miércoles, 16 de enero de 2013

Editorial Diálogo entre Docentes




En el mes de septiembre del año 2010 nos dimos a la tarea de publicar el primer ejemplar de Tlanestli, promoviendo la creación literaria y la lectura, como una manera de conmemorar dos de los eventos de mayor relevancia dentro de la historia de México. Transcurridos dos años, y un poco más… se consideró oportuno y conveniente dejar plasmados en forma de libro, algunos de los artículos editados durante ese lapso, y también como una forma de celebrar ese bienio.
Invitamos a nuestros lectores a esta celebración, no sin antes agradecer su aceptación del proyecto literario, educativo, cultural, demostrada a través de sus comentarios, sus visitas al blog http://tlanestli.blogspot.com y por supuesto la lectura de la edición impresa.
La cita es el jueves 24 de enero a las 18:00 horas en el auditorio Paraninfo del Colegio Preparatorio de Xalapa. A quienes no tengan la oportunidad de acompañar, se les convoca a la adquisición de esta obra literaria en la que participan diversos autores.
A estos autores, nuestro mayor reconocimiento a su trabajo, sin el cual ni Tlanestli, ni Tlanestli Diálogo entre Docentes sería posible. 

SEDA Pasión secreta Alessander Bricoo


             
         Aurora Ruiz Vásquez
 Cuando uno se dispone a leer un libro, lo primero que hace es hojearlo y ojearlo para ver si lo encuentra de interés, si nos abre sus páginas y nos recibe con empatía. Si nos lo han recomendado, surge tal vez la curiosidad por abordarlo o desecharlo, según las preferencias.
Este libro está estructurado en 65 capítulos o cápsulas narrativas muy cortas  con silencios espaciados, y lenguaje natural que le dan fluidez a la lectura.  Se narra una época antigua de Francia con las dificultades de comunicación entre Europa y el oriente, expresamente Japón, que estaba “Siempre recto. Hasta el fin del mundo”
Los temas que trata son: la aventura, el amor, la traición, y el dolor. Resalta el apoyo incondicional de la mujer. El lector se identifica con los personajes, se adentra en el relato, lo vive, brotando sentimientos, emociones  pensamientos y reflexiones.
Se escoge un pueblo de Francia, Lavidelleu, como escenario para la narración en el año 1853, donde actúan personajes bien caracterizados: el viejo Kara kei  hombre poderoso residente en Japón, el protagonista Hérbé Joncour y su esposa Hélene, dedicado a la compra venta de huevos de gusanos de seda que proporcionaba gran riqueza. Compraba en Siria y Egipto, pero debido a una plaga pensaron conseguir huevos sanos en Japón, cuna de la seda más bella del mundo. Otro personaje es la mujer blanca llena de magia y misterio que recostada en el pecho de Kara Kei  clava su mirada en Herbé. Aparece Baldaviou que como empresario, descubre al individuo ideal para atravesar el mundo y llegar a Japón, completamente aislado, del que no se escuchaba hablar en aquellos tiempos. Aplicando estrategias de comercialización, llega a comprar huevos sanos.
 El largo viaje a esas extrañas tierras era peligroso y de alto costo. Después de atravesar Europa en tren, a caballo y en barco por  muchos meses, Herbé  encuentra  a Kara kei que llevaba la cara tapada con un velo de seda negra, acompañado de una preciosa mujer tendida a sus pies, de la que no conoce su idioma y no tiene los ojos rasgados como las demás personas; intercambian miradas significativas y nace el amor apasionado. Hérbé que “era por lo demás uno de esos hombres que prefieren asistir a su propia vida y consideran improcedente cualquier aspiración a vivirla”, altera su destino, emocionalmente. Los viajes se suceden, la pasión aumenta desde lejos, en silencio secreto. La atracción era mutua y la bella mujer le hace llegar a Hervé una nota en japonés que decía “Si no vuelves, me muero”; él no la podía leer, pero buscó quien lo hiciera, aumentando su pasión.
A partir de 1869, llegar a Japón era más rápido, unos veinte días para llegar y otro tanto para regresar. Hérvé, casi por cuenta propia hizo el cuarto viaje con el deseo de ver aquella mujer. Kara key tal vez sospechaba la atracción  del visitante por ella, cuando al encontrar la pajarera abierta le dijo  “volverán, no crees” y cuando al encontrar al muchacho ahorcado le aseguró que “la ley en Japón castiga al que lleva mensajes de su ama”. Sí hubo traición, pero con el pensamiento e imaginación; ni siquiera  se escucharon sus voces.
Por otro lado, la esposa refleja un amor diferente, seguro, profundo y fuerte que demuestra hasta el final de sus días. Hérbé le dice cuánto la ama y ella lo comprende plenamente al darle lo que necesita, resumido en la carta sensual y erótica que como si fuera la otra mujer la escribe, la manda copiar en caracteres japoneses y la envía en lugar de ella, donde le dice que se aleje. Muy inteligente de parte de la esposa comprensiva y fiel.
Hérvé ya tenía 33años, el negocio produjo buenas ganancias, se sintió rico y quiso construir un parque que fuera su refugio silencioso.
Un sentimiento de vacío lo invade, y lo acompaña la soledad cuando Herbé muere.
 Se encontraba taciturno, contemplando las aguas de la laguna. “Herbé Joncour bajaba hasta el lago y pasaba horas mirándolo, puesto que, dibujado en el agua, le parecía ver el inexplicable espectáculo, leve, que había sido su vida.”  Herbé se da cuenta que su vida, desde joven no ha sabido vivirla, la tomó como su destino monótono y frío. El período de intensa emoción fue cuando conoció a la mujer blanca, pero cesó de golpe y queda sin explicarse el misterio de la existencia.
 Cuando leemos “Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca” revela que  al no poder conseguir su obsesión, comenzaba a evadirse de su terreno pasional, que sí estaba a su alcance con su esposa.
Pienso que Héléne, la esposa tiene un papel muy importante en la novela al mostrar su inteligente paciencia y comprensión al mandar a Hervé la carta que lo aleja de su sueño para vivir la realidad, aunque con nostalgia.  Me hace recordar a otras mujeres  valientes y valiosas como las que muestra  Laura Restrepo  en su novela La isla de la pasión y  Pearl S. Buck  en La buena tierra.
Después de todo, termina la novela diciendo “se volvió hacia lo que había quedado de su vida y empezó de nuevo a ocuparse de ello, con la inquebrantable tenacidad de un jardinero en su trabajo la mañana siguiente a una tempestad”
Seda es  una novela de escasas 125  páginas publicada en 1996 Editorial Anagrama, trigésima  quinta edición 2004. Su autor, el italiano Alessandro Baricco (Turín 1958)  funda en Turín la escuela llamada Molden de (técnicas narrativas) en honor a Salinger. Seda con otras de sus obras le han dado renombre y éxito a traducidas a no menos de 17 idiomas, entre ellas, novelas como Tierras de cristal y Océano mar ensayos y obras teatrales.

