viernes, 7 de septiembre de 2012

Algunos humanistas del siglo XVIII

Por: Raúl Hernández Viveros
En 1985, la Universidad Veracruzana, dentro de la colección Rescate incluyó la Historia antigua de México, de  Francisco Javier Clavijero (Facsímil edición Ackermann 1826), con prólogo de Miguel León Portilla. Al año siguiente, la colección Biblioteca, editó la traducción a cargo de María del Rosario Rodríguez y Alberto Guaraldo, del libro Cultura indígena e integración nacional, de Giovanni Marchetti. Obras fundamentales para el conocimiento de nuestros orígenes, y que valdría la pena volver a reeditar por sus importantes aportaciones al pensamiento de nuestra nación.
            Clavijero fue el primer etnógrafo de la sociedad vinculada con los altos jerarcas  en la interacción para describir las costumbres, y los procesos culturales prehispánicos. Algunas citas: “A los toltecas los acabó el hambre y la enfermedad, luego de sequías y desastres naturales”. “El motivo que tuvieron los chichimecas para abandonar su patria es incierto. El último rey había dejado el gobierno dividido entre sus dos hijos Achcauhtli y Xoloc. Este, o disgustado, como es natural, de compartir con otro su autoridad o reconociendo que los montes de aquel reino no bastaban para proveer de sustento a sus habitantes, determinó remediar la necesidad.”
También informó que: “Por lo que mira a las demás naciones que se fueron asentando en el territorio de Anáhuac, es increíble la variedad y confusión de los historiadores sobre su origen, su número y el tiempo en que arribaron. El grande y prolijo estudio que he tenido para indagar la verdad sólo me ha servido a aumentar la incertidumbre, y a hacerme perder del todo la esperanza de que algún día se sepa lo que hasta ahora se ha ignorado”.
Se basó en Juan de Torquemada, con su Monarquía Indiana, y en la crónica de Ixtlilxóchitl, nacido mestizo entre los años 1568 y 1580, Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, tataranieto de Nezahualcoyotl. Distinguido alumno del Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, fundado por órdenes  Juan de Zumárraga.  Gonzalo Aguirre Beltrán, en 1976, ofreció la Antología de Francisco Xavier Clavijero, con su estudio introductorio y selección, en la colección septentas. Clavijero nació en el puerto de Veracruz el 9 de septiembre de 1731, y murió el 2 de abril de 1787. Representó  uno de los más importantes humanistas del siglo XVIII.
Octavio Castro López señaló que: “Después del Renacimiento, de la reforma religiosa y del triunfo del pensamiento de Descartes, los hombres del siglo XVIII se dispusieron a examinar todas las cuestiones sin reserva alguna: se discutieron los principios de las ciencias y las bases de la religión revelada, los problemas del gusto en las artes, el fundamento tanto de la moral como de la política. Aquellos hombres compartían una creencia en la unidad y en el carácter invariable con la razón: que ésta, es la misma para todos los sujetos con capacidad de pensar, para todas las naciones, para todas las épocas y para todas las culturas.”
En 1767, Carlos III decretó la expulsión de los jesuitas de todos los territorios de la Corona. Clavijero vivió, se fue a Italia. Su Historia Antigua de México, el año de 1780 apareció escrita en italiano, y se tradujo al francés y al alemán. La dedicó a la Universidad Pontificia. Sobre el techo de la entrada principal a la Universidad de Bolonia, fundada en 1088, destaca, eternamente, el nombre de este ilustre veracruzano.
Un ilustre veracruzano
Francisco Javier Alegre nació el 12 de noviembre de 1729 en el puerto de Veracruz,  y murió en  Bolonia, Italia, el 16 de agosto de 1788. Este ilustre veracruzano fue  historiador, geógrafo, traductor, y creador de obras de gran interés sobre diversos temas. Latinista y experto en la cultura antigua y medieval. También estudió los idiomas griego, hebreo, francés, italiano, y  náhuatl. Escribió la Historia de la provincia de la Compañía de Jesús de Nueva España, agrupación iniciada en el siglo XVII por Francisco de Florencia.
Fue expulsado en 1767, y en Bolonia, escribió sus obras; dio a conocer su versión de Arte poética, de Nicolás Boileau. Ofreció la versión latina de la Iliada, y escribió su poema titulado Alejandriada. También  realizó el estudio sobre las Instituciones teológicas. Es importante reflexionar sobre algunas de sus propuestas. Por ejemplo,  sobre el “Origen de la autoridad”, en donde destacaba que “la autoridad civil no viene inmediatamente de Dios a los gobernantes sino mediante la comunidad”.
