lunes, 10 de marzo de 2014

El caso Mao. Qiu Xiaolong



Calixto Azuara Mendívil
Xiaolong es un narrador eficaz con dotes poéticas que a través de sus interesantes historias nos invita a disfrutar una veta poco explorada en las novelas policiacas, el mundo del crimen a través de la poesía en un país para muchos de nosotros desconocido.

Chen Cao se distingue de otros ilustres detectives de la literatura universal sobre todo por su peculiar método de investigación de crímenes. Cuando debe actuar encubierto se asume como escritor, historiador o poeta, sin que ello le implique mayor dificultad pues es también, o sobre todo, poeta. También traductor de novelas policiacas.

De esta manera, las novelas policiacas de Xiaolong poseen esa afortunada doble vertiente en la que a la vez que el lector va develando en la trama los pormenores del crimen que se investiga, disfruta de poemas por lo general relacionados con el tema central de la novela.

Al inspector Jefe Chen  Cao de la policía de Shangai es usual le asignen casos que rebasan el ámbito judicial. Nunca sin embargo uno tan delicado como el que ahora le ha sido encargado por un prominente secretario del Partido  Comunista Chino vía telefónica desde Pekin: investigar a la nieta de una conocida actriz de cine de la década de los cincuentas que tuvo una relación cercana con el expresidente Mao, para saber si tiene consigo cierto material que de ser divulgado dañaría no sólo la memoria del fundador de la República Popular China, sino que el desprestigio podría incluso afectar al Partido Comunista Chino, en el poder desde hace más de cincuenta años.

Chen Cao es un policía hábil y honrado, es una excepción en un ambiente de corrupción generalizada. Esquivo, terco, escrupuloso, inteligente, astuto y ocasionalmente ladino. Los casos que investiga al final siempre tienen que ver con el poder, con el Estado, con la burocracia china: en Muerte de una heroína roja, primera novela de la zaga, el asesino es hijo de un prominente burócrata del Partido Comunista Chino.  En El crimen del lago un funcionario de una empresa que ansía el puesto de su jefe y lo asesina. En Seda roja, el asesino es a su vez víctima de la Revolución Cultural. En El caso Mao las víctimas, tres generaciones de mujeres, la abuela, la madre  y la nieta padecen la violencia propiciada por la Revolución Cultural.

Las novelas de este original escritor poseen una sensibilidad literaria disfrutable. Para muestra dos ejemplos. La sonrisa de Jiao: Esbozaba una sonrisa melancólica, como si le acabara de venir a la memoria un poema semiolvidado”. Sus ojos: “Las olas otoñales de sus ojos reflejaban pensamientos lejanos”.  

Chen Cao es un poeta  por designios del sistema político chino metido a detective que encuentra la clave para descifrar sus casos en la poesía. La solución del Caso Mao la encuentra mientras relee un poema que en su época de estudiante de literatura escribió a su novia, vale la pena transcribirlo:
Triste de no seguir triste,
el corazón endurecido de nuevo,
ya no espera el perdón,
y se muestra agradecido y contento
de haber estado contigo.
Nadie disfruta de la luz del sol en el jardín vacío.

“… El poema le trajo la respuesta (…) un destello revelador cruzó su mente, y se le ocurrió otra posibilidad”.

Hay otros rasgos de su literatura que es importante mencionar:

Recurrente en la novela el tema del doble. El expresidente Mao vinculado a  Hua, personaje siniestro tan obsesionado por él que en secreto viste, habla y actúa como Mao. Jiao se ve obligada a representar el papel de su abuela Shang para complacer al supuesto Mao de quien ésta fue una de las muchas amantes. Chen Cao es desde luego el alter ego de Xiaolong. Ambos son escritores, traductores de poesía. Los padres del novelista y del protagonista fueron víctimas de la llamada revolución cultural. “Cuando lo ficticio es real, lo real es ficticio./ Donde no hay nada, está todo”, cita de memoria Chen Cao del poema Sueño en el pabellón rojo. Sus novelas son un juego de espejos, sus personajes producto de una sociedad China, la actual, que no termina de encontrar su ubicación exacta: un socialismo que niega la cada vez más evidente economía de mercado que a la vez propicia; una atroz desigualdad social que prohija una sorda inconformidad imposible de manifestarse ante los férreos controles que ejerce el Partido Comunista Chino; una ciudad, Shangai, en la que convive el esplendor de una sociedad consumista con sus grandes y lujosos hoteles, sus restaurantes caros, los modernos edificios, las ostentosas residencias donde viven los nuevos ricos a quienes despectivamente el pueblo llama “bolsillos llenos” y los llamados “cuadros superiores”, la casta burocrática en el poder, al lado de vecindarios miserables donde la gente vive hacinada, de falta de trabajo, de carencias alimentarias que ponen a prueba la capacidad de sobrevivencia de la gente. Y en el fondo un sistema político vigente desde el año de 1949, con la llegada al poder de Mao Zedong, que ejerce un despiadado control que justifica aduciendo que todo es por el bien del partido.

            A fin de cuentas, Qiu Xiaolong, víctima con su familia, su padre principalmente, de la llamada Revolución Cultural, a través del Inspector Jefe Chen Cao hace efectivo un ajuste de cuentas que reivindica a su padre, a su familia, a todas las victimas de ese y otros periodos trágicos de la historia reciente de China, con un eficaz estilo narrativo pleno de poesía y de maestría literaria asociada a las convenciones de la llamada novela negra que es evidente maneja de forma eficaz, por lo que su lectura es un placer recomendable.



Xiaolong, Qiu; El caso Mao, Editorial Tusquets, Colección Andanzas, México, febrero de 2011.

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