miércoles, 11 de junio de 2014

Ética y Praxis Política, textos con suficiente fuerza para plasmarlos con una sola finalidad, ser fiel así mismos al escribir


Olga Fernandez Alejandre


Alguna vez aseveró Kingsley:
Con excepción de las criaturas, no hay otra cosa más maravillosa que un libro. Es un mensaje para nosotros de personas que nunca antes habíamos visto, pero a pesar de todo nos levantan, nos asustan, nos enseñan, nos confortan, y abren sus corazones como si fuéramos hermanos.
            Tenía mucha razón ya que eso es lo que nos provoca un texto.
La lectura de este libro, “Ética y Praxis Política” causa grata impresión por la forma de presentar sus escritos, y lo atinado de sus argumentos. Está compuesto por ensayos y relatos de una serie de personajes que han influido en el devenir de la historia. Por supuesto no podemos dejar de referirnos al ensayo ya que consiste en la descripción de una propuesta que puede ser: humanista, social, cultural, política, y hasta deportiva. Su origen lo encontramos en la oratoria Grecoromana.
Y es que el ensayo está en la frontera entre dos reinos: el de la dialéctica y el de la poesía, y va de uno a otro.
En el Maestro Marcelo Ramírez, su obra implica un conocimiento superior, por lo que sus escritos han llegado más allá de la madurez, pues ha conseguido hacer un planteamiento de sus puntos de vista, expresiones y valores; exponiendo una realidad dentro de esa misma realidad. Ya que su sensibilidad nos conduce al encuentro con la palabra. En esta obra se aprecia, una firmeza de estilo, ya que nos enlaza a diferentes tiempos y entusiasmos, porque nos va descubriendo, esa conformación plena de escribir sin perder profundidad.
Ya lo decía Séneca, el suelo por más rico que sea, no puede dar fruto si no se cultiva. La mente sin cultivo tampoco puede producir.
Del mismo modo estas palabras nos remiten a lo que podemos esperar de la Reforma Educativa. Tiene como finalidad fundamental, igualar los estándares internacionales, o por lo menos elevar la calidad de la educación en general. El maestro Ramírez nos da una buena propuesta del tema. Entre 1833 y 1834, alternando con el general Santa Anna la presidencia de la República, porque el general salía a guerrear; don Valentín Gómez Farías en su carácter de Vice-presidente llevó acabo una serie de reformas entre ellas la educativa. Y una serie de leyes llamada la Primera Reforma. Trató de impulsar el sistema Lancasteriano de enseñanza, vigiló el buen funcionamiento de los colegios particulares. Entre otros, fueron cerrados: El Colegio de Santa María de todos los Santos y la Real y Pontificia Universidad de México. Se abrió una biblioteca Nacional y seis centros de Estudios de Educación Superior. Fue esta la primera reforma. Que junto con administrativas y religiosas le valió el exilio.
Otra reforma importante la llevó acabo José Vasconcelos. Durante la presidencia de Álvaro Obregón, fue nombrado secretario de Educación, e invitó a la maestra Gabriela Mistral premio nobel de Literatura, con una amplia experiencia en la educación rural, y al maestro Enrique Ureña, para aplicar sus conocimientos. Uno de los grandes éxitos, fue la Educación llevada al campo. En cambio en esta nueva reforma, se necesita de los maestros, su profesionalismo y la condición  de su ministerio, unido a la voluntad y apoyo de los padres de familia.
El maestro al exponer en su libro lo referente a la democracia, no podemos pasar por alto lo que un día dijo Abraham Lincon: “La democracia es el gobierno de la gente, por la gente, para la gente”. Tiene sus antecedentes en la antigua Grecia específicamente en Atenas. El autor, nos da un amplio panorama de como la democracia se convierte en una plutocracia, y por ende se llega a una dependencia de Estado. Aunque se supone que se rige por las decisiones mayoritarias, también, es de suponer que no se lesionarán los derechos de las minorías.
En cuanto a la cultura ciudadana amplía su explicación y nos hace una referencia de Rousseau, y como no, sí para los estudiosos, es el pensador auténticamente democrático de la historia de Europa.
