martes, 9 de octubre de 2012

MARCELO RAMÍREZ RAMÍREZ, UN INTELECTUAL VERACRUZANO

Artículo publicado en el ejemplar 2 de octubre de 2010
Por Lisardo Enríquez L.
El 10 de noviembre próximo, el maestro Marcelo Ramírez Ramírez cumplirá setenta años de vida. Una vida dedicada a estudiar, a leer y a escribir. Originario de Ciudad Mendoza, antes pueblo fabril de Santa Rosa, llegó a Xalapa siendo adolescente y aquí completó sus estudios de secundaria, realizó los correspondientes a bachillerato, y cursó la carrera de pedagogía en la Universidad Veracruzana, cuando era rector el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán, con quien desde entonces estableció lazos de amistad. Desde muy joven impartió clases en la Escuela “Antonio María de Rivera” y en el “Colegio Preparatorio” de la Ciudad de Xalapa. En este último, estuvo muy cerca del Lic. Librado Basilio, el director, con quien compartió intereses intelectuales. Poco tiempo después estudió la carrera de filosofía en la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México.
Al finalizar los años sesenta del siglo pasado, Marcelo Ramírez y Abelardo Iparrea fueron a trabajar al Centro Coordinador Indigenista de San Cristóbal Las Casas, Chiapas. El primero estuvo tres meses y después fue a la Sierra Tarahumara de Chihuahua, donde completó el año. Al iniciarse la década de los setenta, ambos fueron invitados a colaborar con el Dr. Aguirre Beltrán, nombrado Subsecretario de Cultura Popular y Educación Extraescolar de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En los comienzos, el Dr. Aguirre Beltrán fue designado orador oficial para un acto que se realizó en el Hemiciclo  a Don Benito Juárez, en la Alameda Central del Distrito Federal. Al terminar su discurso, el Ing. Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación Pública, lo felicitó de manera efusiva, pero el doctor, auténtico como siempre fue, le dijo: “a quien tienes que felicitar es a mi secretario particular, porque él hizo el discurso”. Se trataba, por supuesto, del maestro Marcelo Ramírez, quien después fue uno de los asesores de Don Víctor, como le llamaban al Secretario sus colaboradores.
Entre otras actividades, en la SEP de esos años participó en la redacción de la Ley Federal de Educación que se publicó en 1973, ya derogada, y posteriormente fue designado director general de educación extraescolar en el medio urbano donde, aparte de la tarea propiamente educativa, se atendía directamente a las casas de estudiantes de provincia radicados en el Distrito Federal. Durante el breve tiempo que estuvo al frente de esa dependencia se publicaron once números de la revista “Presencia educativa”, dirigida por el también veracruzano Alejandro Domínguez Sánchez (q.e.p.d.). Hay una anécdota conocida sólo por quienes participaron en el viaje que se cita a continuación: El Ing. Bravo Ahuja lo nombró responsable de la delegación de funcionarios de la Secretaría que en una ocasión visitaron la hermana República de Cuba. Al encontrarse en un gimnasio donde se entrenaban los deportistas cubanos en el levantamiento de pesas, hubo un momento en el que pidió le permitieran hacer el intento de levantarlas, y las levantó, lo que provocó el aplauso de los isleños. La anécdota es importante porque él no ha sido un profesional del deporte, pero a título personal ha incursionado en diversas disciplinas que tienen relación con el ejercicio físico, y es un aficionado a los deportes olímpicos, al ciclismo, al box y al montañismo. Éste lo ha practicado, durante muchos años, particularmente en la región de Ciudad Mendoza, donde hay unas magníficas montañas.
Ha ocupado otros cargos en la administración educativa, especialmente en la Universidad Veracruzana, en lo que ahora es la Secretaría de Educación de Veracruz y en la Universidad de Xalapa. Fue director general de Instituto Veracruzano de Cultura. Ha sido diputado en tres ocasiones, y ha servido a su partido, el PRI, en diversas actividades. Ha sido maestro en escuelas de la Universidad Veracruzana, en la Escuela Normal Veracruzana y en la Escuela Normal Superior de México en el Distrito Federal. Actualmente es Rector del Centro Regional de Estudios Superiores “Paulo Freire”, cuya sede se localiza en la población de Rafael Lucio, antes San Miguel. En resumen, sus actividades han estado entre lo que es la administración pública, la investigación y la docencia. Ha escrito en periódicos y revistas y tiene varios libros publicados. Ha elaborado un número indeterminado de discursos e impartido numerosas conferencias. Sus escritos están relacionados con la educación, con la política, con situaciones que vienen de las vivencias y los recuerdos, con hechos y personajes de la historia, y con asuntos filosóficos, en particular sobre la existencia y los valores humanos. Este último tema, el de la existencia y los valores humanos, le ha preocupado siempre, pero es en su madurez que le ha dedicado mayor tiempo.
