lunes, 12 de mayo de 2014

¿Es posible la Filosofía y filosofar en la era digital?


 

Alberto Rafael León Ramos

leon.ramos.rafael@gmail.com

Introducción

En la vida hay muchos oficios. Algunos son mecánicos, otros panaderos, algunos son boleros, aquellas pocas costureras,  entre otros tantos. A todos estos parece dársele poca importancia  en la realidad en que vivimos, pero cuando  por azares de la vida necesitamos de  los servicios proporcionados por aquellas  sustantividades humanas  es cuando  se valora   la labor  que desempeñan.

Algo similar pasa en la sociedad que habitamos.  Para que una casa sea bien construida se puede acudir a un ingeniero o a un arquitecto.  Para decorar el interior de aquella vivienda nos dirigimos a un diseñador de interiores.  Cuando se pretende tener en orden legal todos los papeles del hogar nos dirigimos a un licenciado en derecho. Y cuando al final del año se tiene la necesidad de pagar impuestos se  contrata los servicios de un contador público.  Para casi todas las  necesidades que nos va generando vivir en sociedad hay un profesionista al cual acudir. Pero, ¿qué pasa cuando aquella sustantividad humana decidió inmiscuirse por el área de humanidades?, ¿quién lo va consultar  cuando tenga un problema?, ¿quién va solicitar sus servicios?, ¿de qué va a trabajar?; porque es bien claro que aquella persona también tiene necesidades  básicas que solventarse. Es la pregunta que muchas veces nos han hecho a los que decidimos estudiar una de “esas carreras que  no ayudan a vivir decentemente”, como bien decía mi abuela.

El asunto no es para tomarse a broma, sino al contrario es para analizar del por qué de esas estimaciones en contra de las carreras humanísticas.  Con la división de los saberes en la conocida dualidad, las ciencias del espíritu y las ciencias de la naturaleza, se da un primer  paso para que la visión en torno a  ellas diera un corte radical.   En las primeras se encajan aquellas que nada tiene que ver con  el método, reglas, cuantificación, verificación, instrumentación y lo más importante de todo, ¡resultados reales! 

Mientras que en la segundas se enfoca al “saber duro”, especifico, práctico, con resultados concretos que se pueden traducir en aplicaciones tecnológicas. A las cuales se les imputa una importancia mayor, por ese simple hecho. ¿Por qué esa fascinación por estas?, ¿acaso las disciplinas humanísticas no tiene ese rigor?, ¿es que en las humanidades no aportamos nada a la sociedad?

Pienso que la aportación de las disciplinas humanísticas, así como de quienes decidieron enrolares en ellas es de igual importancia pero de otra índole. Es claro que en el periódico no se encuentra muy a menudo un anuncio que diga: “empresa internacional y de prestigio busca filósofo; excelente sueldo y todas las prestaciones”, con esta ironía no quiero decir que los estudiantes de filosofía[1] no sirvan para nada, o tacharlos de hablar de sutilezas conceptuales como se podría pensar, ¡eso jamás!  Aquellos tienen una importancia tanto en la vida intelectual de nuestra sociedad como  en el desenvolvimiento de muchos campos de ella, por mencionar algunos como: política, educación, cultura,  etc.

Y aquí empieza el trabajo filosófico, porque la cuita que encabeza el texto no se puede responder simplemente con un sí o un no. Se necesita reflexionar en torno a ella viendo las posibles aristas que se tienen. Es menester primero dirimir sobre qué es la filosofía y después cuál es  la actividad del filósofo. Siguiendo estos pasos se puede contestar la pregunta de una forma más acertada.

