lunes, 12 de mayo de 2014

Día del maestro


 

15 de Mayo del 2014


Wilfrido Sánchez Márquez

Miembro de número de

la Sección Veracruz de la Academia

Mexicana de la Educación.

 

El pueblo y las instituciones públicas y privadas de nuestro país rendimos homenaje en esta fecha al magisterio nacional, por tal motivo, la revista TLANESTLI se une a esta celebración reproduciendo fragmentos del libro.

 

“ANGEL J. HERMIDA RUIZ

Recuento de una vida”

 

Editado el 15 de mayo de 2006 por la Academia Mexicana de la Educación.

Sección Veracruz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Presentación

La Academia Mexicana de la Educación, Sección Veracruz, organizó un coloquio para analizar la vida y obra del estimado alvaradeño Ángel José Hermida Ruiz. En este encuentro, inspirado en nobles propósitos, participaron personalidades que tuvieron el privilegio de conocer, tratar y colaborar con tan sobresaliente mentor veracruzano.

El maestro Carlos Jorge Aguilar y Aguilar, Presidente en funciones de la Academia, tuvo la gentileza de entregarme las reflexiones que expusieron Wilfrido Sánchez Márquez, Francisco Galván Rivera, María Guadalupe García Castro, Francisco Alfonso Avilés y Leobardo Chávez Centeno.

El material es atractivo e interesante porque borda alrededor de la trayectoria y el significado que tuvo el trabajo del maestro Hermida desde las diversas diligencias que realizó como educador, hombre comprometido, funcionario honrado, historiador y periodista singular.

 

Efectivamente, Hermida fue un notable alumno de la Escuela Normal Veracruzana y su trabajo como didacta despuntó por la pasión que demostró para enseñar y formar a sus discípulos; en el periodismo siempre plasmó el fruto de sus investigaciones, observaciones y comentarios sobre una enorme riqueza de tópicos que han quedado desperdigados en las páginas de medios tan importantes como El Dictamen del puerto de Veracruz, La Opinión de Minatitlán, Diario de Xalapa, Punto y Aparte y otros periódicos que se interesaron por esparcir su pensamiento.

 

Leobardo Chávez Centeno narra el interés de Hermida Ruiz por dirigir y editar revistas, muchas de las cuales ahora conforman un acervo cultural de consulta obligada para especialistas; entre otras, sobresalen EDUCACIÓN, CAMINITO Y RUTA. En verdad que siempre demostró una enorme pasión por difundir la cultura entre adultos, jóvenes y niños.

 

La maestra García Castro, se preocupa por dibujar a un funcionario dedicado a trabajar y a vivir del salario y prestaciones inherentes a los cargos que ocupó y lo presenta cual fue, como un hombre alérgico a la corrupción y a la mentira; también deja constancia de las controversias que tuvo tan 

distinguido historiador con algunos líderes sindicales.

 

Galván Rivera y Áviles destacan su formación ideológica y pensamiento progresista. Ambos fundamentan muy bien sus aportaciones porque lo conocieron y trataron cercanamente.

 

Más algo singular es lo que representa la aportación magnifica de Wilfrido Sánchez Márquez; es admirable la lealtad, reconocimiento y cariño que le tuvo al maestro Hermida. Vale la pena leer los versos hermidianos en memoria de sus padres, los dedicados a los trabajadores del mundo, los que consagra con una gran sensibilidad, a sus hijos y las reacciones del homenajeado ante la maldad, la ingratitud la incomprensión y la falsedad. Sánchez Márquez descubre al ser humano que siempre trato de ser ejemplar en su vida profesional y privada.

 

El ex Director General de Educación Popular trabajó hasta el final de su existencia, se preocupaba por legar, por difundir lo que a su criterio era valioso y que debían conocer los profesionales de la educación, por ello laboró sistemáticamente hasta que vio publicadas las obras completas que él compiló con una paciencia admirable; registra mi memoria las del maestro Rafael Ramírez Castañeda, Luis Hidalgo Monroy, José Mancisidor y Enrique C. Rébsamen.