Su cercanía al Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán le ha permitido ser uno de los principales estudiosos de su obra. Las tesis expuestas por el notable antropólogo del indigenismo han sido motivo de artículos y ensayos por parte del maestro Marcelo. Cito solamente dos ejemplos.  Para la obra de Homenaje al científico social tlacotalpeño, que el Instituto Indigenista Interamericano publicó en 1973, escribió un ensayo titulado “Antropología Pedagógica de Gonzalo Aguirre Beltrán”, en el que da sus puntos de vista respecto a uno de los problemas fundamentales de nuestra nación, dice: “A nuestro modo de ver las cosas el indigenismo y por ende la educación intercultural, no se la pueden pasar sin un criterio que permita detectar los valores de las culturas indígenas, cuya conservación se estime pertinente para la consolidación de la cultura en que hallaremos nuestra verdadera identidad”(1). Sin duda una afirmación vigente todavía, porque hasta la fecha no se ha logrado encontrar una opción adecuada que impulse de manera cabal el desarrollo de las comunidades indígenas.
En otro texto titulado “Gonzalo Aguirre Beltrán: La verdad científica y política al servicio de la nación”, al destacar lo que es el indigenismo, analiza el objetivo de la actividad intelectual del doctor y dice: “La posición de nuestro autor podría tal vez sintetizarse en las siguientes proposiciones: si se busca la transformación de la sociedad, es indispensable la verdad científica para encontrar las técnicas adecuadas; es esencial la verdad política que moviliza el poder estatal al servicio del cambio y es perentoria la verdad moral, que quiere este cambio sobre la base del respeto a la dignidad humana y a la identidad cultural de las comunidades indígenas. Quedarse en la primera, en la verdad científica, es replegarse ante la realidad, retraerse en la labor del gabinete, para desde ahí condenar al mundo por ser como es. Eso no beneficia a nadie, ni siquiera al investigador, que se priva de someter sus hipótesis a la prueba de la experiencia. La teoría social pura no existe para nuestro autor y lo mejor que debe hacer el estudioso de la problemática social, es estar consciente de que su trabajo va a servir para consolidar un estado de cosas o para transformarlo. Lo político adquiere entonces su verdadero significado que es la voluntad de influir, de usar el poder del aparato estatal para apoyar e impulsar los cambios y superar las “situaciones indeseables” como gusta llamarlas Aguirre Beltrán”(2). Considero que estas palabras no requieren mayores comentarios, porque son muy claras. Solamente apuntaré que Don Gonzalo fue consecuente con estos preceptos a lo largo de su vida, como pocos.
La producción sistemática del maestro Marcelo Ramírez sobre temas filosóficos, en particular relacionados a la existencia y los valores humanos comienza, creo yo, con sus ensayos “El diálogo en su perspectiva existencial” y “Ética y Modernidad”, de los cuales citaré algunas de sus ideas. Dice al referirse al ser humano de estos tiempos: “Dentro de un marco reflexivo original de inspiración cristiana, el filósofo francés Gabriel Marcel establece la distinción que ha terminado por volverse clásica entre tener y ser como modos de existir del hombre. Marcel encuentra el predominio absoluto del tener, lo cual significa que el hombre ubica lo importante fuera de sí mismo, en las cosas y no en sus semejantes. De esta orientación de los intereses hacia la posesión y acumulación de bienes materiales, nace inevitablemente, según el pensador francés, un mundo instrumentalizado: todo es visto como medio, incluidas las personas, para alcanzar nuestros fines”. (3)