No hagamos a los jóvenes a nuestra imagen y desgracia


Juan Francisco Gaspar Velazco

Hablar a los jóvenes  sobre nobles y elevados principios  es un género de retorica sagrada.
José Enrique Rodó






En esta época  del alboroto, de la prisa, de la velocidad, de la eficiencia y del confort se ha caracterizado a nuestro mundo desde la mirada reduccionista que todo convierte en cosa, los individuos son estudiados ya no por la historia, la filosofía, la antropología o por la misma matemática, hoy día son puestos bajo la lupa de la demografía, la estadística y la probabilidad; la pregunta central es  Cuánto, un ejemplo lo notamos en el servicio de salud, lo que interesa es cuantos pacientes atienden, no importa la calidad de la atención; en nuestro sistema educativo notamos que los estándares para calificar la enseñanza tiene que ver con el numero de los  egresados sin interesar  el conocimiento, la dimensión ética, las cualidades morales que permitan al egresado reflexionar sobre su mundo.

“el progreso científico y tecnológico, característico de la sociedad posmoderna ha hecho posible la producción a gran escala de cualquier tipo de satisfactores de necesidades. Este fenómeno ha influido para que, en todos los estratos socioeconómicos, tanto en países  desarrollados como en vías de desarrollo, se incrementan de manera sustancial las aspiraciones de consumo en comparación con otros momentos de la historia de la civilización humana.”[1] El mundo  se encuentra viviendo una era que le viene bien el pseudónimo “la época del contagio”, hoy se habla de manera arbitraria de aspiraciones, de fantasía, de sueños, pero estas no son contextualizadas, se vive una época en donde todo parece que el progreso tecnológico es por contagio, que la posesión de objetos nos hace iguales a quien los poseyó primero, estos nos conduce a inclinar nuestro concepto de felicidad al mero utilitarismo de las cosas.

A decir  de Vereecken y Maes (2006) los adolescentes  consumen a través de la vista; la  televisión los conduce, les presenta anuncios tales como bebidas y botanas, del mismo modo este medio de comunicación (la televisión) nos ha llevado a consumir poco nutrientes; hoy nos encontramos con adolescentes y jóvenes  con alto grado de desnutrición inconscientemente inducida, situación que afecta  su ámbito escolar, su crecimiento físico, pero eso no importa porque comen la suficiente chatarra para ser felices; se habla de felicidad desde el elemento cuántico de la cuestión, es decir, la felicidad hoy es  objetivamente asequible, se compra, se consume. De donde surge  esta noción cosificante de la felicidad  es en la filosofía  pesimista  de Arthur Schopenhauer  quien caracterizó a la felicidad de la manera siguiente: “lo único que realmente existe en el mundo es el dolor y el sufrimiento, ambas son la constante de la vida y su  interrupción  es  comúnmente identificada con la felicidad,  por ello la felicidad consiste en la negación de lo que es”[2]. Esta percepción de lo que es ser feliz nos conduce al olvido   de que el hombre es ante todo un ser evolutivo, en este sentido el hombre debe convivir  con lo bueno y lo malo que existe en el mundo, pero el punto de vista que ahora impera es el de relacionar  a la felicidad con el placer, el cual se encontrará en lo externo, por lo tanto este se debe adquirir.

El siglo XX fue el escenario  en donde  las modas imperaron  a través del consumo y quien fue el asiduo consumidor de estos productos fue el joven “ser joven es  andar a la moda”  esta idea   llevó a recategorizar el concepto de juventud. En adelante  esta etapa  será temporalizada y la caracterizará la parranda, la irresponsabilidad, el error, la fuga, etcétera.  Lo anterior llevó a olvidar el principio romántico de la juventud,  el cual sostenía  que lo joven estaba en el espíritu, en las ganas del cambio y en la inquietud. En la cultura española, en especifico  la de Castilla y Aragón se le denominó al infante  como el que debería  modificar, transformar, revolucionar o repensar su entorno, tal mención fue borrada por la idea  que exhibe al joven como dependiente  que debe ser formable, educable y que todo su actuar  forma parte de su larga lista de errores de juventud.

La concepción en torno al termino  de juventud hoy se presenta por perspectivas para su análisis, cosa verdaderamente arbitraria, dado a que al joven lo convierte en un  objeto raro que debe ser estudiado “los distintos elementos  considerados  pueden  abandonarnos  y abandonar una imagen de lo juvenil  poliédrica en lo que refleja, compleja en lo que transmite, heterogénea, como nos dice  José Antonio Pérez Isla en cuanto a las diferentes juventudes que forman la juventud en sentido ideal del concepto, pues en este caso la suma de partes no pueden formar un todo…”[3] .

Lo que esta cita nos pone a debatir es el  hecho arbitrario de generalizar la juventud, se le ha dimensionado  desde lo que se quiere que sean ellos, se ha conducido el concepto a definir  lo que se es y se debe, pero  la actualidad  nos muestra que esta postura reaccionaria hoy tiene su contraparte, ya no se puede construir la juventud, es ella la que se irá realizando históricamente. “no podemos por tanto someternos a definiciones únicas y definitivas, de lo contrario el joven  se le están poniendo dimensiones deshumanizantes”[4]. “…los jóvenes generan su propia construcción. Esto transforma radicalmente su deber ser joven presente en función de su deber ser  según sus propias intenciones.”[5]

Esta noción reduccionista, acomplejada y reaccionaria se ha   manifestado en la cotidianidad  de nuestras familias  en torno  a esas aspiraciones que se relacionan con la competencia, la flexibilidad, la eficacia. Los jefes de familia  exigen  que los jóvenes  cumplan  con un proyecto trazado desde el exterior,  hoy día se exige  la preparatoria, la licenciatura, el doctorado, etcétera y todo esto se debe hacer de manera pronta,  dado que el estándar de moda marca que hay que ser doctor a temprana edad, sin importar  la inexperiencia, hay que recordar que lo que aqueja  es lo cuántico, no que ese doctor, realmente sepa; los jefes de familia  han sido contagiados también  por ese espíritu  que le llaman aspiraciones de consumo y esto se ha trasladado a la enseñanza, el aprender  ya no es más una necesidad para desarrollar las potencialidades humanas, el saber  hoy es visto como un objeto mas de compra y venta; esta noción economicista  le ha dado importancia a ciertos tipos de saberes los que tienen que ver con lo tecnócrata, ya poco se habla del saber cómo sabiduría, se le trata como  mera cuestión artificial.

Esa percepción que llevó a pensar a la calidad humana desde el ingreso,  desde necesidades básicas insatisfechas,  del desarrollo y de la vida plena condujo a una sociedad  fatigada, agobiada, sin alma y perseguidora   del  éxito, el cual de antemano nunca se alcanzará, debido a que la condición humana que hoy se vive se sostiene en la insatisfacción debido a que los estándares de calidad cada día son más difíciles de alcanzar.