 

Hermida merece una biografía completa, los veracruzanos esperan la pluma que se decida a recrearla

Mayo de 2005.

Ángel José Hermida Ruiz

Educador

Francisco Galván Rivera

El merecido homenaje que hoy rendimos al ilustre maestro Ángel José Hermida Ruiz en reconocimiento a su alta calidad humana y a su valiosa y prolífica obra en aspectos tan importantes como la educación, la función pública, las letras, el periodismo y la historia de Veracruz y de México, honra a la institución que lo convocó y propició, y favorece, indudablemente, un acercamiento con respeto y admiración al maestro, para profundizar en el conocimiento de su valioso legado; el propio homenaje, por otra parte, de por sí emotivo, ahora póstumo por tan reciente y tan sentida desaparición, ahonda el sentimiento y la emoción, sobretodo de quienes compartimos el don inapreciable de su cercanía y amistad.

 

Hablar del maestro Ángel José Hermida Ruiz, en su carácter de educador es, además de un reto, una singular oportunidad para adentrarnos en lo que fue su profesión de toda la vida, desempeñada con ímpetu siempre renovado, a lo largo de una fructífera trayectoria profesional, desde sus inicios como destacado profesor de banquillo, hasta los puestos de más alta responsabilidad en los que se distinguió por su honestidad y eficiencia; entregó a la profesión lo mejor de sí mismo, con profunda convicción y amplia generosidad; ella fue su apostolado y su destino; la concibió y adoptó como un acto de amor, de fe y esperanza, fue en sí un forjador de conciencias, un artífice de sentimientos, un sembrador de ideas, un forjador de hombres; ejerció con altura y dignidad el magisterio, confió en los maestros y fue solidario en sus luchas reinvidicadoras, comprendió sus carencias y revaloró su labor cotidiana; los dotó de apoyos y herramientas de trabajo, amplió sus perspectivas profesionales; la función educativa fue para él quehacer fundamental y permanente que dio continuidad y sustento a todas sus acciones, tanto en la escuela como en el servicio público; perspicaz conocedor de la condición humana, integró a sus equipos de trabajo colaboradores eficientes y entusiastas para la exitosa realización de sus proyectos; en cumplimiento del mandato constitucional a favor de la educación popular, luchó por mejorar las condiciones de vida de la población más necesitada a través de la proliferación de escuelas en los lugares más apartados; celoso defensor de nuestra independencia y soberanía, promovió en las nuevas generaciones el conocimiento de la historia nacional, el respeto a los símbolos patrios, el ofrecimiento de los valores que nos identifican como mexicanos; maestro connotado, educador nato, Ángel José Hermida Ruiz honró a la profesión, al magisterio y a la institución que lo formó.

 

Ángel J. Hermida Ruiz

El hombre

Wilfrido Sánchez Márquez

Distinguidos miembros de la familia Hermida, Amable auditorio:

Ha presenciado, en la exposición adjunta, una parte importante de las obras escritas y editadas por el maestro Hermida, y también, han escuchado los datos y comentarios de los distinguidos ponentes de esta Mesa Redonda sobre su impresionante trayectoria de educador, periodista, historiador y funcionario.

Yo tengo el encargo de disertar sobre el ser humano que hizo posible esa polifacética y abundante producción de valores materiales, intelectuales, afectivos, filosóficos y culturales.

Empecemos por adentrarnos en su infancia, cuando los influjos paternos y la comunidad de origen, la heroica, generosa e ilustre ciudad de Alvardo, conformaron los sólidos y perdurables cimientos de su recia personalidad.

El modelo o paradigma paternal, se manifiesta en estos versos:

“Padre:

Fundido en mi sangre y mis entrañas

Sigues en mí mismo como siempre.

Tu enseñanza es mi vida cotidiana;

Y quiero como tú, ser justo,

Luchador de sagrados ideales,

Sembrador de rosales sin espinas,

Un andante sin oídos ni rencores,

Siervo fiel de mi pueblo y mi patria.”

