viernes, 7 de septiembre de 2012

Los sueños, imágenes oníricas

Por  Olga Fernández Alejandre*

Y podrás conocerte recordando
del pasado soñar los turbios lienzos,
en este día triste en que caminas
con los ojos abiertos.
De toda la memoria, solo vale
el don preclaro de evocar los sueños.
Antonio Machado

      El sueño es un universo increíble; una dimensión desconocida, una aventura o un suceso extraordinario que hace aparecer la obra más exquisita de ciencia–ficción en un pobre remedo de lo que es el mundo del sueño, en donde las cosas más absurdas se convierten en naturales.
      Dentro de esos límites podemos desdoblarnos, multiplicarnos, y lo increíble toma visos de realidad. Hasta viajamos a lugares nunca vistos o paisajes tenebrosos y terroríficos, ya que finalmente todo se vale dentro de un sueño.
      Cuando más nos adentramos en los brazos de Morfeo más extraordinarios se nos antojan los seres o cosas que lo pueblan. Porque la consecuencia del sueño es soñar. El profesor R. L. Müller, ve la causa de soñar igual a un acumulador que se descarga por la fatiga  y vuelve a cargarse durante el sueño.
      El doctor soviético Iván Petrovich Pávlov premio Nobel de Medicina, después de hacer varios experimentos con perros, llegó a la conclusión que los animales más descansados se dormían rápidamente al oír un sonido repetitivo. Los humanos estamos sujetos al mismo fenómeno, aunque nos levantemos en buena forma de la cama pero; si oímos el tic-tac del reloj, el traqueteo uniforme al pasar un tren o el tamborileo de la lluvia sobre los cristales, nos volvemos a dormir.
      Sin embargo, no logró descubrir la zona cerebral donde se realiza este fenómeno, sino que fue el profesor Giuseppe Moruzzi en la (semana neurofisiológica, París 1958) ahí anunció que se encontraba dicha zona en el centro del cerebro y sus investigaciones dieron por conclusión, que una canción de cuna es por excelencia, el somnífero más poderoso. Sobretodo al trabajar con niños.
      Con todo esto, el mapa de los sueños sigue siendo un misterio y hasta nuestros días aun hay regiones todavía sin explorar.
      Con el paso del tiempo el mundo científico lo consideró como mera superchería.
      Fue precisamente dentro del mundo de la ciencia, que un médico restituyó al sueño como manantial de saber. Sí, me refiero al padre del psicoanálisis (Sigmud Freud) ni más ni menos encontró  en las imágenes nocturnas, un significado oculto de suma importancia para el entendimiento del espíritu; permitiendo recuperar las emociones reprimidas de la psique de un individuo en el subconsciente.
      La tradición esotérica después de haber sido minimizada, por increíble que parezca fue retomada por el sicoanalista, ya que los sueños son fuente de sabiduría.
      Según palabras de Freud los sueños eran “La vía regia de acceso al subconsciente”.
      Pero, también esas representaciones oscuras y abstractas, encierran todo un simbolismo y es necesario para descifrar este lenguaje; estudiarlo y aprender su significado.
      El padre del psicoanálisis decía: “Para mi asombro descubrí un día que la concepción médica del sueño, no era la más popular, sino la superstición, lo más cercano a la verdad”.
      Él descubre que los sueños tienen un sentido pero no el trascendental, espiritual y glorioso que le daban los hombres de la antigüedad y los maestros de las ciencias herméticas, sino por el contrario se trata de mensajes reprimidos por la cultura, la moral y la ética impuesta al individuo dentro de una sociedad.
      Quizá uno de los grandes errores de Freud en el análisis de los sueños, haya sido atribuirle todo a los instintos sexuales.
      Es muy cierto que desde los años sesenta del siglo pasado, el mundo se enfrentaba a una carrera desenfrenada hacia el placer. Los jóvenes de ese entonces tildaban a las generaciones anteriores de hipócritas, pues trataban de ocultar lo que tanto deseaban.
      En la época en que Freud descubre el psicoanálisis, interpreta la historia de Edipo al pie de la letra y pudo constatar que muchos de sus pacientes viven este complejo e inventa el famoso (Complejo de Edipo) según el cual este legendario griego desde la adolescencia siente atracción por su madre y quiere tener relaciones sexuales con ella. Y deseos homicidas con su padre.