Esta absurda carrera por el éxito  fundamentada en una amplia bibliografía nos ha gestado una generación que ya se hartó de esa ilusión,  debido a que ha marcado  a nuestra raza humana,  en nombre de ese éxito a  hombres y mujeres en plenitud de su vida lo han abandonado todo, han tenido que emigrar a territorios en donde  según  la teoría del placer se encuentra  la verdadera satisfacción.   En nombre del éxito tenemos  una frontera mexicana completamente marcada por las cruces de quienes han querido alcanzar el sueño americano. En nombre  de la posesión, priorizando la propiedad hombres y mujeres en edad juvenil  han puesto su vivir al máximo, siendo perseguidos, estigmatizados  y todo por que las aspiraciones de riqueza que se divulgaron en esta sociedad de consumo solo podrán ser satisfechas en las parcelas  ilícitas del narco. Este México que de antemano  nunca ha sido  culturalmente homogéneo hoy se encuentra roto por identidades que se han generado  gracias  al no cumplimiento de los proyectos  de libertad comercial, estabilidad y satisfacción,  esto ha provocado una exaltación  de lo urbano y un desprecio por lo rural situación que ha generado  una extrapolación social. La intensa  persecución por la profesionalidad  ha conducido a mujeres a decidir el no ser madres, cosa que de antemano debe respetarse debido a que el factor que nos hace verdaderamente humanos es la decisión; el punto reside  que no hay condiciones  para el sostenimiento de la familia, por tal motivo las jóvenes parejas tienen que desprenderse de una vida para poder vivir ellos.

 Esta sociedad tecnificada en donde se nota una constante deshumanización,  la virtud  y la cualidad sexual  que ante todo  es una beneficio  que se comparte entre humanos  ha sido también  superficialmente cubierta  de  categorías  correspondientes  a la bestialidad, tal situación conduce a nuevos aspectos compartamentales  que llevan a tendencias de perversión  que  esto debe ser  entendido como actividad que se le impone al otro. En este escenario la música representa la ventana  o el altavoz  por donde se grita  ya basta, es la música  la que quiere expresar  las verdaderas intensiones de la juventud; hay corrientes  que buscan  coartar la expresión musical, por fortuna eso aun no se ha logrado.

En  esta primera década  y a inicios de la segunda del siglo XX   ha dado muestras de una renovación,  ha renacido un espíritu inquieto, consecuencia   de décadas de hastío: por todas partes del orbe se ha mostrado la insatisfacción  y se ha puesto de manifiesto la inconformidad  contra el autoritarismo cultural y económico,  ya sea en el mundo árabe, sea el espíritu indignado europeo, sumándose  las voces de la juventud chilena,  además de los pacifistas, ecologistas; en nuestro ámbito local, la sociedad estudiantil jalapeña, desde luego el Yo soy 132, el movimiento del Chilam Balam; todos ellos  y nosotros  en distinto idioma, en distintas partes del planeta nuestro  grito de guerra  contra este búmeran social  que nos han puesto las dictaduras es  desde aquel 1961 en que se construyó el muro de Berlín y seguirá siendo: déjennos pasar.


[1] Aparicio A. 2009. Felicidad y aspiraciones crecientes de consumo en la sociedad postmoderna. Revista Mexicana de Sociología 71:1. Pág.  1
[2] Ídem 3
[3] Taguenga J.A. El concepto de Juventud. Revista Mexicana de Sociología (2009) 1:139-10. Página 2
[4] Ídem 3
[5] Ídem 4

Dos cuentos para relajarse



David Nepomuceno Limón

CASTÍGAME EN LUNA LLENA

Recuerdo que era muy pequeña cuando murió mi madre. Sentí que a partir de su muerte mi vida se tornó solitaria y con pensamientos que sólo compartía conmigo. Mi padre se acostumbró a verme callada, y así fue pasando el tiempo.
   Un día llegó mi papá a la casa con una señora gorda, pues iba a tener un bebé. Lo tuvo en la casa y ya no se fue. Todas las atenciones de ella eran para su niño. A mí de vez en cuando me hablaba y yo lo hacía sólo cuando era necesario.
   Un día que estábamos comiendo mi padre me dijo que yo le dijera mamá, pero a mí nunca me gustó decírselo, ya que cuando estábamos solas, por cualquier motivo ella tenía la intención de pegarme. Solamente me gritaba porque yo salía corriendo hacia el patio trasero.
   Huguito, el hijo de la señora, caminó muy pronto y trataba de hablar, pero yo no le entendía. Entonces nos acostumbramos a señalar las cosas que nos interesaban o que queríamos, y así empezamos a jugar juntos y a caminar por todos lados.
   Fue tanto el cariño hacia Huguito que empecé a verlo como el hermanito que nunca tuve. Así, tratamos de estar siempre juntos. La señora, al ver que cuidaba al niño en todo momento, me daba un mejor trato y hasta se sonreía conmigo.
   Un fin de semana mi papá y la señora se fueron a comprar a la ciudad. Nosotros nos quedamos a jugar toda la mañana, hasta que llegaron con muchas cosas, principalmente para comer.
   De una bolsa grande sacaron algo seco, grueso y salado. Mi papá nos lo enseñó. Dijo que era pescado seco y que se llamaba robalo. Acerca de una bolsa mediana completamente llena de unos animalitos secos y como jorobaditos nos dijo que eran camarones. Que todo lo íbamos a comer, pero en Todos Santos, y para que llegaran los días de los muertitos faltaba algún tiempo.
   Como pudo, mi papá se subió al tapanco de la casa, donde guarda cosas que no se usan. El pescado y los camarones los guardó allá arriba en una bolsota blanca.
   En los días de la semana me apuraba con mis tareas en la escuela, lavaba los trastes muy rápido para tener tiempo de jugar con Huguito.
   Yo ya sabía que los sábados mi papá y la señora iban a vender las cosas del campo para comprar la comida de la semana. Un sábado se me ocurrió hacer una escalera con trozos de madera y garrochas que no se usaban y estaban tirados en el patio.
   Me subí con cuidado al tapanco y busqué la bolsa blanca. Corté un trozo de pescado y llené la bolsa de mi bata con camarones, que no fueron muchos, ya que es chica y apenas cabe mi mano. Bajé con cuidado, y con la ayuda de mi hermanito sacamos la escalera y la tiramos al fondo del patio, junto a la zanja, para que no la vieran.
   Yo hice un poco de lumbre en el patio  con poca leña y brasas que quedaban de cuando se hacía la comida. Como podía volteaba el pescado y los camarones para que se asaran bien. Olían muy sabrosos, y con unas cuantas tortillas que encontramos en la cocina, mi hermanito y yo comimos todo el trozo de pescado y los camarones.
   Cuando llegaron del mercado no sospecharon nada. Esto lo empezamos a hacer todos los sábados cuando salían de compras. No sé cuántas veces hicimos lo mismo, pero todo se acabó.
   Un domingo nos levantamos temprano porque teníamos que escombrar y limpiar la casa: nos difuntitos nos venían a visitar. Ya no nos acordábamos del pescado ni de los camarones hasta que dijo mi papá que subiera al tapanco para bajarlos.
   Al poco rato subió mi padre. Cuando me llamó con toda la fuerza que daban sus pulmones yo iba a medio patio corriendo. Fue tanta la desesperación de bajarse rápido que cayó al suelo sobre su costado derecho. Hasta el fondo del patio se escuchaban sus gritos amenazándome de la golpiza que me esperaba.
   No sé qué tiempo estuve sentada entre los árboles que estaban cerca de la zanja. Sólo sentí la mano de la señora que tomaba fuertemente mi brazo y de un brinco me levantó, llevándome de prisa hacia la casa, donde se oía el llanto de Huguito.
   Me acordé de mi mamá para que me ayudara. También pensé en lo que dijo la maestra, que los huesos de nosotros son más resistentes en luna llena. Mi plegaria era que ojalá hubiera luna llena.
   Un día se iniciaron las clases. Se acabaron las fiestas de los difuntos, pero no podía ir porque todavía estaba adolorida y caminaba muy despacio por la golpiza que me dio la señora.
   En los días de la fiesta habíamos comido como siempre y sólo hubo velitas en el altar. Mi papá caminaba con muleta ya que se había dislocado la pierna, pero veía que caminaba bien. Pienso que la luna llena también lo ayudó.
   Recordando todo lo pasado, siendo que valió la pena la golpiza. Fue a cambio de todos los sábados que comimos el pescado y los camarones que con tanta anticipación había guardado mi papá.
   Ahora que voy a la secundaria todavía recuerdo los sábados de pescado y camarones, y me sonrío. Dos lunas llenas hubieran bastado para que no le pasara nada a mi papá cuando cayó del tapanco.
   A varios años de distancia pienso cómo tuve la iniciativa de una oportunidad única y la aproveché. Fue una experiencia rica en emociones, con un resultado doloroso, pero valió la pena.