 

Las influencias de su madre, están presentes en estas rimas:

 

“Como antaño, madre,

en milagros dulces

tus ojos de santa

me subliman todo

con su gran bondad.

Son astros benditos

que en mi senda incierta

rompen las tinieblas

y me regalan paz:”

 

“Yo quiero dormir en paz

donde mi madre bendita

gozó mis primeros pasos,

donde sus besos sublimes

iluminaron mi alma,

donde robé para siempre

la luz de sus ojos santos.

 

La escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen”, además de formarlo profesionalmente, acrisoló su conciencia social, factor determinante de su lucha permanente por la justicia y la equidad. He aquí algunas expresiones de su ideario:

 

“Trabaja con orgullo, noble obrero,

vive con modestia y dignidad.

Nunca inclines tu frente ante el dinero,

tu vida limpia  y recta, vale más.

 

No adules jamás al poderoso,

que mira a tu pueblo con desdén,

fustiga, sí, su proceder odioso,

y, sin miedo, desdéñalo también”

 

“Pasarán los años, llegará la hora

plasmada por los parias, por almas irredentas.

Será real lo que eso sueño ahora.

Un nuevo dios tendrán los hombres: el trabajo.

Y cesarán de gemir como hasta hoy, almas hambrientas.

¡Tendrán derecho a la vida los de abajo!”

 

El joven profesionista, casado y convertido en padre de familia expresó así su alegría y el amor a sus hijas:

 

“Cuánta dicha me traen al venir a mis brazos,

Sonrientes e inquietas gritando: -¡Papá!

vivarachas, alegres, con rápidos pasos,

rebosantes ambas de felicidad.

 

Ellas son todo en mi vida callada,

Son para ellas mis desvelos también.

Benditas mis hijas, mis hijas amadas,

Que calman mis noches pesadas

que alientan con risas, mi vida y mi ser.”

 

A uno de sus hijos, producto de su segundo matrimonio, dedicó este bellísimo poema:

 

“Tu quieres un caballo

Para correr y pasear,

que no repare y te tire

y te vaya a lastimar.

 

Entonces, hijo adorado,

fácilmente lo tendrás.

Móntate en mis espaldas

Y un gran jinete serás.”

 

De su contacto con los niños, como padre y maestro de escuela, surgieron las siguientes expresiones:

 

“Inquieto niño, jugando

siempre por la vida vas

Quisiera seguir soñando,

ser de nuevo de tu edad.

 

Dulce niño, tu mirada,

plena de amor y bondad

es blanca luz de alborada

en noche de tempestad.”

 

El ciudadano, el maestro e historiador tiene un acrisolado amor a la patria y un reconocimiento pleno de sus forjadores y benefactores: su oda; “TE QUEREMOS PATRIA COMO ERES” expresa sus más puros y nobles sentimientos de mexicanidad y patriotismo. Escuchemos un fragmento de ella:

 

“Te queremos así, como tú eres,

producto del dolor y el sacrificio,

del coraje, del temple, de la euforia,

de la sangre de tus hijos buenos

que han dado su vida ilusionada

en las horas de crisis de la historia.

 

Te queremos así,

modesta y orgullosa…

a pesar de traidores y falaces,

a pesar de los pérfidos que manchan

el nombre de tus gestas libertarias,

amasando fortunas a tu costa

sobre el pueblo aplastando y miserable.

 

Te queremos patria, como eres

jugando cual suicida con el fuego,

en horas de crisis y combates

o jugando como un niño, muchas veces,

a soñar con estrellas por la tarde.”

 

Nuestro hombre en varios momentos de su ruta vital, sintió en carne propia las mordeduras de la maldad, de la ingratitud, del desamor y de la mentira; sin embargo; se sobrepuso a sus efectos y nos dejó estas sabias enseñanzas:

 

“Puede ser que sufras, noble amigo,

que falte a tu tristeza una sonrisa.

 

Puede ser que te insulten y calumnien,

y te llenen de piedras el camino.

