sábado, 9 de febrero de 2013

Del olvido de la realidad




Alberto Rafael León Ramos


La realidad  cambia a cada momento. Todos los días se conocen nuevas especies,  planetas, estrellas o se  inventan aparatos sofisticados que son capaces de indicarte la ubicación exacta de un lugar en específico. La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso que es casi imposible seguirle el paso. En esta realidad es donde vive el hombre  que aquí llamaré: sustantividad tecnológica.
Autores como Manuel Castells llaman a esa realidad tecnologizada: sociedad red, la cual se caracteriza por tener íntima relación con la tecnología, siendo la de mayor importancia la internet. Es en ella donde se desarrollan nuevas formas de  interacción entre las sustantividades tecnológicas. Los chats, e-mails, redes sociales, foros para compartir ideas, fotos o hobbys son  ejemplos palpables de  las formas en que las interacciones sociales se presentan. Para Castells, éste tipo de realidad que se abre es importante, tanto porque es en la que vivimos  y además es necesario utilizarla a favor del hombre.
Felix Duque, habla por otro lado sobre este tipo de sociedades como aquella que entroniza la internet.  Pensando que es la panacea y en donde se nota  la indefinición de lo que sea existencia. Por  lo que es necesario, más que alabarla de forma ciega, hacer uso de la duda metódica de René Descartes y no tomar por cierto las cosas que se nos presentan como verdaderas sin reflexionarlas.
Las posturas con respecto a  la realidad y las tecnologías que están ella, son un ejemplo de que hay un problema que nos puede ayudar a pensar sobre nuestra propia situación en el mundo. La cotidianidad es donde se gestan la mayoría de las preguntas filosóficas por excelencia, aunque muchas de las veces no les hacemos el caso debido y  echamos al olvido aquellos  diamantes en bruto que la inteligencia nos hace brotar. No es el caso aquí,  por lo que te invito amable lector a hacer filosofía en lo que resta del texto.
En la internet  hay sin fin de cosas por conocer.  Si se quiere obtener información sobre el clima, los deportes, las noticias internacionales al momento y casi en milisegundos se accesa a ello. Tan sólo hay que  usar un buscador para dicha tarea. Si es el caso que se necesita saber sobre una rama especifica del conocimiento, por ejemplo, la botánica, se tiene la facilidad de encontrar sitios especializados que a su vez cuentan con temas muy en especifico para hacer más rápida la solicitud de búsqueda, ya que cada segundo que se gasta es valioso. Esta inmediatez de la transmisión de información más no de conocimiento, porque el conocer implica tener una experiencia directa de algo sea cosa, fenómeno, teoría, y además comprenderla, es de admirarse puesto que es una de las formas de accesar a  la información más rápidas de las que  ha hecho uso la humanidad. Y eso no se puede negar.
Aunque el uso de la internet en nuestro días muchas de las veces tiene otros fines como lo es el recreativo. La distracción cobra importancia en la vida de las sustantividades tecnológicas, ya que es a través de ella con la que se gesta un olvido de la realidad por algunos minutos y en algunos casos por horas. Ya que algunas sustantividades humanas han encontrado mayor placer en la distracción que proporciona aquella realidad novedosa enfocando casi toda su atención en esa actividad. Por lo que se puede decir que si a las sustantividades tecnológicas le interesan las tecnologías distractoras, entonces no le interesa la reflexión.
No hay que ser un experto en computación, hacer un estudio científico de caso o tener un doctorado en filosofía por la Universidad de Tubinga para corroborar que en la realidad efectivamente física,  acontece esta situación. ¡No pienses amable lector que soy un fundamentalista anti-tecnología, sólo quiero que reflexiones filosóficamente sobre la realidad que nos tocó compartir! Es pues, que se ocupa un tiempo mayor en la distracción por lo que se puede afirmar que es el caso que le interesan las tecnologías que le distraigan.
Por tanto,  no le interesa la reflexión. Y la pregunta surge ¿Por qué sucede esto? Es una inclinación natural del hombre, diría Kant, que se tienda a forjar una metaphysica naturalys (entendiendo metafísica en el sentido etimológico del  término: más allá de lo físico) puesto que la internet y las distracciones que están en ella no tienen un referente físico, todo está en la <red>, <en línea>, o en el <ciber espacio> aludiendo siempre a que no se tiene un soporte físico más que la computadora, el celular o la tableta electrónica, que es solamente un medio para el acceso a eso cautivador denominado: internet. Internet es una irrealidad real.
Xavier Zubiri,  dirá que el hombre tiende a las irrealidades para poder configurar su realidad, lo que le da seguridad ante la realidad  física que se le presenta como extraña e intimidante. Es por eso que las distracciones son más significativas para algunas sustantividades tecnológicas porque hacen olvidar, “neutralizan” la existencia humana y no causan las preguntas existenciales que pocas respuestas generan. Es pues, el caso que en esta realidad tan tecnologizada interesa más  la distracción, el olvido de la realidad que la reflexión sobre ella.  Pero la realidad no es tan aciaga puesto que en este texto autor y lector han gestado una reflexión filosófica.


Bibliografía:
·         Zubiri, Xavier, El hombre lo real y lo irreal, Alianza, España.
·         Castells, Manuel, La sociedad red, archivo pdf.
·         Duque, Felix, Filosofía para el fin de los tiempos, Akal, España.


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