PARA QUE TE ACUERDES

Al fondo de un patio de vecindad vivía Ernestina, madre de un niño de ocho años. Su mayor preocupación era dar lo necesario a Lalo, su hijo, para que estudiara la primaria como toda criatura de su edad.
   Los brazos habían empezado a dolerle. Pensaba que era por tanto lavar ropa ajena. Había días en que no podía hacer su trabajo. Lalo, al ver que su madre se quejaba de la molestia, empezó a hacer pequeños mandados a las familias del patio. Así ayudaba, y a la vez le permitió ahorrar unos pesos. A unos meses de distancia ya tenía dinero para comprar los materiales para lustrar zapatos en el parque o donde fuera. Con muchas advertencias de su madre ese sábado al mediodía el niño estaba listo para iniciar su pequeño negocio. Al llegar al parque, un joven que ya trabajaba de bolero le aconsejó que fuera a los bares, pues ahí sí había trabajo. Así lo hizo, y entró al primero que encontró.
   Con un poco de vergüenza iba ofreciendo sus servicios hasta que un hombre lo llamó para que limpiara su calzado. Con alegría empezó a hacer lo que sería la rutina que le habían explicado donde compró sus útiles de trabajo. El niño volteaba contento hacia todos lados como para que la gente lo viera y también le pidieran que lustrara sus zapatos, mientras que el hombre que lo había contratado seguía su plática con voz fuerte y risas escandalosas con sus compañeros de mesa.
   Después de un rato el niño sonriente dijo que había terminado su labor. El hombre, un poco más alcoholizado que antes, revisó sus zapatos y exclamó molesto que le había manchado los calcetines, y sin más le dio una bofetada. Le gritó que le había pegado para que se acordara de que a don Ernesto de la Huerta nadie le hacía cochinadas.
   Adolorido y llorando el niño recogió sus cosas del suelo, las metió en su caja de madera y salió de inmediato sin haber obtenido ni un centavo.
   Ya no quiso continuar con ese trabajo y prefirió seguir haciendo mandados a los vecinos del patio, sacar la basura, barrer banquetas y rociar agua a las macetas de las plantas.
   Los años siguieron su curso.
   Ernestina, la madre, había fallecido con dolores en sus articulaciones, pero su deceso se debió a una tuberculosis que le fue detectada en etapa avanzada.
   El antiguo Lalo, ahora Eduardo, con su carácter alegre y un poco de suerte, había trabajado constantemente en un taller mecánico. Después de diez años de labores, tenía la intención de comprar el taller en vista de que su patrón ya no podía seguir trabajando por su edad avanzada. El hombre aceptó que le diera un enganche y una cantidad mensual hasta liquidar la deuda por completo.
   Eduardo veía diferente ese fin de semana, como un mundo lleno de oportunidades. Había cerrado el contrato de compra-venta con su patrón y en pocos días sería dueño del taller donde aprendió el oficio que lo hizo prosperar fortaleciendo los valores de comprensión y compañerismo con clientes y amigos. A sus veinticinco años todavía estaba soltero, pero tenía la idea de formalizar una relación con la joven hija de los dueños de la tienda de la esquina, que por cierto no lo veían con malos ojos.
   Con esas ideas, el joven tuvo la intención de visitar la colonia donde nació y pasó sus primeros años, que le proporcionaban gratos recuerdos. Después de un pequeño viaje llegó al pequeño parque de la colonia. Todo era diferente. La modernización había cambiado el panorama urbano. El patio de vecindad donde creció estaba deshabitado y casi en ruinas. La entrada seguía teniendo el mismo color rosado. El letrero que había en la pared informaba que se vendía esa propiedad. Las letras casi no veían por la cantidad de trazos y letras deformes que tenía encima, cubriendo la pared.
   Su transitar estaba lleno de recuerdos cuando, al doblar la esquina, vio el bar donde tuvo la intención de trabajar limpiando zapatos. La construcción era la misma, pero ahora lucía recién pintada haciendo alusión a una marca de cerveza.
   Por curiosidad entró. En el interior había más luz que antes y ahora las mesas y sillas eran de plástico. Su sorpresa fue mayúscula, pues sentado a una de las mesas, casi al fondo, estaba don Ernesto de la Huerta, viejo, con movimientos lentos. Platicaba con hombres de su misma edad.
   Eduardo no lo pensó dos veces. A grandes pasos llegó a la mesa, y tomando a don Ernesto de la camisa lo levantó bruscamente sin darle tiempo a reaccionar. El puñetazo se lo dio de frente, en la barbilla, y lo hizo caer entre mesas y sillas. La gente, sorprendida, veía la escena en silencio.
   El joven, en posición amenazadora, preguntó, a gritos qué sintió al recibir el golpe. Que así se había sentido él cuando era niño y no podía defenderse. Ahora ya era un hombre y sabía hacerlo. Varias veces gritó a don Ernesto que se levantara y se defendiera.
   El otro, adolorido y callado, permanecía sentado el piso recordando el suceso de hacía varios años. Sin decir palabra, y continuando en esa posición, el hombre concedía la razón al joven que le acababa de golpear.
   Todos los presentes seguían callados e inmóviles. Eduardo comentó que si alguien no estaba de acuerdo con lo que vio y escuchó, ahí estaba él para defender al niño que fue el hacía varios años.
   Se dirigió a la puerta del bar con pasos lentos y se alejó caminando hacia el parque, para abordar el camión que lo llevaría cerca de donde vivía.
   Sin haberse hecho el propósito de vengar la ofensa de que fue víctima en su infancia, Eduardo se sentía mejor, y sin remordimientos se alejaba del barrio que le traía muchos recuerdos.

