miércoles, 11 de diciembre de 2013

Poemas


 

Juan Hernández Ramírez

Premio Nacional Nezahualcóyotl de

Literatura en Lenguas Indígenas


 

VOCES DE LA NOCHE


 

                       La noche baila

una danza

en el lado obscuro de las sombras.

 

            Yo, estoy aquí,

en la orilla del monte y la ciudad,

junto a la piedra viviente

que es  una voz inerte y lejana.

 

           Estoy en el fuego hirviente

con las manos en la negrura

y los dedos húmedos

de tus senos,

tus muslos,

tu voz.

 

           Estoy solo,

no puedo verte,

           pero tu voz es lluvia

golpeando el resplandor de la noche.

 

¿El amor?

¿Por qué el amor

es un viento que nubla las hojas

y se esconde detrás de la luna.?

 

         Se mojan  mis ojos en tu voz

escondiendo las palabras

en las heridas de la soledad.

 

 

MANZANAS VERDES


 

Te nombro

y vives en el espejo de mis venas.

Te nombro

y vibras bajo la piel

de mi nombre.

 

Existimos

porque nos vamos nombrando,

la moneda de oro no importa

si el vino está en  la copa

que hace de la sombra una luz.

 

Te nombro

y apareces entera

en la cáscara donde pululan

las luces

de un misterioso amanecer

 

Desnudo tu nombre

en el bracero del deseo

y  los lirios de tu piel

se inundan

con el olor de manzanas verdes

 

DESNUDA TU VOZ


 

Tengo un ramillete de luz

entre las manos

y un arroyo que se incendia

al tocar tus senos

en la penumbra de la llamarada.

 

Tócame con tu ropa íntima,

desnuda tu voz

ante mis ojos

y deja que la marea

se rompa entre las sábanas.

 

Arráncame la última astilla de agua

de este nudoso tronco,

has que del fogón brote

el manantial de cocuyos

para alumbrar la noche.

 

 

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