Puede ser que encuentres en tu contra

hasta aquellos que diste pan y abrigo.

 

Pero sigue con fe, como si nada

turbara tu andar en la tormenta

Sin odios en tu alma, ama y perdona

y levanta, muy alto, tu cabeza.”

 

El hombre que estamos descubriendo, para realizar sus múltiples proyectos de vida, armando de una voluntad férrea, exigió a su cuerpo el desarrollo de esfuerzos extraordinarios que significaron auténticos desafíos a su capacidad de resistencia. En varias ocasiones, dio muestras de fatiga y de deterioro orgánico; en consecuencia fue sometido a intervenciones médicas para el mantenimiento de su salud y hospitalarias para la reparación de algunos de sus órganos vitales. En los últimos quince años tuvo conciencia de que el hilo de su vida podría romperse inesperadamente. De ese estado anímico nos dejó esta sentida anticipación a su muerte:

 

“Cuando muera

yo quiero que sea tu tierra

la que recoja mis restos,

y que allí junto a mi padre,

repose mi sueño eterno.

 

Yo quiero, mi tierra amada,

volver a tu dulce seno,

sentir de nuevo el perfume

De tu brisa vespertina

Refrescándome en mi sueño,

Soñar de nuevo el rumor

De las palmeras y el río

Soñar tus arenas blandas,

que inquietos mis pies descalzos

jugaron cuando era niño.

 

Quiero, Alvarado heroico,

cuando descanse sin vida,

sea tu ambiente pueblerino,

sea tu suelo generoso

quien albergue mis cenizas.”

 

Cerremos las ventanas por donde nos hemos asomado al alma del maestro y juntos, exclamemos: ¡Ese fue y es Ángel José Hermida Ruiz!, ¡el ser humano!, ¡el hombre!

 

Ángel José Hermida Ruiz

Historiador

Francisco Alfonso Avilés

 

Qué decir de un maestro Alvaradeño convertido en historiador, Hermida Ruiz me recuerda a otros que como él incursionaron en el campo de la historia, aún cuando ésta no era motivo de estudio en las Aulas Universitarias de Veracruz. De aquellos como Enrique Moreno Herrera, Juan José Gonzales, Octavio Corro, Juan N. Cesar, Francisco González de Cossio, Margarita Olivo Lara, Jerónimo Reyes y Rosales, Antonio Salazar Páez, Juan Zilli y José Luis Melgarejo Vivanco entre muchos otros, cuya peculiar característica fue vincular el magisterio con el estudio de la historia. Singulares generaciones que honraban la educación y la historia de nuestro país a las que perteneció Ángel Hermida.

 

En el campo historiográfico Hermida Ruiz se distingue por el desarrollo de dos líneas: Aquella cuyo centro es la historia de la educación en México y Veracruz y la otra que nos aproxima a nuestra historia desde una perspectiva en que confluyen política, economía, ideología, y los problemas sociales del México posrevolucionario.

Su obra sobre historia de la educación, es la que más sobresale al hacer un recuento de su amplísima aportación, de ella diré que al leer a Moreno Fraginals y encontrar en sus escritos la intención de vincular los procesos históricos con las experiencias cotidianas, me recuerda a Hermida Ruiz, quien tenía ese propósito con el magisterio, ese interés de involucrar al docente con algunas de las cuestiones más importantes de nuestra vida pública, con los procesos históricos, experiencias que el maestro pudiera recrear con sus alumnos.  Formar en el aula a futuros ciudadanos con una conciencia que los identificara con su historia. Me atrevo a expresar que no fueron pocos los artículos que la revista Educación tuvieron ese cometido.

 

Dentro de esta fecunda producción intelectual sobresalen las Obras Completas de Rébsamen, La Reforma Educativa Liberal, Historia de la Educación en Veracruz, Legislación Educativa de Veracruz, Congresos Nacionales de  Educación, El Congreso Higiénico Pedagógico en 1882, Las Obras Completas de Enrique Laubscher.