VIAJE AL CORAZÓN DEL POLVO




Juan Hernández Ramírez


                                                                                Poesía
ORALIA
                   
Con tu fuego de sol
incendiaste mis ojos
de pies descalzos.

Eran pequeñas las golondrinas
y piaban en sus nidos de barro
de aquel pueblo olvidado,
del que también tú te olvidaste.

Ya no he vuelto a mirar
en tu piel de adolescente
los árboles de zapote
y las palmeras de botella
de aquella vieja escuela.

El arroyo de aguas ondulantes
donde dos serpientes líquidas
de nuestras montañas
pegaron su cuerpo para ser uno;
ahora sólo es el basurero del pueblo.
Su líquido color de firmamento
recuerda la basura del tiempo.


Oralia, tu nombre
de resplandor de sol,
me hizo emprender la marcha
quemando las espinas del camino
para llegar al ocaso con tu nombre escrito.


En tus labios, pequeña,
reía con locura el viento,
y yo quise ser el primero
en poner mis dedos de ciruela tierna
encima de tu sonrisa.

Tu rostro de música de aves
y tu cabellera de cierva marina,
por ese camino de piedras sin palabras
se fue perdiendo hasta ser silencio.

Las montañas no repiten tu voz,
tu libertad rompió el tiempo
y ya no floreció igual la luna;
te fuiste en aquel barco a la deriva
y el viento rompió las velas
llevándote náufrago a litorales sin retorno,
y quedaste, Oralia, errante.















                      II

Estoy seguro, el tiempo me desgarra,
y tus ojos en el canto de los montes
son hojas que tratan de pintar
las horas que  mantienen de pie
el grito del ciervo que espera la lluvia.

Distancia y silencio fue tu miedo.

¡Oh, Oralia!, veneno sin olvido,
las mañanas sin tiempo,
han sido amaneceres sin rocío.

Oralia, ya eras la niña de la ausencia
en tu contemplación absorta del horizonte,
hogar de la hoguera silenciosa
donde se quema el corazón.

Tu inocencia, como rosas de incendio,
ha de haber muerto en otra orilla
entre los lirios de una tormenta,
sin que las piedras supieran que eras de oro.

Porqué nos fuimos sin dejar una señal
en la rama de un cercano amanecer,
porqué hoy, ya nadie nos recuerda,
tú en tu fuego y yo en el mío.

Oralia, sin que tú supieras,
como en una tumba abierta
sacaste de mi pecho el hueso
que hace reverdecer el olvido.


Ven, tómame,
toma el árbol de mi cuerpo,
has astillas de sus ramas,
consume con tu boca el fruto,
desgarra los sabores y el silencio,
y has pedazos mi última carne.

Las metas y propósitos personales



Gilberto Nieto Aguilar

“…porque veo al final de mi rudo camino,
que yo fui el arquitecto de mi propio destino…”
Amado Nervo

Muchas personas establecen metas cada Año Nuevo. Algunas hasta llegan a preparar agendas con actividades y tiempos. Otras más pregonan entre sus amistades y familiares que “ahora sí” están dispuestas a sacrificarse para lograr tal o cual objetivo. Lo cierto es que, fuera del encanto y el romanticismo propio de esa temporada posnavideña y del mes de enero, muchas personas que sienten el aliento de la renovación y el cambio no vuelven a recordar sus propósitos en lo que resta del año. Si no, pregunte usted a quienes sepa que realizaron promesas a principio de año o que intentaron algo parecido en algún momento posterior.

No tenemos nada contra quien ejerce estas costumbres, que sólo son “llamaradas de petate”, pero para trazarse metas, establecer propósitos, pensar en un plan de vida o simplemente estar dispuesto a cambiar para mejorar, no importa el día del año: lo que importa es la intención y la sinceridad de la persona para analizar algo viable y trazar una posible estrategia para alcanzar lo que realmente desea.

Para lograr metas importantes y cambiar el estilo de vida actual hay que estar abierto a las posibilidades. Contestar a cuestiones importantes como ¿qué se hará con el resto de la vida?, ¿se podrá ejercer alguna influencia en la vida o estará siempre sujeta a fuerzas externas y al azar? Se debe considerar que si se sigue haciendo lo mismo se obtendrán los mismos resultados, pues para lograr la realización de metas de superación se requiere hacer cosas distintas o quizá las mismas pero de diferente forma. Además, las metas deben ser claras para acompañarlas de la perseverancia, la constancia y la consistencia.

Desear como un simple anhelo no sirve para nada si no se realizan las acciones para hacer del anhelo una realidad. Hay que estar dispuesto a hacer lo necesario para lograrlo, siempre y cuando se consideren ciertos factores y aspectos que pueden ayudar a clarificar acciones, vencer obstáculos y no extraviarse por los distintos senderos de la ilusión y la fantasía.

Las acciones a lo largo de una existencia definen a la persona y determinan su destino, tras resolver algunas circunstancias que pueden escapar de control y donde lo valioso radica en la manera en que se enfrentan. Lo importante es querer tomar las riendas de la propia vida, situación que se puede asumir en cualquier momento, porque sólo pueden impedirlo la falta de voluntad o la muerte.

Entre los factores a tomar en cuenta para lograr metas y propósitos está el gran potencial que toda persona tiene y que puede aprovechar en beneficio propio. Analizarse a sí mismo para entenderse mejor y lograr un mayor conocimiento de sí, puede incluso mejorar su autoestima. Definir lo valores que considera importantes, la visión que tiene de la vida para establecer una misión y unas metas que no perjudiquen a terceros (cónyuge, hijos, familiares o amigos) sino más bien los incluya.

Quizá los aspectos determinantes que deben analizarse y considerarse son el emocional, que se refiere al equilibrio de sentimientos y emociones, la conducta asertiva, los afectos y la autoestima. El aspecto social que abarca la forma de desenvolverse y relacionarse con los demás, pero también puede incluir a la familia, el círculo de amigos y la manera que se acostumbra la recreación. Lo ocupacional identificando qué hace, cómo dispone del tiempo libre, que hay del trabajo, el estudio y cómo se manejan las relaciones laborales. Lo económico, que en estos tiempos difíciles es muy importante pero que con la definición de los otros aspectos queda casi resuelto. La dimensión corporal referida al cuidado del cuerpo, al consumo adecuado de alimentos, al ejercicio, la ingestión de medicamentos y tóxicos dañinos. Lo mental, haciendo una revisión de lo que ingresa en la mente a través de la lectura, la televisión, los videojuegos, el Internet, la pornografía y la manera de pensar sobre las cosas, sobre las demás personas y sobre sí mismo. El cultivo del aspecto intelectual, a través de la selección de lecturas, el análisis de textos, la actualización dentro del ámbito de la actividad profesional y el amor por la cultura general como concientizadora del ser humano. Y el área espiritual, que no tiene por qué verse bajo ningún criterio religioso, sino como la combinación de los valores y el deseo de trascendencia de la esencia humana, como la aplicación de la Bondad, el Amor y la Inteligencia para mejorar la calidad de vida de propios y extraños, aceptando que la vida tiene un significado y que la ética vale la pena.