      Así, terminó Freud de relacionar todos los símbolos oníricos a los órganos sexuales Ejemplo: Soñar con una campana es el órgano femenino, el campanario de una iglesia indiscutiblemente era el falo masculino etcétera. ¿Cómo llegó a convertir los sueños en una sucesión de visiones sexuales? Sus pacientes colaboraron en gran medida para que así, fuese.
      Con el tiempo el psicoanalista Paul Diel lo desmiente y nos dice: “La madre edipiana de la historia es la madre tierra, con todos los frutos y placeres materiales que pueden sacarse de ella. El padre es la fuerza espiritual.”
      Ha estas alturas nos seguimos preguntando, ¿qué son los sueños?, ¿de qué elementos están compuestos? A través del tiempo la humanidad se ha hecho estas preguntas teniendo diferentes respuestas:
      Por un lado, el mundo científico lo racionaliza y lo ve como una producción onírica, a la que no hay que atribuirle nada especial, sino únicamente impulsos eléctricos que se dan a nivel celular.
      Por el otro, al sueño se le dota de sentido, más allá de lo comprensible y a partir de determinadas señales, sus significados son más profundos.
      En este amplio abanico se agrupan, desde el esoterismo hasta el Psicoanálisis donde el sueño se toma como un conjunto de imágenes, que en otros tiempos solo estaban reservados para unas cuantas personas que hacían adivinaciones a través de él.
      Antiguamente y en algunas civilizaciones, no por ser sueños dejaban de ser menos reales. Se creía que eran mensajes de los Dioses, y estaban supeditados a los designios divinos.
      Los sueños fueron los guías de la humanidad en sus primeros pasos por la tierra. Ya en la Biblia aparecen como el motor fundamental de toda actividad; como el famoso sueño del faraón egipcio que interpretara José, (hijo de Jacob, que fue vendido por sus hermanos), donde aparecían siete vacas gordas y siete vacas flacas, permitió que el pueblo egipcio subsistiera en un periodo de sequía y penurias. El faraón lo premió y permitió según la Biblia que las doce tribus de Israel se trasladaran a Egipto sentando las bases de su futura esclavitud. Los sueños en la Biblia, fueron inspiradores de la política, la economía y hasta la guerra.
      Griegos y romanos encontraron en los sueños mensajes ocultos del futuro e información de los hechos del porvenir. En Grecia; tanto reyes como senadores, mercaderes, soldados y gente común y corriente acudían, a la ciudad de Delfos para que sus sueños fueran correctamente interpretados.
      En la edad media se concibieron muchas veces como productos demoníacos que conducían al mal.
      Incluso hay sueños que pueden ser premonitorios. El emperador Constantino, soñó antes de la batalla de Bizancio que una gran fiera cruzaba el cielo. El lo interpretó como un gran augurio y como signo de triunfo; el resultado fue que instituyó la religión cristiana en todo el Imperio romano.
      José Luís Borges afirmaba: “Nosotros no somos más que imágenes efímeras, vistas como una realidad superior a la realidad misma”.
      Carl Jung en el libro “Memorias, sueños, reflexiones”. Expone la teoría de que los sueños oníricos son una reserva de imágenes arquetípicas universales, que no son creaciones individuales como pretenden algunos estudiosos, sino productos de la humanidad desde principios de los tiempos.
      En esa época las sociedades se dejaban guiar por los diferentes rangos que pueblan el mundo de los sueños. El antropólogo Lucien Levy-Bruhl en su libro, “La Mentalidad Primitiva” aseveraba: “Para la mentalidad primitiva el mundo visible e invisible forman un todo, el sueño les trae datos que para ellos valen tanto, si no más, que las percepciones obtenidas durante la vigilia. Para ellos los dos mundos forman parte igual de sus experiencias”.
      Las tribus primitivas que existen al día de hoy en: La zona amazónica del Brasil, en el África ecuatorial, en Nueva Zelanda o Australia; su autoconciencia nada hace sin el consentimiento de los sueños.
      Para estas personas los sueños son considerados como hechos absolutos y ciertos, que ocurren en otro plano de la realidad.
      El antropólogo inglés Charles Wright, en 1937 constató un hecho en una tribu africana swahili.