Él, rechazaba una de las teorías fundamentales que sostenían los Ilustrados: “los adelantos científicos y técnicos, no solo mejoraban al sostenimiento del hombre materialmente, sino moralmente”. En oposición, Rousseau especificaba, “la civilización en lugar de mejorar al hombre lo corrompe, porque la sociedad está estructurada de forma injusta; por tanto, si se quería mejorar al hombre, antes había que mejorar a la sociedad”.
Además, nos da una excelente definición, del Derecho Ciudadano. En las culturas antiguas eran únicamente los privilegiados los que ostentaban este título. Fue el Imperio Romano, el que dio la ciudadanía a todos los habitantes de sus dominios, aunque con sus debidas restricciones. En la actualidad es una situación de la que goza una persona. Desde el punto de vista jurídico; es miembro de pleno derecho de una comunidad nacional. Se adquiere por haber nacido en dicha comunidad (Ius Solis), por ser hijo de naturales de dicho país (Ius Sanguini), por matrimonio, o por naturalización.
            Es tan satisfactorio seguir adentrándonos en su lectura, donde manifiesta la postura de dos pensadores; al referirse sobre el “diálogo”, se puede decir: es una plática entre dos o más personas, alternando sus ideas. Por lo tanto, es una obra literaria fingiendo un trato o discusión entre uno o más interlocutores. En el coloquio entre Maurizio Viroli y Norberto Bobbio sobre la república, aunque tienen el mismo modo de verla, difieren un poco. Ambos, son sucesores del pensamiento ilustrado. El autor, nos da un profundo comentario y nos asegura que este diálogo encierra una lección ejemplar.
Mientras el primero comparte la creencia de que “la teoría política republicana se distingue como el principio de libertad política”, conjuntamente, se puede hablar de una teoría y una tradición política republicana. El maestro asegura: “es más vital la confianza en la razón”.
Para el segundo: “la república es un estado ideal que no existe en ninguna parte”. Estas reflexiones nos dejan una enseñanza valiosa. En el acertado criterio del autor.
Siguiendo la tónica de estos pensadores, no da una vasta acotación de otro filósofo, el ruso Nicolás Berdiaeff, defendiendo su rechazo al marxismo y leninismo al afirmar: “No existe ninguna ley que rija un proceso histórico necesario, lo cual es contrario a la libertad del hombre, y presupone una engañosa objetivación de la teología”.
Por consiguiente, nos asegura el maestro Ramírez “la única aportación positiva del marxismo fue el señalamiento enérgico de la injusticia y la opresión”.
Efectivamente, este sistema, transforma la realidad social plagada de contradicciones para hacer posible un orden de armonía de las clases sociales. Desafortunadamente esto es una utopía, pues es un sistema halagüeño, pero irrealizable.
De la misma manera, nos traslada al amor, el efecto por el cual un bien verdadero busca el ánimo para gozarlo. En la filosofía, sobresalen las teorías de Platón y la influencia que tuvo a través de los siglos, especialmente en la edad Media. El amor crea una aspiración del alma al bien supremo, y posibilita la ascensión al conocimiento filosófico. Desde el punto de vista axiológico, es una manifestación espontánea de los valores objetivos existentes en el medio sociológico. Se han expuesto multitud de teorías filosóficas sin que haya sobre este tema acuerdo posible.
Se llenarían muchas cuartillas de tinta y no acabaríamos al hablar de este sentimiento. Ya que tenemos una infinidad de sifnificados. Sobre todo, el amor presenta una vertiente social puesto que forma “un nosotros personal” que actúa de modo único dentro del grupo humano.
Y si del amor se trata, el maestro Ramírez nos expone de una forma magistral y sugestiva el amor infeliz de Abelardo y Eloísa. La figura del filósofo Abelardo de pensamiento ortodoxo pero con frecuencia innovador, y su dramático amor por la bella y culta Eloísa, es un texto de valor literario sin igual. Ya desde el siglo XII era de vivo interés.
Describe con destellos psicológicos el amor frustrado de dos seres, presentándolo como una defensa al concepto de la libertad del amor. Fijando el perfil de Eloísa; una criatura de especial temperamento, y el sentimiento amoroso como compromiso moral, contra el frío, lógico, y esencialmente egoísta: de Abelardo y su mezquindad.