Los propósitos pueden ser muchos y tan variados como seres humanos existen. Desde bajar de peso, ser más amable, aplicarse en alguna actividad, regresar con el cónyuge, separarse del cónyuge, perdonar enemigos, casarse, construir una casa, volver a la universidad, independizarse de la familia, abrir un negocio, dejar vicios y malos hábitos, atender asuntos olvidados o pendientes, querer ser mejores seres humanos, etc.

Metas y propósitos que ayudan a crear mejores expectativas de vida. Imagínese, amigo lector, qué genial sería que cada uno de nosotros tuviésemos el propósito de combatir la corrupción y la falta de ética en el quehacer humano. Los gobernantes se verían obligados a modificar algunas prácticas porque, haciendo a un lado a los “políticos de carrera”, antes de ascender a una posición de ese tipo, el nuevo funcionario ha sido un ciudadano común. Si el nuevo servidor público es una persona honesta que se interesa por los demás, tenemos buenas expectativas para la función pública a su cargo. Pero si en su forma de interpretar la vida no aparece la palabra “ética” y la corrupción le parece lo más normal, estamos fritos porque significa que seguiremos igual: mucha demagogia, muchos hechos oscuros y poca atención real para las necesidades ciudadanas. Y aunque este caso es más una cuestión de educación, la voluntad humana es determinante.

Cambiar expectativas y transformar conductas es una tarea multidisciplinaria que requiere la participación de todos: padres y madres de familia, sacerdotes, pastores, filósofos, educadores, juristas, periodistas, profesionistas libres, políticos, funcionarios, escritores, guionistas, artesanos, amas de casa y cualquier ciudadanos que se interese por un México mejor en el futuro, que estará tan lejos como tan grave sea nuestra miopía para asumir la responsabilidad que a cada quien corresponde. Analizar, definir, planear y poner la acción necesaria bien pueden ser el principio personal para realizar propósitos. Cuidemos que no se queden en un simple deseo, una frase sin sentido o una promesa sin cumplir.

gilnieto2012@gmail.com

Usos del tiempo y consumo cultural de los estudiantes universitarios Hacer posible lo deseable