      Un hombre estaba por ser decapitado ante toda su tribu, pues había tenido una falta grave al soñar que; había asesinado a un hombre que se acostaba con su mujer y la hacía gozar, luego fue a su propia casa y mató a su mujer. El antropólogo inglés muy preocupado pregunto al intérprete, ¿los asesino realmente? Él, le respondió: Claro que no, solo fue un sueño pero al mismo tiempo fue un hecho real y tiene que pagar por su culpa.
      En un texto que data del siglo XIX, lord Williams River, relata algo semejante:
      En otra tribu  una mujer muy joven, se auto flagelaba hasta sacarse sangre y le ordenó al interprete que en su nombre detuviera a la joven, pero este le contestó: Si yo la detengo tendré el mismo castigo que ella, pues está lavando su culpa por haber soñado que tenía relaciones con un hombre, siendo que es una virgen dedicada a los Dioses.
      También nos preguntamos, ¿para qué sirven los sueños? Estos son indispensables, para el equilibrio mental y psicológico; es como una especie de balancín que nos mantiene en la cuerda floja del equilibrio mental. La falta de sueño puede conducir a trastornos efectivos o mentales, con todos los desastres que esto acarrea.
      Si una persona no duerme lo suficiente o su sueño es interrumpido constantemente en la etapa en que está soñando, (tenemos como mínimo cinco sueños por noche) llega a tal desequilibrio que se desata la locura y finalmente sobreviene la muerte. Se ha comprobado que el hombre a través de los sueños puede descargar sus deseos inconfesables, sus frustraciones, sus temores y sus complejos. Sin esta válvula de escape, la falta del equilibrio psíquico se haría pedazos.
      Fue Artimodoro de Éfeso un literato griego que vivió en el siglo II d. C. Quien escribió la primera *Cábala de los sueños* llamada (Oneirokritiká) es decir: Interpretación de los sueños. Posteriormente los egipcios y mas tarde los gitanos le hicieron cambios y anexos que complicaron un tanto su interpretación.
      Algunas personas caminan en sueños, llamado sonambulismo; se trata de un sueño en movimiento. Dicen los estudiosos del tema que es una especie de auxiliar del subconsciente que induce a ciertos sujetos a realizar algunas tareas, que de ninguna manera harían estando despiertos. Hay dos clases de sonámbulos: Los que se limitan a abrir puertas o ventanas, hablar dormidos, o de ambular por su casa y los que hacen determinados equilibrios; en el filo de una cornisa, escalan varios metros de altura o caminan tranquilamente esquivando coches en la madrugada etcétera. ¿Por qué razón estas personas que vagabundean en la noche, parecen escapar de los peligros? Aun en la actualidad a ciencia cierta no se sabe muy bien el mecanismo de porqué una persona aparentemente normal es sonámbula, ya que ningún experto ha llegado aclarar el misterio del sonambulismo.
      Aparte de las imágenes oníricas las personas tenemos otras clases de sueños, ya que en su exaltada carrera hacia el progreso, la humanidad se olvidó de soñar. La fantasía y la ilusión, es un estado a donde viaja el espíritu para buscar la realización de sus ambiciones o aspiraciones. Desgraciadamente en la actualidad ya no tenemos esas quimeras de cuando éramos niños y fantaseábamos convirtiendo la realidad en un mundo diferente y nos convertíamos en héroes capaces de vencer a: Dragones, monstruos, o seres diabólicos, o convivíamos con gnomos, hadas y elfos. Todo prácticamente se ha perdido, pues el mundo de hoy con tanta tecnología y televisión ya no estimula la mente de los niños.
      Sin embargo cuantos: Pensadores, artistas, filósofos y hasta hombres de ciencia han soñado o fantaseado, pensando que de los grandes sueños vienen las grandes realizaciones. Porque el soñar no cuesta nada.
      Cuantos hombres después de un sueño, ¿han compuesto sinfonías bellísimas o escritos novelas de éxito o descubierto inventos maravillosos?
      Las personas nos pasamos durmiendo la tercera parte de nuestra vida y la mitad de ese tiempo la pasamos produciendo imágenes oníricas, de ahí, que la necesidad de soñar nos sirva de catarsis y el propósito al interpretar los sueños, sea tratar de entender lo que nos dice el subconsciente, para controlar aunque sea en una mínima parte nuestras vidas.
      Edgar Allan Poe aseveraba: “Todo lo que vemos, no es más que un sueño dentro de otro sueño”.
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1 comentario:

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