 

Al leer y examinar el proceso de su trabajo no podemos disociar al educador y al historiador como ya lo hemos apuntado. En el fondo creo que esa es la intención de sus escritos, que con renovada voluntad, a través del tiempo, han contribuido con el magisterio a encontrar caminos que lo vinculan con el ayer y el presente.

 

La otra línea histórica involucra a Juárez, Cárdenas y el Petróleo. Otros temas están dedicados a Jara, Tejeda, Cuba y sus extensas biografías de maestros; prolífica obra que data desde 1958.

 

Algunos de los títulos Poza Rica; La Industria Petrolera Mexicana y Las Luchas Petroleras de México. Juárez y la Reforma; Juárez y el Tratado McLane-  Ocampo, Bermúdez, y la Batalla por el Petróleo; Cárdenas, Comandante del Pacífico, Cárdenas y el Petróleo Nacionalizado, la Batalla por el Petróleo en Veracruz y aquellas inéditas: Las Leyes Petroleras Mexicanas; los Contratos-riesgo de PEMEX y Veracruz, Precursor de la Nacionalización Petrolera. Dan cuenta del hombre que hizo crónica, que escudriño la historia política de este país. Que esculpió con la pluma de las figuras de aquellos hombres que se han significado en la historia de la nación mexicana.

 

Hermida Ruiz tomó a la historia como maestra de la vida, con dedicatoria especial para la niñez y la juventud de México.

 

Ángel José Hermida Ruiz

Funcionario honesto

Ma. Guadalupe García Castro

 

“El ser humano no nace una vez, sino varias veces”.

Edgar Morín.

 

Quiero iniciar con esta frase de Morín, porque las varias facetas en la personalidad que tuvo el maestro Hermida Ruiz constituyen los varios nacimientos a la vida, a la historia social de un hombre probo, dotado de gran sabiduría, humildad, solidaridad, respeto y tolerancia hacia el otro y los otros concretándose en sus actitudes al unir pensamiento y acción como funcionario del Sistema Educativo Estatal.

 

Sin lugar a dudas, el recuerdo que éste insigne veracruzano ha dejado en todos los que lo conocimos será imborrable e imperecedero, doloroso por el cariño y admiración que la Academia Mexicana de la Educación le profesará siempre, pero estamos seguros que será una lección, digno ejemplo a seguir para las generaciones venideras, porque fue un hombre sabio en la humildad y en la templanza, en el decir y el hacer, pero sobre todo como el ser humano y quiero terminar con una frase citada por el maestro Hermida Ruiz cuando tomo posesión como delegado de la USED.

 

“Sólo no transigiremos con la irresponsabilidad, con la inmoralidad, con la indiferencia, con el pesimismo y con el desaliento”

 

Señoras y señores, las palabras son insuficientes para hablar y significar a un hombre sin mancha como el veracruzano Hermida Ruiz, maestro que supo darle a la Educación y a todos sus actos políticos de gestión directiva, la característica humana que esas labores entrañan, por lo que permanecerá como una representación consciente y democrática de moral y justicia en el ánimo del magisterio veracruzano.

 

Ángel José Hermida Ruiz

Periodista

Leobardo Chavéz Zenteno

 

Cuando en días pasados pude hojear el curriculum del profesor Ángel J. Hermina Ruiz, muy rico en actividades y merecimientos dentro de la docencia, pude constatar un rasgo que habría de ser como el hilo conductor de su vida profesional dentro del magisterio, mismo que alcanzaría expresiones culminantes cuando el gobierno del Estado de Veracruz en un momento y en otro el gobierno federal a través de la Secretaría de Educación Pública pusieron en sus manos responsabilidades educativas.

 

Ese rasgo que marco en él un carácter y a la vez dio sentido y trascendencia a su actividad profesional estuvo ligado de modo indisoluble a la labor de comunicación.

De esta manera el Mtro. Hermida Ruiz pudo dinamizar y multiplicar los alcances de sus programas y de sus mensajes dentro de las comunidades de sus lectores, que por un lado eran alumnos y por otro maestros. No ciñó su trabajo al marco administrativo.