Dirimir el  significado de Φιλοςοφία, primer paso

 La Φιλοςοφία  nace en Grecia como reflexión sobre la φύσις, sobre las cosas que nos acompañan en el universo. Las primeras reflexiones apuntaban a dar una explicación sobre el arje de las cosas. Aquellos primigenios interrogadores del mundo se denominaron filósofos de la naturaleza: Tales de Mileto, Anaximandro, Anaxímenes.  Es con Platón y Aristóteles que la filosofía se lleva a un plano mucho más riguroso, el sistema. Con ellos se establece la estructura  en que la filosofía se desenvolvería por miles de años. Empezando con el diálogo platónico hasta llegar al sistema  filosófico del absoluto hegeliano.

Tanto en el Liceo como La Academia se trataba de enseñar a pensar, a reflexionar, a hacer filosofía. Se podría decir que era una παιδεια, paideia, incipiente. La filosofía se estaba desarrollando como  formación y educación. En el Protréptico Aristóteles se preguntaba sobre si era necesario una orientación filosófica o no para la vida, demostrando que sí era necesario  y aunque aquel que estuviera en desacuerdo al tratar de demostrar lo contrario ya estaba filosofando.

 

Ahora bien, al escuchar la palabra filosofía muchas sustantividades humanas piensan en una materia tanto abstrusa como aburrida, que estudiaron en la preparatoria o en la universidad. A otros se les viene a la mente una persona alejada de la realidad ¡y en el peor de los casos a un ser que está abandonado a sus pensamientos! Tanto la palabra filosofía como su función llevan en sí un desconocimiento de ella misma, aunque muchas veces se use para referirse cuando alguien tiene una idea interesante o habla de manera que deja, como se dice coloquialmente, con “la boca abierta y pensando”. O se hable en las empresas, clubes u organizaciones de “filosofía” por los valores que los guían. Cosa más errada.  Entonces la pregunta obligada es ¡¿qué es filosofía?!

La clásica definición es: “amor por la sabiduría”. Ésta se aprende en las escuelas casi de manera autómata. Pero, deteniéndose  un poco a pensar en ello: ¿qué tipo de amor es ese? ¿el que tienen los amorosos? ¿será del tipo de una madre a un hijo? ¿ tal vez sea al que se le tiene a la mascota? No es para reírse puesto que se habla de amor, algo importantísimo en la mayoría de las vidas humanas, ¿pero de qué tipo de amor?

Y ahora bien,  se dice: “a la sabiduría”, entonces ¿qué es saber? ¿Es el saber que transmitieron los abuelos por vía oral? ¿O es el saber escrito en los libros? ¿O quizás el saber hacer algo manualmente o intelectualmente?  Estimado lector, ¡mira cuantas preguntas han salido de una afirmación que se toma por cierta e incuestionable!  Espero no hayas dejado de leer hasta aquí por pensar que sólo quiero hacer un juego de palabras para confundir. La paciencia es un fruto dulce pero de raíces amargas.

Platón afirma, que filosofía es un tipo de amor, es echar de menos lo que no se tiene es un buscar lo que se desconoce, es un Eros (ερως). Por lo cual el que va buscar lo que no tiene  no va ser ni el sabio,  ni el ignorante, el buscador va ser el que esta intermedio metaxy (μέταξι) de aquellos dos. El filósofo.  Por tanto, buscará la  sabiduría puesto que no la tiene en demasía ni tampoco carece totalmente de ella, por eso su búsqueda va ser constante.

Aristóteles va decir que la filosofía es también un tipo de amor,  es una φιλία (filia o amistad)  por eso afirma en su libro denominado Metafísica <<Todos los hombres desean por naturaleza  saber>>[2]. Con esto apunta a un tipo especial de saber, el cual se va a referir al intelectual que él va denominar έπίϛτήμη (Episteme).  Para llegar a ese último grado de saber se tiene que pasar por varios momentos, el primero se llama εμπείρία (experiencia), después vendrá  la τέκνη (técnica) que es un saber hacer, pero sin saber su causa, por lo que se necesita el νούς (nous -  inteligencia) con ello se puede acceder a la ςοφια (sabiduría) y la ciencia suprema va ser la filosofía en forma de episteme. Pero el verdadero saber total es del θεός (theos) ya que el filósofo sólo va poder tener una amistad con ella en forma de filosofía  y para hacerla hay que tener un hábito έξις (exis). Y esto es lo que es un verdadero problema. Así es como entiende el estagirita lo que sea amor a la sabiduría.