También destacó su reflexión sobre “El comercio de esclavos negros”. De sus memorias fueron importantes las descripciones acerca de la ciudad de México, en las cuales señaló el establecimiento en 1559 del Tribunal de la Inquisición, así como también de la Universidad.
Francisco Javier Alegre escribió sobre el último rey de Michoacán que fue quemado vivo para que entregara sus tesoros.  Se refirió al terror de las armas “como se pretende introducir en los salvajes, no se aprenden bien con ejemplos de tiranía”. Ofreció su versión sobre la rebelión victoriosa de los negros que en 1609 dispusieron servir en defensa de España, y se les permitió fundar la población de San Lorenzo. Hizo un reconocimiento al padre Eusebio Francisco Quino, quien predicó en California.
Desde luego su trabajo  de investigación sobre “La expulsión de los jesuitas” quedó como un testimonio de la persecución de que fueron objeto estos misioneros intelectuales por el delito de promover la educación y la cultura en México. Francisco Javier Alegre escribió que: “A la mitad de junio de 1769 se supo haber llegado a los señores virrey y visitador pliegos misteriosos de la Corte, en cuya virtud se despachaban comisarios con despachos secretos, que no debían abrirse hasta tal o tal parte, conforme a los destinos de cada uno.”
Gabriel Méndez Plancarte en la introducción al libro Humanistas del siglo XVIII, señaló que: “Un dómine enjuto de  carnes y de mollera, fosilizado en la árida disección de lenguas muertas, momificado en la adoración de la antigüedad, preso en la tupida red de las minucias gramaticales y de las figuras retóricas, acartonado y estéril como todo lo que huye del sol y del libre juego de la vida innumerable…” Para describir exactamente la figura de Francisco Javier Alegre, y de los demás prosistas representantes del humanismo jesuita.   
José Luis Maneiro: Un sabio veracruzano
Juan Luis Maneiro nació el 22 de febrero de 1744 en Veracruz, murió en la ciudad de México el 16 de noviembre de 1802. Recibió  honores en la iglesia de San Sebastian, en donde fue sepultado. Este importante veracruzano humanista, también poeta y biógrafo,  ingresó en la Compañía de Jesús en 1759. Lo expulsaron al destierro con los jesuitas en 1767.
Estudió filosofía en el Real y más Antiguo Colegio de San Ildefonso de la ciudad de México. Lugar que le permitió entrar en contacto con los jesuitas, hecho que lo motivó a ingresar a la compañía en 1759. Contando con veintitrés años de edad en 1767 fue desterrado. En Italia se ordenó sacerdote, en 1769. Regresó a la Nueva España en 1799.
Escribió la fundamental investigación De vitis. Se trata de treinta y ocho biografías de personajes mexicanos del siglo XVIII. "Vida de Algunos Mexicanos Ilustres". A través del latín. De Vitis aliquot Mexicanorum Aliorumque qui sive virtute, sive litteris Mexici, editado en Bolonia Ex Typographia Laeli a Vulpe, entre 1791 y 1793, en tres volúmenes. Describió biografías de los demás jesuitas exiliados a Italia.
Fueron notables sus líneas dedicadas a Francisco Xavier Clavijero. De algunos de esos fragmentos, Gabriel Méndez Plancarte hizo la traducción. Por lo cual existe la posibilidad de recrear algunos pasajes biográficos de Maneiro sobre Clavijero. Por ejemplo el reconocimiento hacia los estudios históricos: “Esas mismas circunstancias fueron, sin duda, las que sembraron y nutrieron en su ánimo agradecido aquella constante benevolencia hacia los indígenas, lo que lo impulsó aquella constante benevolencia hacia los indígenas que lo impulsó ciertamente a consagrar su labor y la elegancia de su pluma a salvar del olvido los fastos de su historia”.
También reconoció que Clavijero: “Complacíase admirablemente en la cultura de los escritores españoles más sobresalientes por su ingenio y doctrina, por la prudencia de juicio y por la perfección de la lengua nativa.” Destacó Maneiro el papel histórico de Clavijero: “De cuanta responsabilidad era tal puesto ya que de dicho prefecto dependía en gran parte el porvenir de la nación mexicana”.     
Se debe mencionar que en 1988, la UNAM por medio de su instituto de Investigaciones Filológicas en su cuaderno #24 de Estudios Clásicos publicó por vez primera la traducción completa de Vidas de algunos mexicanos ilustres, al español realizada por Alberto Valenzuela Rodarte y tuvo el tino de incorporar tres biografías que se encontraban sueltas la de Miguel Gutiérrez, Pedro Malo y Antonio López Portillo. De esta importante edición se imprimieron 2000 ejemplares. 