Presentación del libro



Lourdes Hernández Quiñones

Agradezco a la doctora Ahtziri Molina su invitación para participar en esta presentación editorial, que celebro de manera especial por varias razones. Primero, porque la aparición de un libro siempre es una fiesta en torno a la palabra y, particularmente en esta ocasión, por la aparición del libro que lleva por título Usos del tiempo y consumo cultural de los estudiantes universitarios, autoría de Ahtziri Molina Roldán, Miguel Ángel Casillas Alvarado, Aldo Colorado Carvajal y Juan Carlos Ortega Guerrero, editado por ANUIES, que es un trabajo de investigación de gran valor para los estudios culturales en nuestro país y, particularmente en nuestro estado. Agradezco a todos ellos este regalo que hoy nos hacen a  los interesados en lo cultural.
Segundo, porque se trata de una visión crítica, analítica, seria y rigurosa que aporta información de gran utilidad para delinear políticas culturales que sean incluyentes y diversas con el propósito de responder de mejor manera a las inquietudes, necesidades y deseos de los múltiples públicos de la cultura-en este caso, de los jóvenes-, ya sea en la Universidad Veracruzana, en las instituciones municipales y estatales de cultura, en otras instituciones educativas y culturales, públicas y privadas. Las políticas públicas en el trayecto de hacer posible lo deseable, deben privilegiar el pensamiento crítico de las universidades. En el caso de las políticas culturales, habrá que considerar su construcción sobre dos ejes paralelos: la promoción de la creación y la investigación artística; y el fomento de la educación artística y la formación de públicos. Sólo así podremos garantizar un quehacer cultural sustentable.
Es importante considerar el valor del trabajo de los académicos involucrados en esta investigación, cuyos resultados se obtuvieron a través de la aplicación de mil ochenta y cinco encuestas en los cinco campus de la Universidad Veracruzana, durante el segundo semestre del 2008; proyecto que parte del hecho de reconocer que en años recientes la participación de estudiantes en las actividades artístico-culturales promovidas por  la propia UV ha sido baja, situación que no es privativa de nuestra máxima casa de estudios, sino de las actividades culturales en general. En ellas, por lo menos en la ciudad de Xalapa, casi siempre nos encontramos los mismos y rara vez hay caras nuevas. Ello obedece a la ausencia de políticas públicas en materia cultural y a  la carencia de una educación artística desde el nivel de preescolar hasta la educación media superior, en el aspecto formal; y a un descuido en los programas de desarrollo cultural infantil en las instancias promotoras de cultura en la entidad. Situación que al paso de los años y frente  a los consorcios mediáticos-ahora reconocidos oficialmente como poderes fácticos-se ha agravado, pues su omnipresencia en la mayoría de los hogares, ya sea a través de los medios de comunicación masiva como el radio y la televisión, o bien de las nuevas tecnologías de la comunicación: celulares, computadoras, tabletas, etc., han propiciado una nueva manera de vivir la cultura y la comunicación, erosionando las formas tradicionales de relacionarnos en el mundo.
 A partir de esta consideración sobre el reducido público estudiantil en las actividades de la UV, el equipo de académicos planteó dos hipótesis de investigación: 1) La relación entre el consumo cultural de los estudiantes y la oferta cultural universitaria es muy endeble, pues no se han desarrollado los mecanismos necesarios para interesar a los jóvenes universitarios en las actividades propuestas por la universidad; 2) El capital cultural original de los estudiantes resulta determinante en la adquisición y fortalecimiento del capital cultural universitario.
Es un acierto que la investigación a la que nos estamos refiriendo, subraye la necesidad de considerar al estudiantado universitario como un grupo heterogéneo, con diferentes cúmulos de capital cultural y estrategias para la adquisición del mismo. Asimismo, la introducción de los conceptos de consumo cultural y capital cultural, como pilares de esta investigación, permitió organizar y analizar la información recabada a partir de cinco variables que arrojan datos fundamentales para la toma de decisiones en la Universidad Veracruzana y para futuros estudios sociológicos, culturales y antropológicos que se pudieran realizar en otras instituciones; estas variables son: región, género, área de estudio, capital cultural y trayectoria escolar. Variables que permiten tener una mirada amplia de los públicos de lo cultural, tal y como lo señala la doctora Lucina Jiménez: “es más conveniente hablar siempre en plural, pues existen públicos diversos que comparten la experiencia artística y cultural en un lugar y contexto determinado”. Así-dice Jiménez-“pueden distinguirse diferentes sectores con motivaciones, percepciones, reacciones y respuestas distintas ante un mismo hecho artístico que adquiere entonces múltiples significados”. (1)
 Valga mencionar que la información que arroja el libro Usos del tiempo y consumo cultural de los estudiantes universitarios, enriquece especialmente y supera en varios temas al estudio efectuado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que se puede consultar bajo el título Infraestructura y Patrimonio, Hábitos y Prácticas Culturales. Asimismo se suma a lo aportado por el informe Acceso de los jóvenes a la cultura en Iberoamérica. Tendencias, obstáculos y experiencias, producto de un trabajo de investigación realizado durante el año 2012 en los países iberoamericanos, por la fundación Interarts con el apoyo de la  Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Este último informe constata que en muchos países iberoamericanos  el consumo cultural de los jóvenes puede calificarse como híbrido: “La asistencia a los centros comerciales, el consumo de la cultura estadounidense y la importancia de las fiestas tradicionales, son tendencias de la juventud”. En menor medida-dice el informe-, se encuentran su participación y asistencia al teatro, las exposiciones, las casas de cultura, y el cine; la mayoría de actividades se concentran en las zonas de aglomeración urbana. (2)
El libro Usos del tiempo y consumo cultural de los estudiantes universitarios puede leerse en algunos momentos como un caleidoscopio y, en otras, como un rompecabezas (de construcción exitosa), por las cinco variables que guían el estudio. Se cuenta con información que permite hacer entrecruzamientos para tener una mirada más completa del panorama que debe afrontar la Universidad Veracruzana para lograr que más estudiantes participen en las actividades artístico-culturales promovidas por esta institución.  Por ello, a la par de presentar los resultados de esta investigación, los autores van haciendo un análisis crítico de la situación universitaria. Algunas de las cifras que resultan preocupantes son las siguientes: 90% de la oferta cultural de la Universidad Veracruzana se concentra en la ciudad de Xalapa;  en el resto de las ciudades y regiones del estado, el común denominador es la carencia de una vida cultural intensa. Ocho de cada diez estudiantes (80%)  no realizan actividades artísticas de ninguna especie; 68% de los estudiantes dicen participar en diferentes actividades artísticas como espectadores, mientras una tercera parte no lo hace; sin embargo, en cada región el panorama es distinto: en Xalapa, 76% de los estudiantes asisten a actividades culturales; en Córdoba, 75%; en Coatzacolcos, 57% de la población estudiantil asiste a estas actividades, y en Poza Rica, lo hace el 62%. Si bien ello tiene que ver con la oferta o no de actividades culturales, también se relaciona con factores económicos, intereses y antecedentes familiares.
Los resultados de la investigación confirman, de acuerdo con lo planteado por los autores, cómo las diferencias sociales se traducen en diferencias culturales entre los estudiantes; así como la hipótesis de que los estudiantes más dotados en capital cultural consumen más cultura y tienen mayor acceso a los bienes culturales. ¿Qué hacer frente a una realidad que obedece a las propias características del estado, sus actividades económicas y productivas, sus diferencias sociales, la longitud de su territorio que hace complicado establecer servicios educativos en todas las regiones? ¿Cómo hacer posible lo deseable? De eso se trata, de construir políticas culturales a partir de un diagnóstico con  información confiable como es la investigación que hoy nos covoca, para poder incidir en la realidad, por compleja que sea la problemática.
Es innegable la falta de equidad en la oferta cultural de la Universidad en las distintas regiones, y lo reducido del consumo cultural de los estudiantes en todas las zonas. Por ello, se requiere que las autoridades de la Universidad Veracruzana y las instituciones promotoras de la cultura en los municipios y la entidad, hagan una revisión autocrítica de su quehacer y consideren que la acción cultural no puede concebirse como simple entretenimiento o divertimento temporal, sino como una acción permanente que se vincula con la posibilidad de reforzar el tejido social, de propiciar la creatividad, de vivir la diversidad, de compartir identidades, de construir espacios para la imaginación. Se requiere de acciones puntuales- como señalan los autores- para diversificar la oferta cultural de la UV en las regiones y campus, y para delinear programas que propicien la creación de nuevos públicos.
Hacemos propio el exhorto de los académicos que llevaron a cabo esta investigación: “Las políticas culturales de la universidad no pueden seguir siendo indiferentes ante la diversidad de estudiantes que se expresa en las distintas áreas”. Se requiere concebir el trabajo de difusión y extensión cultural desde la diferencia para encontrarnos en aquello que nos es común. Es necesario que entendamos que nuestros hábitos culturales y, en particular, los de los jóvenes se transformaron profundamente. Debemos trabajar en la gestión cultural a partir de la realidad del siglo veintiuno. El estudio Usos del tiempo y consumo cultural de los estudiantes universitarios, es una base que puede garantizar la construcción de políticas culturales con una visión amplia y moderna. Es la posibilidad de recuperar el tiempo perdido en la gestión cultural universitaria, desde la tradición artística de más de medio siglo de la Universidad Veracruzana, con un rostro que mire hacia el futuro a partir de la realidad que hoy viven los jóvenes en Veracruz.



(1)     Jiménez Lucina, Desarrollo de públicos y procuración de fondos, (material de la Especialidad en Políticas Culturales y Gestión Cultural. Unidad de Enseñanza Aprendizaje VIII), OEI, UAM, CENART, 2008.
(2)     Acceso de los jóvenes a la cultura en Iberoamérica, Tendencias, obstáculos y experiencias, marzo 2012, interarts, AECID.


