este potencial en el medio ambiente social; cómo los contextos del desarrollo nos ofrecen una ventana para encontrar nuevas maneras de estudiar y aplicar lo que aprendemos y lo que ya conocemos. Así que analizan qué tanto influyen en los psicólogos los factores macro como los cambios demográficos, el medio ambiente físico y social, la globalización, la vida cultural y política, la inestabilidad laboral, la inseguridad, la religión, para pensar el potencial humano en varios dominios y clases de fuerza para ayudar a la gente a adaptarse a condiciones cambiantes.
Reconocen las compiladoras que los temas tratados en el libro “Psicología del potencial humano” no son más que la punta de un iceberg. Seguramente no se lograron cubrir áreas importantes con la profundidad deseada, como por ejemplo, el nivel microanalítico de la investigación psicológica, representado por los campos emergentes de la neurociencia y la biopsicología, o los enfoques evolucionistas sobre el tema mencionado.  
Aunque los distintos autores no siempre coinciden acerca de cuál es la principal manera de proceder para desarrollar la psicología del potencial humano, dejan en claro que existe una misma promesa colectiva para un enfoque cuyo objeto sea completar la visión tradicional que se tiene de la comprensión, prevención y curación de estados psicológicos negativos para apoyar el desarrollo y el crecimiento personal.
Tras sostener que la psicología científica se ha enfocado sobre la patología y la reparación, los estudios recientes de Seligman y Csikszentmihalyi en 2000, hicieron una llamada más amplia para activar el estudio del potencial humano y su protección, y también del individuo, la comunidad y los actores sociales que hacen que la vida “sea algo digno de ser vivido”. Así como ellos, otros más están sobre esta búsqueda y nos ofrecen el producto de sus investigaciones.  

gilnieto2012@gmail.com

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