Un filósofo  más cercano a nuestro tiempo llamado Xavier Zubiri, nos dice que la filosofía más que amor a la sabiduría es un estar en ella como forma de vida, como un βίος θεωρητίκος (bios teoretikós) o lo que se puede traducir como existencia teorética.

Por esto, la teoría, θεωϱία,  es una  práctica, ϱπαξις, esto es, una acción que no busca nada sino la acción misma. El filósofo ve θεωϱίας έυεχα, por ver. El filósofo existe en esta actitud: no se limita a alumbrarla. Por eso, su teoría es un βίος θεωρητίκος, una existencia teorética. El filósofo, decía, tiene la familiaridad de la extrañeza; por ella vive extrañado ante todo y es habitante del Cosmos.[3]

Esto quiere decir que no es pura erudición en libros, autores, teorías, corrientes filosóficas, ni saber enciclopédico, sino que es una forma de vida que ayuda a orientarse en el mundo, en la realidad.  Aunando a eso la sustantividad humana vive en una realidad que lo impele a actuar en determinadas formas. “Vivir es poseerse… la vida no es aquello  por lo que estamos en realidad, sino que justamente al revés: es el estar en realidad lo que, primero nos fuerza a vivir, y segundo, nos fuerza a vivir como vivimos[4]

El que vive en la realidad forzándose a vivir filosóficamente es una sustantividad que habita su mundo de manera disímil, eso es indudable. Ya que el que hace filosofía habita ya en ella misma, puesto que el filósofo no hace a la filosofía sino la filosofía lo hace a él, puesto que lo habita. 

La filosofía como amor a la sabiduría en forma de eros, filia o bios teoretikós es muy idealista si solamente se lee y nos deja que pensar por unos pocos minutos. Yo pienso que entender Φιλοςοφία como βίος θεωρητίκος deja un buen asidero tanto intelectual como actitudinal para enfrentarnos a esta realidad de la era digital. Pero al cabo como se preguntan muchos ¿para qué sirve?  Es momento de continuar.

 

 

 

La incomprensión de la actividad del filósofo en la actualidad, segundo paso

La filosofía para los que estamos inmersos en ella es una actividad importante. Aunque  se puede perder en un  amor a la erudición lo cual podría llevar a caer en un saber de archivo solamente. Tener cuidado con estas actitudes es uno de los muchos problemas con que se debe de enfrentar el que estudia filosofía. No es que se piense sea malo el saberse todo el libro de Historia de la Filosofía con toda y referencias a pie de página. Sino que no es eso la esencia de la praxis filosófica.

Como también no hay que perderse en apuntar que filosofía y filosofar solamente son problemas o pseudo-problemas que no llevan a ningún lado, esto lo apuntó B. Russell al decir que la metafísica solo trataba pseudo-problemas y que por tanto no se  le debía prestar atención a ese “juego de niños”.

Para los  que estudiamos filosofía desde el ámbito formal, es decir la escuela, sea desde la enseñanza-aprendizaje se tiene que cuidar de tropezar con estos óbices. Célida Godina nos expone su forma de ver la filosofía desde la enseñanza. Comenta que no es solamente repetición de ideas, autores, teorías, sino va más allá. Es un enseñar a pensar, reflexionar y adquirir las capacidades críticas.

La formación debe enseñarnos a reflexionar y comprender, no a repetir. Podemos proponer, por ejemplo, que la enseñanza de la filosofía se plantee como disciplina ligada a nuestra vida, que ésta nos apoye en la formación de una concepción del mundo”[5]

Porque la educación en México se ha enfocado solamente a formar sustantividades que se limitan a captar los contenidos dados en los cursos, a contestar exámenes de manera autómata,  dejando de lado el tratar de forjar una actitud crítica tanto hacia los contenidos que se les son dados como a las formas en que estos pueden ser aplicados en la vida cotidiana.