 

El maestro Hermida Ruiz, ejercitó la tarea periodística en varias vertientes, una de las cuales lo llevo a conocer muy de cerca la historia y la mentalidad de toda la generación de maestros que le dieron lustre y ruta a la educación en Veracruz; y también se adentró en la serie de proyectos y propuestas que en tiempos de su estancia en la Ciudad de México le tocó conocer y divulgar.

 

Hermida Ruiz tuvo la curiosidad enriquecedora de asomarse hacia otros espacios, pero sin hacer a un lado su compromiso originario, el de ser y actuar como maestro; y a partir de esta condición, disponer su voluntad y su espíritu para ponerse en contacto con su entorno social, económico, político y cultural.

 

Dentro de ese camino que habría elegido, entre los años 59 y 62 desempeñó labores de prensa en PEMEX y en la Procuraría General de la República. Por su contacto muy inmediato y constante con los medios de comunicación, quizá haya llegado a concluir que los medios impresos, es decir periódicos y revistas son del todo indispensables para multiplicar los efectos del proceso educativo. Complementan la docencia en el aula, forman criterio, amplían la mirada.

 

En el año de 1962, el gobernador Fernando López Arias pone en sus manos la Dirección General de Educación Popular. De inmediato se echa a cuestas la publicación de la revista Educación. En esta tarea pone en acción a todos sus colaboradores para que su contenido sea bien recibido por lectores que están al pie del banquillo escolar en ciudades y pueblos de todo el territorio de Veracruz.

 

En esta labor periodística se hace acompañar por un grabador y dibujante de alto prestigio en el mundo de la Plástica. Alberto Beltrán lo habrá de acompañar tanto en ésta como las posteriores revistas que irá publicando en diferentes tiempos y espacios.

 

Pasado un tiempo el Prof. Hermida Ruiz, es invitado por el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán, entonces Subsecretario de Cultura Popular y Educación Fundamental, para que se haga cargo de la Dirección de Educación Fundamental. Al iniciar su gestión plantea la publicación de la revista titulada Ruta cuyo destino es apoyar las actividades de los Centros que operan en toda la extensión de la República. También en las páginas de esta publicación se pueden admirar los inigualables dibujos de Alberto Beltrán.

 

Dentro de la misma Subsecretaría, tiempo más adelante, recibe la Dirección de Educación Audiovisual a mediados de 1974.

 

Decide publicar una revista con el objetivo de divulgar criterios, críticas y sucesos que se den dentro y fuera de este enfoque educativo. En el editorial del primer número sobre los objetivos de Audiovisual; es “…una revista que proporcione material de diversa clase dentro del campo en que labora y de conocer parte de sus actividades.”

 

Al concluirse aquel régimen federal comenzaría otro ciclo periodístico cuando tomó en sus manos la Dirección de la Unidad de Servicios Educativos a Descentralizar en el Estado de Veracruz. En el año de 1984 ya estaba en marcha el proceso de descentralizar el aparato de la educación federal hacia los Estados: Entonces salió a la luz publica la revista Educación. La portada de cada número ofrece un dibujo excelente como todos los de Alberto Beltrán, los que en sí mismos son un mensaje como éste de mantener en la memoria visual de los lectores la imagen de próceres como Juárez; Cárdenas y Zapata cuya rememoración formo parte de sus contenidos pedagógicos y como documento valioso ofrece el texto completo de un discurso de Jesús Reyes Heroles, bajo el título de “¿Qué es la Revolución Educativa?”.

 

Debo destacar la revista que llevo el título de Caminito porque está proyectada y lograda bajo las líneas poco coincidentes con las descritas anteriormente; fue concebida y realizada cuando estuvo al frente de la Dirección Audiovisual, pero con destino de manera preferente a los ojos de los niños pues todos sus contenidos, página tras página, estaban ilustradas a todo color.

