viernes, 7 de diciembre de 2012

FUNDACIÓN TRASCENDENTAL (30-II-1886) DE LA B. ESCUELA NORMAL VERACRUZANA “ENRÍQUE C. RÉBSAMEN”



Wilfrido Sánchez Márquez
Presidente de la Sección Veracruz de la
Academia Mexicana de la Educación, A. C.

El 14 de julio de 1789, el pueblo francés, cansado de la explotación y el menosprecio de que era objeto y de la miseria y marginación en la que vivía por obra y gracia de sus opresores (aristocracia, nobleza, clero y ejército) en un acto histórico de rebelión popular asaltó y tomó por la fuerza la fortaleza de “La Bastilla” símbolo del poder imperial. Este acontecimiento, marcó el inicio del derrumbe del régimen feudal, de la monarquía absolutista, del estado-iglesia y el surgimiento de un nuevo régimen social cuyos principios fueron: igualdad, libertad y fraternidad entre los ciudadanos, gobierno republicano,  separación entre la iglesia y el estado, garantías individuales, y educación popular, laica,  racional, gratuita y obligatoria.
La Revolución Francesa no fue solamente una revolución política; fue una revolución social en el más amplio sentido del término; afectó la vida religiosa, las instituciones económicas, los idearios de la educación. En su proceso destructivo y violento, fue creando las bases políticas de un nuevo concepto de instrucción pública…” (Historia General de la Pedagogía.-Francisco Larroyo.)
En aquel tiempo, Voltaire combatía directamente a la Iglesia y Condorcet decía: “Un pueblo educado por sacerdotes nunca puede ser libre”.
Al pasar la rectoría y el control de la educación de manos del clero a las del Estado, surgió de inmediato la necesidad de formar maestros preparados adecuadamente para cumplir con el mandato constitucional establecido por el nuevo régimen social, el nuevo estado de derecho emanado de la Asamblea Legislativa Revolucionaria.
Ante la urgencia de disponer de maestros para impartir la nueva educación como servicio público, el pedagogo revolucionario José Lakanal  formuló un proyecto de ley sobre educación que lleva su nombre, el que fue aprobado por el Congreso el 17 de marzo de 1794. La iniciativa más importante de esta ley fue la creación jurídica de las escuelas normales.  Sobre este particular se dijo a los asambleístas: “Al ser los primeros en decretar las escuelas normales, habéis querido crear con anticipación un gran número de  maestros capaces de ser los ejecutores de un plan que tiene por objeto la regeneración del entendimiento humano, en una república de veinticinco millones de hombres a quienes iguala la democracia”.
De este modo, surgen  las escuelas normales y el cuerpo de principios que las rigen: el normalismo. Ellas no solamente estaban destinadas para producir profesores o instructores; sino maestros para fines predeterminados por el nuevo régimen social, educar racionalmente a la niñez, promover la justicia social y fomentar la práctica de la democracia.
Antecedentes  de las escuelas normales mexicanas. Normales Lancasterianas.
“Las primeras escuelas “normales” en México fueron las llamadas lancasterianas; la primera de ellas fue creada en 1822 a iniciativa del periódico “El Sol”. La característica principal de su sistema de enseñanza –el mutuo- era la preparación de jóvenes alumnos como profesores (monitores).”
“En el estado de Veracruz, por decreto número 23 del 24 de julio de 1826, del gobernador Miguel Barragán, se dispuso “una escuela normal para formar maestros del arte lancasteriano”
Es conveniente dejar en claro que las escuelas “normales lancasterianas” nunca tuvieron relación con las escuelas normales originales surgidas de la Revolución Francesa y de   la  Ley Lakanal de 1794. 
En 1871,  “La Voz de la Instrucciónrevista editada por don Antonio P. Castilla, al hablar de las escuelas normales (lancasterianas) expresó: “Séanos permitido hacer algunas observaciones del estado que hoy guardan en la República los pocos y muy malos establecimientos, en lo general,  que existen de este género. Sin duda alguna, la palabra normal  ha sido y sigue siendo para muchas autoridades un nombre vano y sin sentido ni aplicación porque, considerada en su genuina significación, otras serían las escuelas normales en los Estados que las han iniciado….Las muy pocas que hemos tenido la oportunidad de conocer con este nombre, son una verdadera burla a esta institución; esencialmente nocivas a los Estados que las mantienen: mucho mejor sería no tener nada…”
Cuatro años después, Díaz Covarrubias al hablar de las normales existentes afirmó: “Este total de ocho Escuelas Normales que existen en la República, daría mejores frutos si su organización y su plan de enseñanza correspondiesen verdaderamente a su nombre; pero lejos de suceder así, sus condiciones de existencia y sus programas de estudio dejan mucho que desear…”

La Revolución de la Reforma y la educación liberal en México.
Lo que sucedió en Francia a fines del siglo XVIII se repitió en México 75 años después. No obstante que el pueblo mexicano  había  conquistado la Independencia Nacional (1810-1821), durante treinta años continuó existiendo en el país independiente,  el mismo régimen social prevaleciente durante la dominación española.
Con el fin de derrumbar la dictadura oprobiosa del Gral. Antonio López de Santa Anna, el 1º  de marzo de 1854, el pueblo mexicano inició en Ayutla, Gro., un movimiento revolucionario conducido por Don Juan Álvarez, cuyos postulados   fueron:  
Separación de la iglesia y el estado, gobierno federal republicano, libertades ciudadanas y garantías individuales, fin a los privilegios de clases y castas y educación pública, laica, racional, popular, gratuita y obligatoria.