Como podemos ver en Célida Godina hay algo muy importante que se quiere rescatar. “Que esta nos apoye en la formación de una concepción del mundo”. Es interesante que la autora nos diga que la filosofía debería estar ligada  con el mundo. Ya que es de entender generalizado que la filosofía no tiene una injerencia sobre la conformación del mundo en las personas. Aunque remitiendo a Xavier Zubiri no es así, “La persona, pues, está fundamentada en lo real”[6]

La incomprensión de la filosofía se debe a diversas situaciones.

a)      el confundir erudición con la filosofía.

b)      pensar que la filosofía sólo es plantearse problemas sin resolución.

c)      Socialmente, la falta de interés de los ciudadanos.

d)     por último, el Estado no toma en serio sus aportaciones a la sociedad.

Como bien apunta  Gabriel Vargas Lozano:

En nuestro país existe una grave incomprensión sobre el significado y función de la filosofía. Las reflexiones en torno a la comunidad filosófica nacional parecen no interesar a nadie. Su repercusión en los medios culturales es escasa. Los canales culturales de televisión del Estado (22 y 11) no le otorgan ningún espacio[7]

En ese tenor, actualmente es de preocupar que se quiera quitar[8] la filosofía de la educación, esto es comprensible (desde la visión de los grandes monopolios) porque se ha vuelto común hacer solamente sujetos técnicos que no tengan nada que ver con las cosas culturales, se quiere una persona productiva más que reflexiva.  El Estado por su parte recorta el gasto a la educación formal lo que genera un estancamiento en cuanto a toda la educación en el país.

Ante la tecnificación del mundo el papel y función de la filosofía es la de contrarrestar los efectos nocivos de esa postura. Esto se logra a través de la educación formal. Martín Heidegger en su libro “Introducción a la filosofía” nos dice que la tarea de la filosofía está en su enseñanza. Y esto acotado con lo que  Célida Godina nos comenta, sobre que la filosofía debe estar ligada a la formación de una concepción del mundo, se puede entrar  en la acción ante estos problemas, por un lado de indiferencia de la sociedad para con el filósofo y la filosofía, por otro lado la fuerte resistencia al cambio en un mundo tecnificado y dominado por las novedades tecnológicas. La era digital.

“La filosofía no es para una élite complacida en su torre de marfil. La filosofía es un beneficio público que debe ser enseñada a los niños, los adolescentes y los adultos; en las universidades, en el espacio público y en el ámbito privado[9]

Aunque parece que al Estado no le interesa  formar personas críticas y reflexivas, eso lo podemos atisbar en la forma que ejerce su política educativa. Ese tema queda en el aire  pues sería tópico de análisis para otro trabajo.

Filosofía sirve para orientarse en el mundo que se interroga. De esto ya han hablado Platón, Aristóteles, I. Kant, Martín Buber, Ortega. Ella trata de dar respuestas a las preguntas que cuestionan tanto la vida, la sociedad en que se vive, la forma de pensar de cierta época, las creencias de las sustantividades humanas y al hombre mismo con lo cual trata de develar siempre  la verdad, o como ya se vio es un amor a la sabiduría.

Es en ese sentido:

La filosofía nos ayuda  a tomar conciencia del mundo en que nos encontramos interrogándonos acerca de él; nos permite conocer nuestra realidad desde una perspectiva universal y compleja, y propone vías para resolver  los graves problemas que nos aqueja. La filosofía es indispensable para encontrar caminos a los grandes problemas de la existencia, para escapar del mundo de la pseudoconcreción, distanciarnos de la irracionalidad, ejercer la capacidad de diálogo y construir un mundo más justo y digno de vivirse[10]

Y  la más importante es una παιδεια , paideia, (educación) que no  riñe ni compite con la ciencia ni la tecnología. Lo que trata de hacer es formar una mente crítica, racional y libre para que pueda ejercer todas las capacidades con que están dotados los homos sapiens.