…Y surgió un Plan de Estudios

ESPACIO CIUDADANO

Jorge E. Lara de la Fraga.
“Un pueblo analfabeta es un pueblo ausente. No queremos veracruzanos                                                          ausentes del desarrollo…” R.H.O.
Corría el año de 1974  y se acercaba el relevo gubernamental en nuestra Entidad; aunque varios tricolores le apostaron a la candidatura de Manuel Carbonell de la Hoz (tiempos del partido hegemónico), las circunstancias políticas de ese entonces le fueron adversas al Subsecretario de Gobierno y surge esplendente el lema Unidad y Trabajo en derredor de la figura del licenciado Rafael Hernández Ochoa, el orgullo de Vega de Alatorre y hombre cercano al Presidente de la República, Lic. Luis Echeverría Álvarez. Me desempeñaba en ese entonces como Director de la Escuela Primaria Anexa y como catedrático de la ahora Benemérita Escuela Normal Veracruzana. Fue en ese tiempo cuando recibí la llamada telefónica del maestro y amigo Guillermo Héctor Zúñiga Martínez, para invitarme a la campaña del señor Rafael, en razón de que el colega era pieza clave de su grupo político en busca del voto ciudadano. Le expresé con claridad al cordial normalista vikingo que no aceptaba su amable propuesta, por razones personales y además porque tenía una tarea directiva bajo mi encomienda. Agregué que posteriormente, ya definido el proceso electoral, podríamos abordar el asunto de una posible colaboración.
Transcurrió el lapso correspondiente y ya en las postrimerías del mes de noviembre de 1974, nuevamente el futuro Director General de Educación Popular me citó para encargarme ciertas labores técnicas de cobertura estatal. Me vi precisado a deslindarme formalmente de la Dirección de la Primaria Anexa y a partir de diciembre me incorporé a una desconocida y febril aventura, con el reto medular de poner orden en la organización técnico – administrativa de los Centros de Iniciación Pedagógica (los CIP), ubicados en las localidades de Carrizal, Los Reyes y Acececa. Ahí empezó, en el naciente Departamento Técnico de la Subdirección de Educación Rural, una serie de acciones para configurar un anteproyecto de Plan de Estudios que permitiera la conformación idónea de docentes destinados al ámbito rural de la geografía veracruzana.
A continuación narro de manera concreta lo que se hizo, con el respaldo de un heroico y reducido equipo de apoyo, contando en todo momento con la confianza del director de la DGEP, para arribar a una respuesta institucional inmediata destinada a los inquietos adolescentes y jóvenes de tales planteles amorfos. Para precisar, es menester expresar que el nuevo Gobernador entendía la urgencia de reestructurar orgánicamente los CIP, toda vez que en dichas instituciones se estaba preparando de manera deficiente a los futuros profesores rurales y además sin oportunidad de obtener plazas otorgadas por la Federación o el Estado de Veracruz, ante la ausencia de un título profesional. Abundando más sobre el caso, con el establecimiento de la plaza única, no era justo ni congruente ofrecer la misma situación administrativa y salarial a un joven egresado de una Escuela Normal, con 4 años de estudios post-secundarios, que al escolar que cursaba propiamente 3 años de secundaria y 1 año de iniciación pedagógica.
En mi carácter de responsable del proyecto renovador  y con la venia de mi superior, estructuré un plan de trabajo general, que comprendía, entre otros, los siguientes rubros: Investigación de antecedentes y fundamentos de los CIP, conocimiento de su organización y funcionamiento, estudio de los planes de las escuelas normales rurales de la SEP, análisis del plan de estudios de la BENV, encuestamiento a alumnos y maestros de los CIP, obtención de un anteproyecto de plan de estudios y la realización de un seminario o congreso para enfocar críticamente y avalar, en su caso, el nuevo modelo curricular. Tanto la maestra Esther Olmos Castor, como mi amigo y contemporáneo docente Marcos Pérez Córdoba, así como un servidor, nos “lanzamos al ruedo” con fervor y entusiasmo para efectuar las acciones predeterminadas. Frenéticamente, a marchas forzadas, se trabajó durante 4 meses y medio. Se aplicaron encuestas, se elaboraron cuestionarios, se hicieron registros y gráficas, se diseñaron escalas estimativas y se formularon informes diversos; además, se llevaron a cabo investigaciones documentales y de campo, se analizaron los diversos planes de estudio de educación normal, sin dejar de lado las entrevistas, las visitas a dependencias e instituciones educativas y el diseño preliminar de una propuesta.
Como expresaba en la primera parte de este comentario, en el año de 1974 había varios jóvenes del medio rural que estaban estudiando en los Centros de Iniciación Pedagógica y su futuro era incierto, tanto en lo escolar como en lo laboral. Enterado el C. Gobernador, Lic. Rafael Hernández Ochoa de tal problema, le indicó al Director General de Educación Popular, Profr. Y Lic. Guillermo H. Zúñiga Martínez, atender a la brevedad dicho caso y ofrecer soluciones a esos muchachos. Ante ello el Departamento Técnico de la Subdirección de Educación Rural, bajo mi encomienda, trabajó a marchas forzadas y se logró un anteproyecto de modelo académico para ponerlo a la consideración y análisis, en una reunión o foro estatal de educadores. Fue en la localidad de Carrizal, del Municipio de Emiliano Zapata, donde se llevó a cabo el Seminario de Estudios Superiores de Educación Rural, del 22 al 25 de mayo de 1975, con la presencia de la máxima autoridad del Estado de Veracruz y la participación de autoridades educativas, maestros, especialistas, alumnos, invitados especiales y catedráticos normalistas y universitarios. En razón del espacio disponible, únicamente incorporaré generalidades de la fundamentación de ese plan de estudios de los CESER (Centros de Estudios Superiores de Educación Rural) Tal documento se estructuró bajo los siguientes apartados: Datos previos, consideraciones para un nuevo modelo, sustentación básica, áreas formativas, objetivos generales y particulares y mapa o estructura curricular. Dicho Plan se cursaría en 4 grados profesionales (8 semestres),  posteriores a los estudios del ciclo secundario.
Sobre el entendido de que los nuevos docentes deberían poseer una formación integral y disponer de las herramientas imprescindibles para superar los obstáculos de la dura realidad rural, se les otorgó mayor importancia, en ese instrumento académico, a las áreas de formación psicopedagógica, formación humanística y formación tecnológica – agropecuaria, sin dejar de considerar, complementariamente, la formación científica y la formación físico – artística. Puedo aseverar sobre el particular que durante 9 a 10 años estuvo en vigencia esa estructura curricular en las instituciones formadoras de docentes de Carrizal y Acececa, que sus egresados cumplieron cabalmente con su misión humanística y sociocultural. Muchos de ellos, con su documento recepcional como distintivo de superación, tocaron después las puertas   de instituciones superiores para cursar dignamente licenciaturas y postgrados de diversa índole.
Amerita destacarse que ese esfuerzo gubernamental e institucional desplegado en los años de 1974 y 1975 (durante aproximadamente 165 días), es uno de los últimos capítulos educacionales donde la entidad veracruzana pudo hacer valer su soberanía académica (formación normalista) ante la federación. Con el advenimiento de los planes de estudios normalistas de la SEP (de los años 80), otorgando el grado de licenciatura, se vigorizó aún más el centralismo del Altiplano, el cual como fenómeno requiere o demanda de un análisis serio y profundo por parte de los estudiosos y expertos de la materia. Tal proceder prepotente supone que la provincia está en la orfandad psicopedagógica y humanística y que sólo la Meseta del Anáhuac posee la verdad primigenia.
En mi interior y a la distancia cronológica todavía resuenan en mis oídos las vigorosas palabras del entonces gobernante Hernández Ochoa, cuando inauguró el Seminario de Estudios Superiores de Educación Rural: “… Por eso queremos crear maestros con mayor capacidad técnica, con mayor capacidad pedagógica; pero, sobre todo, con mayor conocimiento de los problemas nacionales, con mayor conocimiento de los problemas de Veracruz, con mayor profundidad en las necesidades del campo y con conciencia del deterioro brutal que estamos haciendo de nuestros recursos naturales… No queremos maestros elitistas. No queremos exquisitos de la pedagogía. Queremos y anhelamos maestros esforzados, formadores genuinos, seres positivos provenientes del medio rural…”