Desde la lejanía del tiempo  todavía  puede sentirse la tristeza por la distancia del destierro. Los versos siguientes de Juan Luis Maneiro ofrecen el amor por el lugar de origen. “Tiene la patria no sé qué dulzura / que siempre gira el corazón por ella, /  sin hallar otro bien en su amargura /  ni en sus viajes ideales otra estrella…” “quisiéramos morir bajo aquel cielo / que influyó tanto a nuestro ser humano”. Es importante reconocer las investigaciones de varios fragmentos que fueron encontrados y traducidos por Gabriel Méndez Plancarte, escritos por el sabio veracruzano  Juan Luis Maneiro.
El Renacimiento en la Nueva España
Entre los humanistas que impulsaron el impacto del Renacimiento en la Nueva España, destacó Rafael Landívar (Guatemala, 1731-Italia, 1793); quien, aunque nacido en Guatemala, se educó y vivió en México. Fue autor de la célebre Rusticatio Mexicana. Recordó su lugar de nacimiento con bastante nostalgia: “Tú el encanto y origen de mi vida. / A ¡Cuánto, tierra bendita, se regala /  el ánimo evocando de tu suelo / las prendas todas, de natura gala! / Me acuerdo de tu clima y de tu cielo, / a tus fuentes me asomo, y se pasea / por tus henchidas calles  / A ¡ay! mi anhelo. / En tus templos mi vista se recrea…”
Agustín Castro, (1728-1790) notable orador; encargado de la imprenta de San Ildefonso, tradujo y difundió el Novum Organum, de Bacon.  Francisco Javier Lazcano. (1712-1767), nació en Puebla de los Ángeles, el 22 de octubre de 1702. Estudió humanidades y filosofía en el Colegio Carolino, bachiller en artes; ingresó en la Compañía de Jesús el 22 de octubre de 1717, cursó estudios eclesiásticos en el seminario de Tepozotlán. Docente en el colegio de San Pedro y San Pablo de México, en el de San Ildefonso de Puebla, y teología en el Colegio Máximo. Falleció en la capital mexicana el 13 de mayo de 1762.
Diego José Abad, nació en la Hacienda de La Lagunita, Jiquilpan, el 1 de junio de 1727, y falleció el 30 de septiembre de 1779, teólogo, poeta y escritor mexicano. Estudió filosofía en el Colegio de San Ildefonso en la ciudad de México. Ingresó en la Compañía de Jesús, el 24 de julio de 1741. Fue director del Colegio de Querétaro.
Fueron algunos intelectuales y poetas humanistas, miembros de la Compañía de Jesús. Se  construyeron una treintena de hermosos edificios. Este Renacimiento se derrumbó a la mitad del siglo XVIII. Los Borbones de Portugal, España y Francia desterraron de sus dominios en el Nuevo Mundo a los jesuitas. Carlos III, por conducto del Virrey marqués de Croix, los desterró; embarcándolos en Veracruz en 25 de junio de 1767 rumbo a Italia. La mayoría de los expulsados sobrevivieron bajo la pobreza en Bolonia, y otras ciudades italianas, pero lejos de México escribieron algunas de sus aportaciones intelectuales. 
Ignacio Osorio Romero, en su libro Colegios y profesores jesuitas que enseñaron latín en la Nueva España (1572-1767), destacó que: “Así terminaron  195 años de intenso  trabajo en Nueva España durante los cuales los hijos de San Ignacio  se convirtieron en los educadores de los criollos, la capa dirigente colonial; en cristianizadotes de las extensas provincias del noroeste de México; atesoraron grandes riquezas urbanas y rurales y devinieron en la orden más importante en el campo intelectual y material durante la época colonial.”
También señaló que: “En total, los jesuitas tuvieron en el territorio de la Nueva España, Chiapas, y Yucatán 30 colegios, 3 casas, un hospicio y 102 misiones. Su sistema educativo comprendía las escuelas de las primeras letras para indios y criollos…” Cuando los jesuitas llegaron a la ciudad de Puebla fundaron varios colegios de enseñanza. Uno de ellos fue el del Espíritu Santo.
Anexo a estos edificios se encontraba el Colegio Civil. La construcción abarcó tres grandes patios de diversas dimensiones, destaca el más antiguo, llamado El Carolino, donde sobresalen los salones conocidos como El Paraninfo, el salón de actos del antiguo colegio que conserva una bella sillería de marquetería, y el Barroco, donde estuviera la antigua capilla doméstica del colegio, que conserva las bellas yeserías del techo realizadas en la segunda mitad del siglo XVII. Desde 1825 forma parte del patrimonio nacional, y en 1937 se convirtió en la sede de la Universidad Autónoma.







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