El papel de la filosofía es acción.  Se dirá en ¿qué sentido? Puesto que ella misma al entrar en la vida como  radical cambio y transformadora de la visión así como de la noción de las personas ayuda a formar un mejor país. A través de la θεωϱία en forma de βίος θεωρητίκος.   Pero hay que cuidar el no caer en los óbices que se han descrito anteriormente lo que lleva a la incomprensión de la actividad filosófica.

A pesar de que vivimos en un mundo en donde parece que los valores no interesan, y la <era del vació> como apunta G. Lipovestky ha llegado para quedarse, la filosofía y la enseñanza de ésta como  aliciente puede generar un cambio en la sociedad mexicana. La filosofía, como hemos escrito, tiene los instrumentos idóneos para formar a un ciudadano preparado y organizado mentalmente[11]

Posibilidad de filosofía y filosofar en la era digital,  tercer paso.

Llegados a este punto es menester dar el último paso. Lo cual dará como resultado responder la pregunta que encabeza el trabajo. Para llegar a eso, se tiene que explicar lo que es la era digital.  La era digital es una etapa de la humanidad en donde los avances científicos-tecnológicos cobran importancia en la realidad de las sustantividad humanas. Ésta invade todos los rincones del mundo contemporáneo. Los cacharros inteligentes se hacen presentes por todos lados. Desde que te levantas en la mañana para ir a trabajar o a la escuela, se encuentra un reloj con su alarma chillante o puede ser también uno de esos teléfonos con miles de funciones que te avisan desde donde puedes ir a comer, del tráfico, o de la ruta más corta para llegar a un lugar.

 Luego si vas a la cocina te encuentras con el refrigerador; que  hoy en día tiene más funciones que una calculadora. Si quieres calentar tu comida <rápida por su puesto> esta el maravilloso horno de micro-ondas.  Después de asearte te subes a tu auto  o camión. Supongamos es un automóvil particular, esos ahora tienen tantos micro-chips que hasta para las funciones  más insignificantes se les instala un procesador.  Al final llegas a tu trabajo o escuela, te instalas en tu puesto y empiezas a realizar tus funciones. Esto es de manera general una descripción de un acontecimiento tan incipiente como lo  es  la “rutina diaria” o “cotidianidad”. Esa, que en lo personal a mi me sorprende cada vez que descubro que mi vida esta mediada por un sinfín de cacharros o cacharritos inteligentes, ayudándome o asistiéndome en mi vida privada.  Esa es la era digital. Esa es nuestra realidad.

Hay diversos autores que hablan sobre la era digital, aquí comentaré sucintamente sobre tres. Para Alejandro Pisticelli, la era digital es una etapa que se debe aprovechar al máximo, siendo ella la que genera nuevas cogniciones así como formas de entender la realidad en que se vive. Nicolás Negroponte, analiza las relaciones que se gestan por los aparatos que son mediadores de las nuevas relaciones sociales, afectivas o culturales de las sustantividad humanas. Mientras que para  Lee Siegel, es una forma de hacer cultura y generar riqueza con apoyo de las tecnologías, el punto es saber cómo participar en ello.  Es pues, que el tópico se vuelve interesante tanto porque se analizan las diferentes formas en que esta novedosa realidad, que tiene contacto, más que nunca, con  casi todas las sustantividades humanas en el planeta. No se pretende centrar en un análisis minucioso  de la era digital, solamente es hacer δεῖξις , deixis,  puesto que aquella realidad está muy presente en nuestra vida, que poca o nula atención se le presta a ello.  