 

Con el propósito de dar relieve a la conmemoración del centenario de la fundación de la Escuela Normal Veracruzana, en cuyo seno se formó como maestro, al profesor Hermida Ruiz se hizo cargo de la revista Centenario que exprofeso salió a la luz pública para revivir al acervo histórico de esta ilustre institución. Solamente él pudo enriquecer las páginas de tal publicación con lo sobresaliente de la vastísima documentación que sobre esta institución conservaba.

 

El archivo de 25 años de periodismo del semanario Punto y Aparte está allí como fuente y testimonio de una labor periodística, siempre atenta del acontecer y con juicios certeros: En la columna “Entrecosas” de Punto y Aparte, en su edición del 4 de este diciembre escribe el columnista en referencia al periodista: “…excelente  reportero en la Opinión de Minatitlán y en el Dictamen de Veracruz, editorialista con manejo de tesis sobre asuntos nacionales y mundiales. “Honrosa pluma como colaborador fundador del semanario citado.”

 

Hay otra manera de seguir existiendo por encima de la desaparición física, ello a través de la obra escrita.

 

Todo lo que se escribe bajo el formato de periodismo se puede afirmar que tiene dos suertes. Una se entiende como el resultado de la transitoriedad, la agonía y muerte luego de que toma vida momentánea en las páginas. La vida del periodismo está sujeta a una muerte casi instantánea, porque atrás de una noticia ya empuja otra que gana el interés. Y sobre un comentario se acumulan dispares, contrapuestos, otros. La discordancia, la diferencia de enfoques son un factor congénito en el ejercicio del periodismo.

 

En la obra periodística de Ángel J. Hermida Ruiz podrán encontrar en diarios y semanarios sus juicios y conclusiones en materia relevante como es la soberanía de México sobre sus recursos y en puntos esenciales sobre la historia de esta nación.

 

Y gracias a su incansable y casi amorosa mirada sobre el proceso educativo de Veracruz y de México, todo ello divulgado de modo interrumpido además del fondo documental sobre el mismo, ya se dispone de una valiosa galería de educadores desde aquellos que, abnegadamente sobresalieron  en su deber tras el banquillo, hasta aquellos otros que condujeron un proceso o concibieron alguna teoría.

 

En trazos demasiado parcos he tratado de ofrecer este esbozo de un maestro a quien profeso admiración

 

DIA DEL MAESTRO

 

VERACRUZ CUNA DE MAESTROS ILUSTRES

 

Entrevista de Jesús Velásquez Álvarez al maestro Wilfrido Sánchez Márquez un intelectual y abnegado obrero de la escuela primaria.

 

Veracruz ha sido prodigo en la formación de maestros que se han destacado por sus valiosas aportaciones a la educación regional y del país, e incluso, fuera de nuestras fronteras; también ha recibido a ilustres profesores nacidos en otras tierras, educadores que contribuyeron exitosamente en los cambios operados en el devenir del sistema educativo estatal.

 

Veracruz se distingue también por haber sido escenario primigenio de los cambios trascendentales (1880 a 1920) promovidos y realizados por los maestros Enrique Laubscher, Enrique C. Rébsamen y Carlos A. Carrillo, en los ámbitos de la educación básica estatal y nacional.

 

De origen alemán, Laubscher ligó siempre la teoría pedagógica con la práctica docente, mostró las bondades de la escuela objetiva, racional y científica; abandonó el esquema de la escuela “confesional”; estableció la escuela primaria de seis grados; introdujo el método fonético de lectoescritura en sustitución del anacrónico deletreo; fundó en el puerto de Veracruz (1873) el primer jardín de niños en México y en Orizaba estableció la Escuela Modelo, Escuela primaria experimental de las modernas corrientes Pedagógicas y fundó el primer semillero de maestros equipados con los fundamentos teóricos y los métodos y técnicas de enseñanza objetiva racional y paidocéntrica.

 

En 1855 arribó a nuestro estado el pedagogo suizo Enrique C. Rébsamen profesor de educación primaria formado de acuerdo con las corrientes filosóficas y científicas del modernismo europeo.

