lunes, 15 de diciembre de 2014

El futuro y el cambio


Gilberto Nieto Aguilar

Sin cambios no hay progreso en el futuro del mundo, sobre todo para los países de economía pobre, organización social y política deficiente o decadente y sin un avance significativo en la cultura general de la sociedad. Cuando menos en las dos últimas décadas, el tema del cambio ha sido recurrente en el mundo y, en especial, en las naciones de América Latina y, por supuesto, en México.

Ahora mismo somos testigos de las múltiples revueltas, convulsiones y movimientos sociales, algunos de ellos sangrientos, en varios países que, sin distinciones de pensamiento religioso o político -como el pueblo musulmán o las economías emergentes del lejano Oriente- han logrado cambios gracias a la inteligencia de sus dirigentes o sus gobiernos, o bien ante la exigencia de un pueblo que detona el hastío ante el yerro y el abuso.

Las dimensiones del desafío son enormes frente el descontento popular. Estamos en un proceso de distensión donde antes había orden, respeto y acatamiento al mandato, entreviendo para un futuro mediato la modificación profunda de los equilibrios políticos de las formas tradicionales mexicanas, de no mediar beneficios tangibles en las políticas gubernamentales y en los hogares de las mayorías de las familias.

Surge, a razón de lo expuesto, la esperanza de alcanzar una etapa dedicada a los ingentes problemas del desarrollo económico, la justicia, la democracia, la certeza jurídica y la seguridad nacional. Es el cambio o la confrontación, la atención a los problemas o el desorden social y, con ello, la pérdida de la gobernabilidad como una disyuntiva que no es exclusiva de México. Varios países sufren por lo mismo.

Eso no significa caer en la anarquía y la agresión como desahogo, pero el gobierno debe reconocer que los tiempos de indiferencia ciudadana han quedado atrás. La historia del mundo nos pone varios ejemplos: el desmembramiento de la Unión Soviética se llevó la antítesis formal del capitalismo; la Unión Europea, en poco más de una década, reveló desacuerdos e inconsistencias; Estados Unidos pierde el liderato de las superpotencias; emergen nuevos líderes; y el mundo se acelera como nunca en la historia, con la ayuda de las ciencias y las tecnologías de las telecomunicaciones y las redes sociales.

La globalización de los mercados y la interrelación de las economías han intensificado las competencias entre naciones y entre bloques de naciones formados por los tratados multilaterales, que buscan formas de integración que les permita sacar algunas ventajas para su país o proteger y asegurar el suministro de algunos insumos. Los avances de la ciencia y la tecnología han cambiado las formas de producción y consumo, han introducido el mercado de servicios y afectado la vida cotidiana de la aldea mundial.

Hoy no hay futuro más que participando en las corrientes del cambio, en el concierto nacional e internacional, que debe preservar lo que es propio e insustituible en cada sociedad e incorporar los nuevos elementos que se requieren para lograr un desarrollo que nos acerque a las naciones más avanzadas. Las formas nacionales e internacionales de marginación se diversifican e intensifican.

Las brechas se abren, se agrandan, sin que puedan cerrarse o "puentearse" conciliando los efectos de la globalización con las formas tradicionales de convivencia y desarrollo social. Lo mismo está ocurriendo con gobierno y gobernados. Las formas culturales se desgastan, las costumbres ancestrales se pierden, lo ecléctico invade la vida social y política, los valores se mezclan sin el contenido social del contexto y los ciudadanos pierden identidades y concepciones de vida familiar y tradicional.

Los sistemas educativos de cada país cobran más vigencia que nunca. Son objetivos e instrumentos del cambio para proteger lo esencial de la sociedad y del individuo, lo personal y lo colectivo, e introducir la capacidad de abrir las ventanas al mundo, para responder a la búsqueda milenaria del bienestar humano. Sustentan la esperanza de las generaciones para encontrar las herramientas modernas que traduzcan las aspiraciones en oportunidades y el esfuerzo en bienestar.

gilnieto2012@gmail.com


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