A la pregunta: <<¿es posible filosofía  y filosofar en la era digital?>> que en inicio parecía una pregunta sencilla de responder con un sí o no, se ha desglosado en otras tantas a saber.  Por un lado entender lo que sea filosofía, ya se vio que no  es simplemente un <amor a la sabiduría> como se define corrientemente; sino que es βίος θεωρητίκος, es decir, una existencia teorética lo que lleva a la θεωϱία. 

En lo que respecta a la incomprensión de la actividad del filósofo en la sociedad, es de hacer  notar que hay malentendidos dentro de ella misma, así como en la sociedad que no le presta atención a su práctica. Es pues, se apuntó que la filosofía no es sutilezas conceptuales, sino que es  βίος θεωρητίκος, y que se centra en la enseñanza, παιδεια, como cambio radical y transformador tanto de la sustantividad humana como de la sociedad en que se habita. En este caso la mexicana.

Por tanto, la posibilidad de filosofía y el filosofar están en <actualidad> en la era digital.

Bibliografía

·         Godina, Célida, “La necesidad de la enseñanza y lección de filosofía”, tomado en Lámpara de Diógenes, pp. 82 – 86    http://www.ldiogenes.buap.mx/

·         Marías, Julián, Historia de la filosofía, séptima reimpresión, editorial Alianza, España 1997.

·         Vargas Lozano, Gabriel, ¿Filosofía para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo XXI, editorial UAM Itaca,  México, 2012.

·         Xavier, Zubiri, Sobre el hombre, editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 1986.

·         Zubiri, Xavier, El hombre y la verdad (segunda reimpresión), editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 2006.

·         Zubiri, Xavier, El hombre: lo real y lo irreal, editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 2005.

·         Zubiri, Xavier, Sobre el problema de la filosofía, editorial Alianza y Fundación Xavier Zubiri, España, 2003.

 



[1] Filósofos que aportaron al conocimiento se pueden mencionar muchos; R. Descartes, Aristóteles, D. Hume, I. Kant, Rorty, F. Nietzsche.
[2] Aristóteles, Métafísica, 1 980ª.
[3] Zubiri, Xavier, Sobre el problema de la filosofía, pág.,22.
[4] Zubiri, Xavier,  El hombre lo real y lo irreal, pág., 102.
[5] Godina, Célida, La necesidad de enseñar filosofía,  en Revista  Lámpara de Diógenes, pág., 82-86.
[6] Xavier, Zubiri, Sobre el Hombre, pág.,84.
[7] Vargas Lozano, Gabriel, “La filosofía en México ¿para qué?” Tomado en La jornada edición digital. Domingo 23 de noviembre 2008. Núm. 716
[8] En México hay organizaciones y personas interesadas en hacer de la filosofía un arma no sólo de reflexión sino que sea presente en los ámbitos tanto académicos como sociales, tratando de generar así una concepción diferente del mundo. Prueba de ello es la Asociación Filosófica de México (AFM) que organiza congresos, coloquios, mesas temáticas, presentaciones de libros en donde se está teniendo presencia en la sociedad mexicana.   También es de hacer notar la presencia del Observatorio Filosófico Mexicano (OFM) que actualmente está luchando porque la filosofía no desaparezca de la educación media superior y superior. Con la enérgica protesta ante la Secretaria de Educación Pública la OFM extendió un comunicado a las autoridades competentes para solicitar que las materias tales como, ética, filosofía, valores, etc., sean insertadas de nuevo en los planes de estudio, ya que a alguna persona le pareció que estas debían desaparecer porque no tiene gran “influencia o no aportan nada a los alumnos”. Se logró que las materias relacionadas con la filosofía no fueran sacadas de los planes de estudio y con ello se abrió un nuevo camino para que ella esté presente en la sociedad mexicana.
[9] Vargas Lozano, Gabriel, Ibid.
[10] Vargas Lozano, Gabriel, ¿Filosofía para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo XXI, editorial UAM Itaca, pág., 30
[11] Vargas Lozano, Gabril, Ibid.

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