La primera  escuela normal  en México con auténtico espíritu normalista.
Dos acontecimientos de la mayor importancia constituyeron el preámbulo de la fundación de la primera escuela normal mexicana con las características bien definidas de las normales surgidas de la Revolución Francesa.
Uno de ellos fue el Congreso Pedagógico de 1873 convocado por el Gobernador del Estado don Francisco Landero y Coss; y el otro, el proyecto de la Ley Orgánica de Instrucción Pública elaborado por dicho Congreso y convertido por la Legislatura del Estado en Ley Núm. 123 o “Ley Landero y Coss” el 1º de agosto del mismo año.  El  Art. 100 de este ordenamiento legal, a la letra dice: “Para la formación de buenos profesores de instrucción primaria se establecerá en el Estado una Escuela Normal, cuya organización será objeto de una ley especial”.
 Trece años después de haber sido expedida la Ley Landero y Coss, el Gobierno del Estado cumplió el compromiso contraído en el Art. 100.
“Fue en la Escuela Normal Primaria del Estado de Veracruz (1886).  Allí las ciencias pedagógicas y la práctica escolar, aunadas a los nuevos objetivos y los ideales liberales, recibieron amplia atención. Nuevos rumbos se abrieron para la educación normal del país; culminaron así, con Laubscher y con Rébsamen, los afanes entusiastas de quienes desde lustros atrás pugnaban por una auténtica reforma educativa en el país.”  (Ángel J. Hermida Ruiz)
El parentesco entre  las escuelas normales surgidas de la Revolución Francesa y la Normal Veracruzana  de 1886 lo estableció claramente y sin lugar a dudas el Gral. Juan de la Luz Enríquez, Gobernador de la Entidad, cuando  propuso, en el año de 1886, al H. Legislatura del Estado, la fundación de este centro formador de docentes:
Francia, en medio de su grandiosa revolución que produjo el nuevo derecho público, adoptó también el feliz pensamiento de las escuelas normales, y dentro del siglo actual (XIX), los demás países civilizados se apresuraron a erigirlas en su suelo,  procurando con empeñoso afán a mejorarlas progresivamente”.
La lucha por la escuela normal y el normalismo en el estado de Veracruz.
El maestro Octaviano Corro, en su libro “La Enseñanza Normal en Veracruz” nos dejó el siguiente testimonio: “Apenas iniciaba su fecunda tarea la Escuela Normal del Estado, cuando el elemento retardatario inició una ofensiva calumniosa,  ofensiva constante para desprestigiar al naciente centro de cultura; de hereje se tildaba al Gobernador; de impío al Director; pero a pesar de todo, la institución seguía su marcha firme en su credo liberal.”
El ilustre maestro veracruzano José Luis Melgarejo Vivanco expresó de manera contundente: “Los ataques contra la Normal, contra Enríquez, menudearon;…la  verdad histórica es que quien se puso a la cabeza de los ataques contra la Escuela Normal fue el clero, le siguieron los ricos, y en general, la reacción. A todo ello, el Gral. Enríquez dijo: “NO ME DESALIENTAN LOS ATAQUES DE LOS HOMBRES DE ESPÍRITU OPACADO QUE SE CONSIDERAN DAÑADOS POR LA ESCUELA NORMAL EN SUS PARTICULARES INTERESES; NI DE AQUELLOS ESPÍRITUS MEZQUINOS QUE VEN  EN LA PROPAGACIÓN DE LA ENSEÑANZA POPULAR LA PÉRDIDA DEL PREDOMINIO QUE HAN EJERCIDO TANTOS AÑOS, PREVALIDOS DEL OSCURANTISMO DE LAS MASAS.”
La lucha emprendida por la reacción conservadora llegó a ser muy enconada. Sobre este incidente, el maestro Manuel C. Tello, en su libro “La Obra Educativa de D. Enrique C. Rébsamen y sus Discípulos” relata: “La designación del pedagogo Enrique C. Rébsamen como Director de la Escuela Normal fue objetada desde luego por el H. Ayuntamiento de Jalapa, cuyos miembros expresaron su decisión de renunciar en masa si no era revocado el nombramiento extendido a favor de un extranjero de ideas liberales; y el general Enríquez manifestó su decisión de estar dispuesto a aceptar esas renuncias si así era necesario y que antes de modificar su determinación, apoyaría a Rébsamen y confiaría en él para implantar la reforma escolar a que aspiraba el Partido Liberal Mexicano.”
Los acontecimientos históricos mencionados, revelan que el normalismo mexicano y el veracruzano, desde sus orígenes, han sido objeto de los más malintencionados  y recalcitrantes ataques provenientes de los conservadores del siglo XIX; después, de los contrarrevolucionarios del siglo XX; y ahora a principios del Siglo XXI, del gobierno retardatario, neoliberal y testaferro del imperialismo internacional, con la complacencia y la complicidad de los dirigentes corruptos y corporativistas del gremio magisterial.


Xalapa, Ver., diciembre de 2012


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