 

Con el apoyo del Gobernador Juan de la luz Enríquez, Rébsamen y Laubscher fundaron en la ciudad de Orizaba, entonces la capital del Estado, la Academia Normal de Profesores, institución que fue el eje de un intenso movimiento reformador de la educación elemental.

 

En 1886, Rébsamen fundo la Escuela Normal Veracruzana, centro de estudios que por su carácter liberal enfrentó, desde su origen, los ataques y la maledicencia del clero católico y de los sectores aristocráticos de la sociedad jalapeña.

 

Carlos A. Carrillo, fue otro educador famoso de aquellos tiempos.

Nació en Córdoba y se crió en Xalapa. Por las circunstancias del periodo histórico que le tocó vivir, su existencia fue azarosa y su ciclo vital muy breve. En su juventud, cursó de manera excelente, la carrera de Derecho canónico; sin embargo no ejerció la abogacía. Resultado de sus investigaciones y experiencias dejó escritos para la posteridad sus famosos “Artículos Pedagógicos”, impresos que en la actualidad son joyas auténticas de la pedagogía mexicana. Por sus contribuciones a favor de la educación veracruzana nacional, Rébsamen lo calificó como “una ariete formidable contra el irracional empirismo de nuestro pasado pedagógico”.

 

Como consecuencia de la Revolución Mexicana iniciada en 1910 explica el maestro Sánchez surgen nuevas corrientes educacionales en respuesta a las demandas de los campesinos, de los obreros y de los grupos marginados. Aparece también una nueva hornada de educadores que hacen suya la bandera revolucionaria de “Tierra, Libertad y Educación” y formulan para lograrlas un nuevo modelo educativo.

Entre otros nuevos mentores del periodo revolucionario, nuestro entrevistado menciona a Rafael Ramírez, uno de los forjadores de la doctrina de la educación rural mexicana; a Moisés Sáenz originario de Nuevo León y profesor egresado de la B. Escuela Normal Veracruzana: sus aportaciones más importantes las hizo en el campo de la integración indígena y al desarrollo sociocultural del país, basándola en el concepto de integración que engloba las líneas de producción, salud, vivienda, familia, educación, cultura y recreación. Este esquema de desarrollo de la comunidad aplicado en nuestro país fue posteriormente recomendado por la UNESCO  a sus países miembros.

Oriundo de Nautla, Ver., fue el maestro Gabriel Lucio, quien se distinguió por haber sido uno de los más jóvenes directores de la B. Escuela Normal Veracruzana y de la Dirección General de Educación del Estado, desempeñó el cargo de Subsecretario de la Secretaria de Educación Pública cuando el titular de dicha dependencia del Gobierno de la República fue el ilustre ex gobernador de Veracruz, el licenciado Gonzalo Vázquez Vela. Don Gabriel maestro revolucionario del régimen cardenista, fue el creador y editor de los primeros libros de texto gratuitos de educación primaria para la niñez mexicana.

Entre los maestros que han dejado honda huella, el maestro Sánchez hace mención del profesor normalista, periodista, historiador, poeta y funcionario público Ángel José Hermida Ruiz, originario de Alvarado, Veracruz; quien en su destacada trayectoria desempeñó los cargos de: Director de la B. Escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rebsamen, Director General de Educación Popular, Director de la Imprenta del Estado, Director de las Direcciones Generales de Educación Fundamental y de Educación Audiovisual de la SEP y Delegando la Secretaria de Educación Pública en el Estado de Veracruz.

Son numerosos los personajes que dedicaron su vida al ejercicio del magisterio, en esa lista destacan con letras de oro, los nombres de José Mancisidor, Juan Zilli Bernardi, Germán Litz Arzubide, Arqueles Vela, y muchos más, maestros a quienes se debe que la educación veracruzana haya ocupado lugares de vanguardia en la historia de la educación nacional.

Texto publicado en el Diario Milenio

El 15 de mayo de 2003.  Xalapa, Veracruz.

 

 

 

 

 

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