miércoles, 16 de enero de 2013

Las metas y propósitos personales



Gilberto Nieto Aguilar

“…porque veo al final de mi rudo camino,
que yo fui el arquitecto de mi propio destino…”
Amado Nervo

Muchas personas establecen metas cada Año Nuevo. Algunas hasta llegan a preparar agendas con actividades y tiempos. Otras más pregonan entre sus amistades y familiares que “ahora sí” están dispuestas a sacrificarse para lograr tal o cual objetivo. Lo cierto es que, fuera del encanto y el romanticismo propio de esa temporada posnavideña y del mes de enero, muchas personas que sienten el aliento de la renovación y el cambio no vuelven a recordar sus propósitos en lo que resta del año. Si no, pregunte usted a quienes sepa que realizaron promesas a principio de año o que intentaron algo parecido en algún momento posterior.

No tenemos nada contra quien ejerce estas costumbres, que sólo son “llamaradas de petate”, pero para trazarse metas, establecer propósitos, pensar en un plan de vida o simplemente estar dispuesto a cambiar para mejorar, no importa el día del año: lo que importa es la intención y la sinceridad de la persona para analizar algo viable y trazar una posible estrategia para alcanzar lo que realmente desea.

Para lograr metas importantes y cambiar el estilo de vida actual hay que estar abierto a las posibilidades. Contestar a cuestiones importantes como ¿qué se hará con el resto de la vida?, ¿se podrá ejercer alguna influencia en la vida o estará siempre sujeta a fuerzas externas y al azar? Se debe considerar que si se sigue haciendo lo mismo se obtendrán los mismos resultados, pues para lograr la realización de metas de superación se requiere hacer cosas distintas o quizá las mismas pero de diferente forma. Además, las metas deben ser claras para acompañarlas de la perseverancia, la constancia y la consistencia.

Desear como un simple anhelo no sirve para nada si no se realizan las acciones para hacer del anhelo una realidad. Hay que estar dispuesto a hacer lo necesario para lograrlo, siempre y cuando se consideren ciertos factores y aspectos que pueden ayudar a clarificar acciones, vencer obstáculos y no extraviarse por los distintos senderos de la ilusión y la fantasía.

Las acciones a lo largo de una existencia definen a la persona y determinan su destino, tras resolver algunas circunstancias que pueden escapar de control y donde lo valioso radica en la manera en que se enfrentan. Lo importante es querer tomar las riendas de la propia vida, situación que se puede asumir en cualquier momento, porque sólo pueden impedirlo la falta de voluntad o la muerte.

Entre los factores a tomar en cuenta para lograr metas y propósitos está el gran potencial que toda persona tiene y que puede aprovechar en beneficio propio. Analizarse a sí mismo para entenderse mejor y lograr un mayor conocimiento de sí, puede incluso mejorar su autoestima. Definir lo valores que considera importantes, la visión que tiene de la vida para establecer una misión y unas metas que no perjudiquen a terceros (cónyuge, hijos, familiares o amigos) sino más bien los incluya.

Quizá los aspectos determinantes que deben analizarse y considerarse son el emocional, que se refiere al equilibrio de sentimientos y emociones, la conducta asertiva, los afectos y la autoestima. El aspecto social que abarca la forma de desenvolverse y relacionarse con los demás, pero también puede incluir a la familia, el círculo de amigos y la manera que se acostumbra la recreación. Lo ocupacional identificando qué hace, cómo dispone del tiempo libre, que hay del trabajo, el estudio y cómo se manejan las relaciones laborales. Lo económico, que en estos tiempos difíciles es muy importante pero que con la definición de los otros aspectos queda casi resuelto. La dimensión corporal referida al cuidado del cuerpo, al consumo adecuado de alimentos, al ejercicio, la ingestión de medicamentos y tóxicos dañinos. Lo mental, haciendo una revisión de lo que ingresa en la mente a través de la lectura, la televisión, los videojuegos, el Internet, la pornografía y la manera de pensar sobre las cosas, sobre las demás personas y sobre sí mismo. El cultivo del aspecto intelectual, a través de la selección de lecturas, el análisis de textos, la actualización dentro del ámbito de la actividad profesional y el amor por la cultura general como concientizadora del ser humano. Y el área espiritual, que no tiene por qué verse bajo ningún criterio religioso, sino como la combinación de los valores y el deseo de trascendencia de la esencia humana, como la aplicación de la Bondad, el Amor y la Inteligencia para mejorar la calidad de vida de propios y extraños, aceptando que la vida tiene un significado y que la ética vale la pena.

Los propósitos pueden ser muchos y tan variados como seres humanos existen. Desde bajar de peso, ser más amable, aplicarse en alguna actividad, regresar con el cónyuge, separarse del cónyuge, perdonar enemigos, casarse, construir una casa, volver a la universidad, independizarse de la familia, abrir un negocio, dejar vicios y malos hábitos, atender asuntos olvidados o pendientes, querer ser mejores seres humanos, etc.

Metas y propósitos que ayudan a crear mejores expectativas de vida. Imagínese, amigo lector, qué genial sería que cada uno de nosotros tuviésemos el propósito de combatir la corrupción y la falta de ética en el quehacer humano. Los gobernantes se verían obligados a modificar algunas prácticas porque, haciendo a un lado a los “políticos de carrera”, antes de ascender a una posición de ese tipo, el nuevo funcionario ha sido un ciudadano común. Si el nuevo servidor público es una persona honesta que se interesa por los demás, tenemos buenas expectativas para la función pública a su cargo. Pero si en su forma de interpretar la vida no aparece la palabra “ética” y la corrupción le parece lo más normal, estamos fritos porque significa que seguiremos igual: mucha demagogia, muchos hechos oscuros y poca atención real para las necesidades ciudadanas. Y aunque este caso es más una cuestión de educación, la voluntad humana es determinante.

Cambiar expectativas y transformar conductas es una tarea multidisciplinaria que requiere la participación de todos: padres y madres de familia, sacerdotes, pastores, filósofos, educadores, juristas, periodistas, profesionistas libres, políticos, funcionarios, escritores, guionistas, artesanos, amas de casa y cualquier ciudadanos que se interese por un México mejor en el futuro, que estará tan lejos como tan grave sea nuestra miopía para asumir la responsabilidad que a cada quien corresponde. Analizar, definir, planear y poner la acción necesaria bien pueden ser el principio personal para realizar propósitos. Cuidemos que no se queden en un simple deseo, una frase sin sentido o una promesa sin cumplir.

gilnieto2012@gmail.com

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