Por otra parte, Skakespeare algún día afirmó: “No le tengáis miedo a las grandeza; algunos nacen grandes, otros adquieren la grandeza y algunos se les confía esta virtud”.
Uno de ellos fue fray Bartolomé de las Casas. La mención que hace el autor de este luchador incansable, entusiasma al hacer una ponderación en torno a la figura del fraile. Todo el móvil de sus acciones, se encuentra condensada en sus escritos. Él, desarrolló el pensamiento que lo dominó toda su vida, la lucha constante de los Derechos de los indígenas. Ese compendio valga la expresión, era como el código de las doctrinas de un partido, a cuya cabeza él se había colocado.
Nunca como ahora la imagen señera del fraile se agiganta, puesto que sus doctrinas han venido a ser principios incontrovertibles del Derecho de las Naciones, y se destacan con mayor majestad en la historia al pasar el tiempo y sostener: “Ni las creencias religiosas se imponen a la fuerza, ni hay derecho en el mundo para esclavizar a las personas”. Junto con Francisco de Vitoria es considerado uno de los precursores del Derecho Internacional Moderno y uno de los iniciadores de los derechos humanos. Las Casas, luchó por que se aceptara que los indígenas eran seres humanos y tenían razonamiento y alma. Su contribución a la teoría y práctica de los derechos humanos puede apreciarse en su obra “Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias”. De ahí, que en la octava razón, proclamara su descontento; pues todos los indígenas debían obediencia al rey y tributos a sus señores naturales. Una forma de derecho que se tomaron los conquistadores: esclavizando, violando a las mujeres y abusando  de toda clase de bajezas. Pocas personas tuvieron la osadía de fray Bartolomé incluso, de enfrentar al rey.
Hay otra personalidad de mucha valía que atrae de manera casi mística en este libro, es la del poeta y novelista Juan Díaz Covarrubias originario de Xalapa. Nos llama la atención por ser un hombre muy joven que siempre defendió sus ideales. Liberal de corazón se unió con otros para prestar sus servicios médicos en el campamento de Tacubaya, comandado por Santos Degollado. Se preparó una ofensiva en contra del general Leonardo Márquez. Desafortunadamente, las fuerzas de Santos Degollado perdieron y los sobrevivientes fueron hechos prisioneros. El general Márquez mandó fusilar a todos los cautivos, entre ellos a Juan Díaz Covarrubias; en medio de la indignación popular. Por las características de su vida, su muerte y su obra, a pesar de sus escasos años, fue uno de los representantes más genuinos del romanticismo. Fue precursor de la novela histórica. En su novela “La Casa Media”, es un alegato a las ideas de igualdad y justicia social. En “El Diablo en México” se burla de las exageraciones de la escuela romántica y protesta contra los abusos de la aristocracia.
Al seguir recreándonos en la lectura del libro, causa admiración y respeto el maestro Ramírez. Que a pesar de sus logros y valía, reconozca con humildad, el mérito de otra persona. En este caso del doctor y antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán. Quien fuera un hombre de bien al lograr con su aliento moral, influir en muchos jóvenes de su tiempo. Asimismo, sabía impulsar su vocación, y dar un consejo a cualquiera que se acercara pidiendo ayuda o aprobación. Es gratificante encontrar personas de la talla del maestro Don Marcelo Ramírez que exalten los atributos y virtudes de otros con sencillez y vehemencia, dejando constancia de su reconocimiento y deferencia.
En lo referente a otras personalidades, provoca interés la manera de verlos. Al exponer su crítica, del dictador chileno Augusto Pinochet, por la forma tan ominosa como se hizo del gobierno; tras derrocar de manera indigna con un golpe de Estado, al presidente Salvador Allende y su asesinato; ayudado por los Estados Unidos. Durante su mandato desencadenó una dura represión, con el exclusivo objeto de detener a la oposición.
Para sus seguidores fue el máximo líder, desde 1983 tuvo una gran expansión económica, incluso, fue tenido como el milagro latinoamericano. Para los que no estaban de acuerdo con su régimen, fue la tortura, la violación de los derechos humanos, detenciones ilícitas, asesinatos y terrorismo.