Para ubicarse en el contexto de la nueva antropología filosófica, respecto a la situación en la que se halla extraviado el ser humano, dice: “El programa de la moral del nuevo siglo es al mismo tiempo muy simple y muy difícil de realizar. Podría enunciarse en los siguientes términos: lograr que el hombre reconozca en el hombre a su igual”. (4) Al referirse a los fundamentos sobre el particular afirma: “La diferencia del enfoque antropológico con la ética tradicional, es el carácter existencial que adopta el primero, al tomar al hombre en su realidad concreta, inspirado por sus sueños, afectado por sus problemas, luchando por superarse, levantándose de sus caídas; en fin, creador y producto, simultáneamente, de su historia”. (5).
Es esta una concepción que el maestro Marcelo Ramírez sostiene, la cual evidencia ideas fundamentales de grandes pensadores del siglo XX, a las que suma las propias, así como sus convicciones en torno a la problemática central de la humanidad. En el primero de los ensayos descritos concluye: “Por caminos diferentes, aunque ambos parten de la subjetividad, Karl Jaspers y Martín Buber coinciden en la deshumanización de la sociedad industrial. Ambos insisten en el drama individual caracterizado por la soledad, la angustia y la frustración que derivan de la falta de sentido de la existencia en el mundo actual. En esta perspectiva la comunicación interpersonal adquiere especial relevancia, justamente por ser una de las cosas que se han perdido casi completamente en medio del tráfago de la vida dominada por la idea de lo instrumental”(6).
De lo anterior pasa a decirnos que “La condición humana seguirá siendo la misma y el vencerse a sí mismo, será, como creía Kierkegaard, la mayor victoria del hombre, aunque esta victoria no pueda ser nunca, ni total, ni definitiva. Es preciso, a pesar de todo, confiar a la obra educativa la tarea de desarrollar el potencial humano para la cooperación, el diálogo, la ayuda, la solidaridad, la simpatía, la compasión y el amor”(7). Con una última cita, retomo el tema con el cual se iniciaron estos comentarios sobre las aportaciones  del maestro, cuando se hacía referencia a las condiciones de nuestra nación. Dice: “México es, como se ha repetido infinidad de veces, moderno en la fachada, pero tras ella se esconden, aletargados en el tiempo inmemorial, muchos México que no acaban de fundirse en el crisol del mestizaje. La identidad nacional es todavía hoy una tarea pendiente; tarea con dificultades adicionales que nos llegan con la marea de la globalización económica y cultural”(8). Tarea también a la que en estos días se agregan otros males que nos están agobiando, los cuales esperemos no sean preludio de algo peor.
Para conocer con amplitud las aportaciones filosóficas, educativas y culturales del maestro Marcelo Ramírez, es necesario un estudio detallado de su trabajo publicado y de todo lo que él puede decir, así como lo que ya ha dicho en otros espacios y en otros momentos. Quede por ahora este apunte como una primera incursión en lo que es su pensamiento, como testimonio inobjetable de su función como filósofo y de su compromiso intelectual con la sociedad a la que pertenece.
Por otra parte, conviene no dejar al filósofo allá en las alturas de las abstracciones, nuestro pensador ha tenido siempre los pies bien asentados en la tierra, es un amante de los libros y un promotor natural de la lectura, es el maestro que guía, y es un hombre que todo el tiempo rinde culto a la amistad, es decir, es congruente entre el pensar y el hacer.
Referencias bibliográficas.
(1)   Ramírez, Ramírez Marcelo, Antropología pedagógica de Gonzalo Aguirre Beltrán, separata de Homenaje a Gonzalo Aguirre Beltrán, México, Instituto Indigenista Interamericano, 1973.
(2)   Ramírez, Ramírez Marcelo, Acercamientos a la democracia, Cambio XXI Fundación Veracruz, Xalapa, Veracruz, 1992, p.347.
(3)    Ramírez, Ramírez Marcelo, Los valores en la ciudad secular, H. LIX Legislatura del Congreso del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, Xalapa, Veracruz, febrero de 2003, pp.22-23.
(4)   Ibidem, pp.33-34.
(5)   Ibidem, p.34.
(6)   Ramírez, Ramírez Marcelo, Acercamientos a la democracia, Cambio XXI Fundación Veracruz, Xalapa, Veracruz, 1992, pp.302-303.
(7)   Ramírez, Ramírez Marcelo, Los valores en la ciudad secular, H. LIX Legislatura del Congreso del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, Xalapa, Veracruz, febrero de 2003, p.37.
(8)   Ramírez, Ramírez Marcelo, Temas sobre el sentido de la existencia, Centro Regional de Estudios Superiores “Paulo Freire”, Rafael Lucio, Veracruz, mayo de 2008, p.10.


  


  














 

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