Por lo cual el maestro hace una increíble disertación y una interrogante al afirmar: si el autoritarismo, ¿será la única solución para establecer el orden y la paz?
Conjuntamente, el autor; nos trae a colación otro gran dictador Saddam Hussein, al mismo tiempo se hace la pregunta, ¿quién defiende los derechos de la víctima? Porque el victimario al amparo de la justicia, evade de una forma cínica su castigo.
Hace muchos siglos Hamurabi uno de los legendarios reyes babilonios; expidió leyes y decretos, entre ellas la ley del Talión “Ojo por ojo y diente por diente”, ya que se hacía lo mismo al acusado. Con el transcurso del tiempo este tipo de castigo fue quedando en el olvido, hasta llegar actualmente a los Derechos Humanos. Al mismo tiempo, el proceso que se le siguió al dictador iraquí, a nadie sorprendió, porque fue una bien planeada campaña de Estados Unidos contra Saddam, ante un tribunal Internacional; por los cargos de: crímenes de guerra, tortura, crímenes de lesa humanidad y genocidio.
Quizá para sus victimas, tuvo un valor enorme, desgraciadamente este proceso no dejó ninguna carga de aprendizaje. Otra hubiera sido tener un juicio iraquí con jueces y bajo las leyes iraquíes. O nos hacemos la pregunta, ¿tal vez fue tan culpable que no se le dio la menor oportunidad?
Y en esta exposición de opiniones certeras no podían faltar dos mujeres emblemáticas y prototipo de lo que las mujeres pueden lograr y los avances que han tenido cada una en su ámbito.
La determinación y talento de una mujer como la doctora Verónica Michelle Bachelet Jeria presidenta de Chile, pone de manifiesto su trayectoria e inteligencia, al ocupar  varios cargos dentro y fuera de su país. Al alcanzar el cargo de Ministra de Defensa de la Nación Chilena, de raigambre netamente masculina; nos dio la pauta a seguir a las mujeres latinoamericanas como una fuerza inspiradora, en su lucha por la igualdad de géneros. Una mujer de opiniones razonables, dueña de mucha entereza, y aplomo ante los avatares de su gobierno.
Otra mujer de fuerte personalidad fue la escritora norteamericana Pearl S. Buck, premio Nobel de Literatura en 1938. Pasó gran parte de su vida en China, donde fue llevada por sus padres que eran misioneros. Al escribir varias novelas, nos relata con una fuerza pujante la vida, costumbre y tradiciones de China. Nos acerca a esa nación con una narración conmovedora y una gran riqueza en la forma y la composición; destaca de una manera precisa la estructura social de ese pueblo; encarando las manifestaciones del choque de dos mundos, dos culturas.
A manera de corolario el maestro Marcelo Ramírez, en la propuesta de su libro “Ética y Praxis Política”, afirma el proceso de cambio y trasformación, con un talento propositivo. El dinamismo que lo caracteriza es la facultad que lo define como escritor, tiene el poder de crear y lo hace, al extraer de sus dotes de observación toda una serie de textos, con suficiente fuerza para plasmarlos con una sola finalidad; ser fiel así mismo al escribir, tendiendo puentes entre él, y el lector; articulando sus experiencias en una prueba de autenticidad, haciendo renovadora su narrativa; ya que para escribir se necesitan todos los sentidos puestos en el quehacer literario, el arte de la memoria y del conocimiento. Se recorre hoja tras hoja con singular complacencia al descubrir un caudal de conocimientos. Al mismo tiempo, va tejiendo con admirable destreza el poder acercarnos a su prosa. Y nos permite transitar por sus escritos con naturalidad. Por consiguiente, al quedar inmersos en el espíritu de este volumen, en cada párrafo y en cada frase nos proyecta su sorprendente erudición.
Termino con una frase de José Martí: El único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito en sus obras.
            Muchas felicidades maestro, pues es un libro que se lee con sumo interés, y nos despierta la curiosidad por seguir abriendo sus páginas y aprendiendo de usted.


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